#MAKMAArte
Colección Municipal de Arte del Ayuntamiento de Alicante
Últimas adquisiciones
Aurelia Masanet, Aurelio Ayela, Jesús Zuazo, Antonio Alcaraz, Luisa Pastor, Susana Guerrero, Miguel Bañuls, Ana Esteve Reig, Daniel García Andújar y el colectivo O.R.G.I.A
Sala Municipal de exposiciones La Lonja del Pescado
Av. del Almte. Julio Guillén Tato, Alicante
Hasta el 4 de septiembre de 2022
A finales del pasado 2021, se anunciaban las diez obras adquiridas por parte del Ayuntamiento de Alicante y que pasarían a estar incluidas en la Colección Municipal. Un conjunto de obras cuyo comienzo se sitúa en el siglo XVIII, con lienzos barrocos que adornan algunas estancias del edificio municipal.
Tras más de veinte años sin realizar ninguna adquisición, la noticia era analizada desde los distintos ángulos que caracterizan el ámbito cultural. El análisis crítico consensuado es, sin duda, que una colección con vacíos temporales resulta problemática si lo analizamos desde la perspectiva de futuro.
Por ello, comisión técnica y otros agentes culturales de la ciudad, como son Rosa Mª Castells o Pilar Tébar, declaraban sobre la necesidad de hacer un esfuerzo para lograr la continuidad en el tiempo de estas acciones.
Los criterios de selección fueron los comunes: a través de una convocatoria pública, se seleccionaron artistas alicantinos o bien cuya trayectoria y producción estuviera ligada a la ciudad. Durante este verano y hasta el 4 de septiembre, podemos disfrutar en la Sala Municipal de exposiciones La Lonja del Pescado del resultado de estas (más que necesarias) adquisiciones. Como bien demuestran los nombres que podemos observar, el arte alicantino resuena en el panorama internacional y ahí radica la clave de ese interés que debe mostrar la institución pública por apoyar, a través de sus fondos, el panorama artístico local.
El recorrido, conciso pero rico en contenido, comienza con la obra de Aurelia Masanet. La conocida alcoyana presenta ‘Colección de silencios I’, una pieza significativa, ya que recoge en cierto modo su relación temprana con lo textil que ha marcado una larga trayectoria. El papel de seda resalta el monocromo, un negro apabullante. Su textura brillante recrea una especie de paisaje visual pero también auditivo, como bien nos recuerda esa palabra silencio, que se deja entrever en el título.
Aurelio Ayela también utiliza el negro para recrear una gran figura en forma de estrella. Con su ya característica forma de atrapar al espectador mediante el juego, con ‘Un rayo en una caja’ propone una imposibilidad que él ha hecho real. Atrapa una ilusión y la desgrana para mostrarla, en gran tamaño, a aquel que quiera atreverse.
El componente pictórico puede rastrearse en la obra ‘Children Corner’, de Jesús Zuazo. Zuazo agrupa en su producción una vasta exploración de las posibilidades pictóricas, tanto figurativas como abstractas. En este ‘Children Corner’ los recortes y el grafito ayudan a imaginarnos un espacio lleno de posibilidades.
Un espacio que se expande y se hace reconocible con ‘Tabacalera II. Alicante’, de Antonio Alcaraz. Esta obra nos transporta al patrimonio industrial, a esos lugares que en el pasado fueron sinónimos de progreso. Alcaraz se adentra en la documentación del espacio, fotografía y compone añadiendo materiales, como el hierro, que remite directamente a la estructura. Una manera distinta de mostrar el espacio, una arquitectura especial que siempre encierra una historia detrás y que el artista investiga con el objetivo de expandir su significado.
La alicantina Luisa Pastor aprovecha siempre la delicadeza del material para entretejer diferentes narrativas; así, explora esa capacidad de la palabra, el peso que la palabra impresa o rasgada posee y que bien puede verse en las obras que presenta, todas dentro de la serie ‘Deconstrucción en papel’.
Desde estas piezas de Pastor que ya nos encaminan hacia la tridimensionalidad, llegamos hasta los trabajos escultóricos. El color y materiales que suele usar Susana Guerrero se reconocen así en la sala. En ‘El vigor de los cabellos de medusa’ se resume muy bien parte de sus procesos investigadores casi místicos. Esta cerámica forma parte de la serie de ‘Las Decapitadas’, una de las más conocidas de la artista y por la que no solo cuestiona la figura de la mujer en la mitología tradicional, sino también en la actualidad.
‘Sonata naranja; movimiento azul’, de Miguel Bañuls, es el movimiento haciéndose real a través del color y la geometría de una forma inesperada. Esta obra de tipo op art ejemplifica la trayectoria y formación de este artista en continúa búsqueda de las posibilidades del espacio.
A partir de este momento, la muestra se torna hacia los nuevos medios y hacia lo instalativo con artistas como Ana Esteve Reig, Daniel García Andújar y el colectivo O.R.G.I.A captando así la atención del espectador y fomentando que todas las disciplinas estén recogidas en la colección.
De la videoartista Ana Esteve, alicantina afincada en Madrid, se seleccionó ‘La pantalla mágica’, una pieza donde mediante el humor y la crítica velada se nos presenta un falso video promocional de la Ciudad de la Luz, los estudios de cine alicantinos. Esta pieza habla de esos no-lugares, casi de ficción, y de la influencia del cine y sus procesos en la actualidad.
A continuación, una gran caja de luz muestra, a modo de sarcófago, ‘La faraona’, obra del colectivo O.R.G.I.A, compuesto por Beatriz Higón, Carmen Muriana y Tatiana Sentamans. Este grupo lleva desde 2001 investigando sobre cuestiones feministas y queer por lo que, mediante esta obra, se cubre la fundamental parte de la práctica artística que trata de enfatizar en su discurso los movimientos sociales que nos rodean. Desde una perspectiva histórica y tomando como base la multidisciplinariedad de la técnica, crean proyectos donde se cuestiona el género, los roles y toda la cultura visual en general.
Por último, podemos disfrutar de ‘Distancia social’, de Daniel García-Andújar, uno de los artistas con mayor internacionalidad de nuestra provincia. Se trata de una serie compuesta por piezas gráficas y un video. Andújar recrea a través de la figura y la animación, con un fuerte predominio del dibujo, situaciones y escenas que nos remiten a la pandemia. Soledad, frustración, violencia y deshumanización, son algunas de las emociones que se dejan entrever en sus personajes, a veces torpes y anónimos, que surgen en la pantalla.
Así, cierra esta exposición donde artistas de diversa índole comparten espacio para mostrar que la creación tiene cabida en nuestra provincia, que es positivo apostar por el factor artístico y que, a pesar de todo, todavía queda trabajo para atender esos huecos que hayan podido darse en estos veinte años de silencio institucional.
