Chema Cardeña. Arcágeles. Sala Russafa

#MAKMAEscena
‘Arcángeles’, de Chema Cardeña
Intérpretes: Rafa Alarcón, Fran de la Torre, Jerónimo Cornelles, José Zamit, Darío Torrent, Miguel Vicente Clager, Saoro Ferre y Miguel Seguí
Música: Sylvie Berger (viola)
Rafa Alarcón Producciones con la colaboración de Russafa Escènica-Festival de Tardor 2023
‘Cicle de Companyies Valencianes’
Sala Russafa
Dènia 55, València
Del 1 al 11 de febrero de 2024

Un preso gay en un campo nazi, un prestigioso investigador repudiado socialmente en la Gran Bretaña de los años 60, un travesti español, un quarterback de fútbol americano… Son algunos de los protagonistas de ‘Arcángeles’, de Chema Cardeña, título que alude al no-sexo de los ángeles. Un artefacto escénico que, cual máquina del tiempo, viaja por distintas décadas –de 1945 hasta nuestro días– para subrayar la vulnerabilidad de los varones de orientación homosexual en determinados contextos, desde un pasado relativamente reciente a la actualidad.

En sus numerosas piezas dramáticas, Cardeña ha planteado la revisión histórica de temas como la religión, el poder, la política o el papel social del arte. Saldando una deuda pendiente consigo mismo, aunque sin recurrir a la autoficción, ha escrito una serie de seis monólogos que registra, a lo largo de ochenta años y en seis países distintos, el repudio sufrido por la homosexualidad masculina, equiparada a un grave delito con penas de prisión y condenada a la exclusión y al rechazo social.

Una osada propuesta de teatro social que, del 1 al 11 de febrero, llega al ‘Cicle de Companyies Valencianes’ de Sala Russafa, con dos pases diarios de jueves a sábado, a las 19:00 y 21:00, y uno los domingos, a las 19:00. El aforo se limita a 60 personas por representación. La música está a cargo de Sylvie Berger, quien con su viola ambienta el paso de una a otra historia.

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En una sociedad tan civilizada como la británica, la homosexualidad estuvo penada hasta los años 60 y, en cuanto al travesti español Malvaloca –otro de los personajes–, su experiencia remite a la persecución que sufrieron los gays en España al amparo de la ley de vagos y maleantes, vigente desde 1933 hasta los 70, cuando fue sustituida por la de peligrosidad social, que sostuvo la estigmatización del colectivo en nuestro país hasta 1989.

Los testigos y sus correspondientes testimonios acerca de esta persecución sistemática se inspiran en referentes reales: Alan Touring, el matemático que ayudó a descodificar los mensajes (Código Enigma) del frente alemán en la II Guerra Mundial; o la artista trans Flor de Otoño, que actuaba en locales clandestinos inmortalizado en la película de Pedro Olea, ‘Un hombre llamado Flor de otoño’ (1978), protagonizada por José Sacristán.

«El quarterback de fútbol americano que aparece en el espectáculo se inspira en un futbolista belga que, en los años 80, decidió quitarse la vida porque era imposible ser un héroe deportivo y, a la vez, homosexual», recuerda el dramaturgo, para quien es muy importante reflejar cómo leyes represoras de Estados fascistas se van introduciendo en constituciones aparentemente democráticas y, finalmente, es la gente de la calle la que asume el mensaje y se toma la justicia por su mano. «La situación que vivimos actualmente no es tranquilizadora. Hay que estar muy alerta. Los fascismos y totalitarismos practican la ley del silencio y cuando revelan sus objetivos ya es demasiado tarde para reaccionar».

El papel censor de las religiones aparece reflejado en el personaje de un afgano que cuenta su caso, datado ya en el siglo XXI –en 2021–, y la violencia social impune se muestra a través de la trágica historia de un joven estudiante ruso ocurrida en fecha más reciente, 2023. «Estudiar la documentación sobre estos casos más cercanos ha sido más sencillo, pero también más doloroso porque demuestra que todavía hay países en el mundo que denostan y persiguen la homosexualidad. Parece que en ochenta años deberíamos haber avanzado. Sin embargo, en muchos sentidos, estamos involucionando», subraya Chema Cardeña.

Este proyecto de Rafa Alarcón Producciones para la Direcció General de Cultura i Patrimoni de la Conselleria de Cultura i Esport, con la colaboración de Russafa Escènica, se estrenó en la última edición del festival, y se representó en cuatro únicas funciones en la iglesia desacralizada de San Miguel de los Reyes.

Esta semana, Sala Russafa acoge el estreno de la versión para teatro de este espectáculo, en el que Cardeña mantiene un elemento esencial para lograr la empatía y la emoción del público. Los asistentes ocuparán las primeras filas y unas sillas situadas en el propio escenario transformado en patíbulo. El objetivo es que puedan ver de cerca a los personajes, disfrutar de los matices de la vivencia que los actores tienen de unas historias conmovedoras y verosímiles.

«La cercanía es un aspecto fundamental de la obra porque lo que están contando los personajes no es algo que se declame. Se vive de manera contenida, dejando la emoción surgir en pequeños gestos, en detalles y miradas que se pueden apreciar al tener a los actores cerca», apunta Cardeña. «Además, es una metáfora de cómo se juzga a quienes tenemos al lado, de cómo nos asomamos a su intimidad para opinar sobre temas tan personales, como a quién se quiere o con quién se duerme».

«Me parecía más honesto escribir sobre un tema que conozco a nivel personal, por eso me he centrado en el castigo y rechazo de la homosexualidad masculina. Estoy seguro de que hay autoras homosexuales que tendrían mucha más experiencia y conocimiento para reflejar la vivencia femenina de este tema que, además, a nivel histórico ha sido distinta. Por ejemplo, estaba bien visto que dos mujeres vivieran juntas. Diría que hasta por razones estéticas o de invisibilización, terribles. Sin embargo, para dos hombres, compartir la vida era algo inmoral y hasta ilegal en algunos países», argumenta Cardeña.

A la hora de acotar su investigación histórica, decidió mostrar la estigmatización social que supuso la ley nazi que equiparaba las relaciones entre hombres a las que se tuvieran con animales. «Empezaron a llevar a gays a los campos de concentración, donde su condición sexual se identificaba con un triángulo rosa en la vestimenta. Allí los sometieron a todo tipo de vejaciones y torturas, y los que sobrevivieron, muy pocos, se encontraron con la paradoja de que la constitución alemana mantuvo esa ley. Así que, al ser liberados los campos, los encerraron en psiquiátricos», explica el dramaturgo sobre un tema poco conocido, al haber muy poca literatura autobiográfica y estudios.

Rafa Alarcón (que alterna sesiones con Fran de la Torre), Jerónimo Cornelles (que hace lo propio con José Zamit), Darío Torrent, Miguel Vicente Clager, Saoro Ferre y Miguel Seguí encarnan estas historias repletas de matices, contención y realismo. Para la compañía ha resultado especialmente interesante mostrar nuevas facetas de los intérpretes, algunos más conocidos por su vis cómica o por la popularidad del personaje Liz Dust, en el que Clager se transforma dentro de la escena LGTBQ+. «El público va a encontrar interpretaciones totalmente diferentes a lo que quizá esperaba. Es otra manera de desmontar prejuicios», concluye Chema Cardeña.