Bruce Baillie y el cine que no era bienvenido en ningún lugar

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‘Somewhere from here to heaven’
Bruce Baillie, Apichatpong Weerasethakul, Ben Rivers, Ana Vaz, Eduardo Williams y J.P. Sniadecki
Comisaria: Garbiñe Ortega
Azkuna Zentroa Alhóndiga Bilbao, Sociedad y Cultura Contemporánea
Arriquibar Plaza 4, Bilbao
Hasta el 26 de febrero 2023

La sombra de Bruce Baillie, cineasta experimental de los años 60, es alargada. El cine era para él una necesidad: algo inevitable para encontrarse a sí mismo, para saber quién era. Esta insistente reflexión sobre su identidad, esta necesidad por descubrirse a sí mismo en el entorno que le rodea, hace que su cine sea, sobre todo, auténtico.

“Vuelvo la vista atrás y veo cada escalón, cada piedra, era algo que estaba lleno de necesidad, de mi propia necesidad, la necesidad de conocerme a mí mismo”.

Su hermoso y arriesgado cine neonaturalista, crítico con la alienación de la sociedad moderna y vibrante de poéticas imágenes con un sentido metafísico, ha influido en artistas actuales que transitan al otro lado de la frontera vanguardista, como Ana Vaz, Ben Rivers, Apichatpong Weeraselthakul y Eduardo Williams, invitados por Azkuna Zentroa Alhóndiga Bilbao para exhibir sus películas en una exposición que lleva por título ‘Somewhere from here to heaven’, comisariada por la curadora y productora de cine Garbiñe Ortega.

Fascinantes son los diálogos entre artistas de distintas épocas, como el que mantuvo Picasso con Velázquez en el verano del 57 o, en plena psicodelia, Gary Brooker con Bach en la hermosa ‘A Whiter Shade Of Pale’, o John Lennon con Beethoven en la bellísima ‘Because’.

Compartiendo estados de ánimo afines, se sitúan hoy los artistas de esta exposición dialogando con los metrajes del fundador de la Canyon Cinema de San Francisco, esa familia de cineastas independientes como Chick Strand, Gunvor Nelson o Larry Jordan, que se reunía en el patio trasero de su casa a principios de los 60 para mostrar películas “que no eran bienvenidas en ningún otro lugar”, como diría el propio Baillie.

La Zinemateka de Azkuna Zentroa Alhóndiga Bilbao da así la bienvenida a este cine tan creativo, sugerente y atractivo, con dos ciclos: uno alternando la obra de los artistas invitados con el de Bruce Baillie, y otro con proyecciones de la vanguardia americana como Maya Deren, o de los movimientos políticos y sociales de aquella generación como Lenny Lipton, sin olvidar las producciones de mujeres cineastas con visión feminista como Chick Strand o Alice Anne Parker.

Primer ciclo: Bruce Baillie

En el cine de Baillie lo interior (mental) se funde con lo exterior (natural), formando un solo espacio de hombres, animales, plantas y cosas. Un todo que es la suma de las partes, pero una suma equilibrada, sensitiva e invisible. Su cine es un intento constante de expresarlo dejando en el aire una y otra vez y de maneras distintas la misma insistente pregunta:

“¿Cómo se documenta lo invisible? Los asuntos del alma, en este caso los asuntos turbulentos del alma, aquello “que está en tránsito», ¿cómo registrar eso?”

Y un todo que funciona como una instantánea:

“El cine debe ser significativo y maravilloso en un solo golpe de cámara y mente”.

‘All my life’ (1966) es un plano secuencia de casi tres minutos con la canción de Teddy Wilson cantada por Ella Fitzgerald. La mirada recorre lentamente una valla de madera con flores rojas y amarillas mecidas por la brisa en un intenso cielo azul de verano. Los listones de la empalizada juegan metonímicamente con las teclas del piano fusionando los estados de ánimo con la naturaleza vibrante, mostrando su intención de integrar lo interior y lo exterior, lo mental y lo natural.

En Castro Street (1966), esa integración está latente, fuera de cuadro. La mezcla de imágenes en positivo y negativo, las potentes superposiciones visuales, los movimientos arrítmicos y multidireccionales de una cámara que recorre una calle situada junto a la refinería Standard Oil, parece querer arrancarnos de ese intrincado y contaminante paisaje industrial y mecánico para hacernos conscientes de la profunda belleza de la naturaleza ausente.

‘Here I am’ es un relato tierno sobre niños con problemas mentales en una escuela de Oakland. Vemos de nuevo la fusión mental-natural: el paisaje borrado por la niebla en un travelling tomado desde la carretera con música de cello antes de fundirse con la mirada interior de una niña solitaria mientras se columpia. Primeros planos de niños jugando traviesos, concentrados en sus pinturas o peleándose, su mirada no es enajenada, sino atenta, curiosa. El violoncello continúa bajo los gritos infantiles, haciéndose protagonista de nuevo mientras el travelling se aleja del colegio bajo la niebla.

Resulta desconcertante lo que sugiere el contraste entre la niebla que envuelve los aledaños del colegio con el austero sonido del cello (el trayecto de ida y vuelta, el antes y el después de la llegada) y la luz de un cielo despejado, el sonido de los pájaros y el alegre griterío de los niños en la estancia del colegio, el tiempo quieto y luminoso del «Aquí estoy”, como si ese lugar estuviera en una zona “fuera del tiempo y del espacio”. Lo inquietante de ese contraste es poner en duda dónde está la locura o la cordura. Aunque la niebla permanece en los ojos de esa niña que juega solitaria.

Completan la proyección fílmica de este autor en este primer ciclo, las obras ‘Little Girl’ (1966), ‘Mr. Hayashi’ (1961), ‘Mass for the Dakota Sioux’ (1963-1964) y ‘Tung’ (1966).

Sigue el primer ciclo: Apichatpong Weeraselthakul

‘Rousseau’ (2012), ‘A letter to Uncle Boonmee’ (2012), ‘Ashes’ (2012) o ‘M Hotel’ (2011) son películas de este director tailandés que pueden verse junto con las de Bruce Baillie y los artistas invitados que comparten cartel con él.

Fuera del ciclo, a propósito de la exposición de Azkuna Zentroa Alhóndiga Bilbao, se exhibe: ‘For Bruce’ (2022), una meditación en un bosque de la selva amazónica del Perú, con un puente de madera sobre un riachuelo en un paisaje natural empapado de las intensas luces y sombras de un día cualquiera en ese lugar-total. Lo interior y lo exterior en dialéctica de Baillie.

Sigue el primer ciclo: Ana Vaz

‘Atomic Garden’ (2018), ‘13 ways of looking at a blackbird’ (2020), ‘Apiyemiyekî?’ (2019), ‘Amazing fantasy’ (2018) y ‘Amerika: Bahía de las flechas’ (2016) son los filmes que presenta esta artista y directora brasileña.

Fuera del ciclo, a propósito de la exposición de Azkuna Zentroa Alhóndiga Bilbao, se exhibe: ‘Á Árvore’ (2022).

Según la autora, “película-ritual de encuentro con mi padre-artista, músico y místico del bosque”.

La presencia de los árboles en una naturaleza viva, desnuda, expuesta. Estar presente es mostrarse aquí y ahora, el paisaje que se ve y el ojo que lo mira. Lo interior y lo exterior en dialéctica de Baillie. Se presentan esos árboles como se presenta el cuerpo y la mente tal como son, en el vértigo de lo real: en los recuerdos, en la ansiedad, en la negación o en la aceptación.

Sigue el primer ciclo: Ben Rivers

‘This is my Land’ (2008), ‘Ah, Liberty!’ (2008), ‘The House is quiet’ (2020) y ‘Two Years at Sea’ (2011) son los filmes proyectados de este artista y cineasta inglés.

Fuera del ciclo, a propósito de la exposición de Azkuna Zentroa Alhóndiga Bilbao, se exhibe el filme rodado en Lithica, Menorca: ‘The Minotaur’ (2022), la imposibilidad del joven minotauro de relacionarse con niños de su edad. O de relacionarse con nadie, siendo incomprendido, rechazado y abandonado a la soledad de su radical diferencia: su propio laberinto. Una diferencia extrema que es al mismo tiempo la más íntima afinidad de la humanidad. Nos encontramos así con la dialéctica de Baillie interior/exterior en su más profunda y dramática expresión.

Sigue el primer ciclo: Eduardo Williams

‘¡Parsi!’ (2018), ‘Me olvidé!’ (2014), ‘Pude ver un puma’ (2011) y ‘El auge de lo humano’ (2016).

Fuera del ciclo, a propósito de la exposición de Azkuna Zentroa Alhóndiga Bilbao, el director argentino exhibe ‘Un Gif Larguísimo’ (2022). La relación total interior-exterior de Baillie llevado al extremo en una doble y simultánea observación: la de una pastilla en el estómago, y orbitando fuera del digestivo planeta como si fueran lunas, un zoom de ciudades y personas en ese entorno fuera del límite.

Segundo ciclo: pioneros (la vanguardia americana)

Se proyecta el filme de Maya Deren ‘At Land’ (1944). En esta película, como en toda su producción, se aprecian los elementos más importantes de la obra de esta directora vanguardista que, como es sabido, influyeron marcadamente en autores como David Lynch: la exploración de lo inconsciente y de los sueños, en el que los lugares y las cosas cotidianas pierden su definición para tomar significados metafóricos y ocultos, como por ejemplo en este film el ajedrez, o la alteración de la realidad con movimientos de cámara que rompen la continuidad del tiempo y el espacio. En ‘At Land’, además, Maya Deren retoma los mitos para recuperar la imagen de la mujer como objeto artístico.

En este apartado, se proyectan también las películas ‘A Movie’ (Bruce Conner, 1958), ‘Duo concertante’ (Larry Jordan, 1964), ‘Gimpses of the garden’ (Marie Menken, 1966) y ‘Pastorale D’Ete’ (Will Hindle, 1958).

Sigue el segundo ciclo: política del cuerpo

Se proyectan las películas: ‘Riverbody’ (Alice Anne Parker, 1970), ‘Fake Fruit Factory’ (Chick Strand, 1986), ‘Schmeerguntz’ (Gunvor Nelson, 1966) y ‘De Luce 1: Vegetare’ (Janis Crystal Lipzin, 2009).

Sigue el segundo ciclo: movimientos y revolución

Se proyectan las películas: ‘Tryptich in 4 parts’ (Larry Jordan, 1958), ‘Wes hall march again’ (Lenny Lipton, 1969), ‘Shaman Psalm’ (James Broughton y Joel Singer, 1981), ‘Love it / Leave it’ (Tom Palazzolo, 1973) y ‘Sunday’ (Dan Draisin, 1961).

Sigue el segundo ciclo: filmar de cerca

‘Daughters of Chaos’ (Marjorie Keller, 1980), ‘My name is Oona’ (Gunvor Nelson, 1969) y ‘Cosas de mi vida’ (Chick Strand, 1976).

Termina el segundo ciclo con los filmes de Bruce Baillie: ‘Quixote’ (1965) y ‘To Parsifal’ (1963).

En 1963, el “todo” del que hablábamos al principio queda revelado en la emotiva referencia al héroe Parsifal con la dialéctica entre el drama intimista de Wagner y el paisaje que se contempla meditativamente desde un pequeño barco en tránsito por el Pacífico: ‘To Parsifal’.

“Parsifal era sujeto y objeto al mismo tiempo, una pintura hecha objeto y una reflexión de la propia búsqueda de mi identidad, mi reconocimiento de mí mismo. Intentar hacer mis propias películas contra una enorme resistencia era quizá parsifaliano: estar viviendo en las cabañas y en el océano con la cámara”.