Sobre el FESTIVAL NITS D’AIELO I ART, 18ª edición.
Antes de comenzar a urdirlo, en EL CANT DEL CANTÓ nos invadía un montón de ideas/madre: ese, según Pasolini, ‘derecho/obligación’ de escandalizar que deviene todo un ‘placer’ cuando es uno el escandalizado, o aquel ‘entender no entendiendo’ del que hablara Juan de la Cruz, pero también el formular un algo que a la vez sea resistencia y cuestionamiento, esto es, que todos salgamos del NITS con más dudas e incertidumbres de las que teníamos antes. El que de nuevo nos volvamos a plantear la relación propositor/receptor. O, finalmente, el apelar al poder ‘conmocional’ del atender ‘un tiempo concentrado en segundos’ que nos dejó escrito nuestro también valenciano Val del Omar.
Y todo eso, en un contexto, el español y especialmente el valenciano, de absoluto desdén por la cultura. Claro que, cuando esto comienza a punzarnos y urgirnos, en Valencia se mascan las ganas de sorprenderse con un cambio algo más que sanador. Además, los músicos/activistas estamos en madura efervescencia, y la inminencia de las elecciones ha abierto un incierto acercamiento del Nits y la administración, superando la sequía de años de furtivismo, emergencias y nomadismo.
A todo ello se suma el hecho de que los alumnos del MASTER DE ARTE SONORO de la Universidad de Barcelona, en un encuentro reciente, se nos ofrecieron, al completo, a mostrar – por un precio digamos generosamente simbólico – lo mejor de sus propuestas en el contexto NITS. Imposible mas cartas a nuestro favor.
Faltaba tan sólo concentrar en una sola idea – amplia y flexible – cuanto NITS ofrecería en esta ocasión. Y esa idea/madre fue: IMPROVISACIÓN. Una praxis esta que, para nuestro gurú el Cura Castillejo “engloba en sí todas las energías seductoras y los resultados más felices” (véase su libro La telegrafía rápida, el triteclado y la música eléctrica pag.331). Y que, también, en nuestro caso, no se descarta ninguna de las posibles transgresiones: ese alimentarse por catástrofe, no por metodología o virtuosismo.
A partir de aquí, como siempre, el formato maratón, (dos días cada uno con su correspondiente sesión/infinita) y la aceptación de todas las propuestas posibles y engarzables en yuxtaposición.
Tras los instrumentos cansados: la electricidad, las instalaciones, las intervenciones y las esculturas sonoras.- Tan impactante como la primera vez que, todavía adolescente, pude escuchar en vivo una orquesta fue para mí cuando al entrar en una galería de referencia (la Juana Mordó de Madrid) me tropecé con los elegantes materiales de acero laminado y varillas de vidrio de las esculturas de los hermanos Baschet. Su forma de paralelepípedo, o su abocinamiento y ese vertical ascender fino de las distintas varillas daban un aspecto radiantemente ‘moderno’ a unos idiófonos sin embocadura que soplar, ni caja, teclas o cuerdas que pulsar. Era a comienzo de los nerviosos y extremadamente transitivos años 70 y esas reluciente placas metálicas, los alambres, clavijas, macillos, balones de resonancias y formas futuristas del acero me hablaban de un mundo tan nuevo como prometedor. Tengo para mí que ni los pedagógicos hermanos Baschet, ni sus esculturas han sido mostradas ni sonadas nunca (¡una mas¡) en Valencia y es este NITS el que las trae de las manos del artista multimedia argentino Federico Echave quien sabe ponerlas en vibración al tiempo que se agazapa tras el ala de acero para, sin ser visto, aprovechar las amplias resonancias del material, y declamar diversas frases/Baschet de su “Teoría del Gesto”, o manual sobre la acústica de los casi electroacústicos reververos en los que se sumerge el habla del intérprete, y con él todos nosotros los escuchantes.
Buscarle las cosquillas al acto de percibir y desde ahí repensar la escucha pulsándola desde un cúmulo de estímulos intersensoriales (sonoros, visuales, narrativos, cine/videos, etc.) es a lo que el colombiano Alfonso Pretelt llama Ideofonía Ancestral quien, con todo ello, busca espabilar la psique humana.
Muy otro es el interés que presenta el “Embodying the Middle Ages” de la chilena Ursula Sancristobal, quien nos propone una performance en la que son los gestos de los frescos de el Giotto en Padua y la música tardomedieval que nació para ser interpretada en ella, el material del que se sirve para postular “un diálogo crítico entre la corporalidad medieval y la contemporánea”. Para quienes tuvimos la fortuna de atender dos veces (una en cada maratón) esta interesante aventura, resultó bien estimulante percibir como un mismo material y una misma intención se corporiza de modos tan seductoramente singulares, arrancando del perceptor registros inusitados cada vez.
La misma sensación de maleabilidad que roza lo contrapuesto la pudimos observar en la improvisación para mesa de mezclas (con sus infinitos y matizados ‘acoples’) que nos presento en ambas tardes el artista sonoro valenciano Antonio Jesús Sánchez.
Muy otro cantar sería el que nos ofrecieron la italobrasileña Chiara Picotto (voz) y el argentino Juan Manuel Castrillo (soundscape), una improvisación a dos dónde la melodía vocal teje dibujos con fonemas de un imaginario idioma, por sobre un ‘collage’ de texturas de muy ambiguos y provenientes de irreconocibles fuentes contextuales.
Bien claras y reconocibles por el contrario serán las tres escenas que conforman la instalación interactiva propuesta por el artista multimedia sardo Alessandro Olla. Escenas estas – elementalmente resueltas con cámara fija – que surgen de sendas residencias del autor en China (Hang Zhou), Etiopía (Addis Abeba) e Islandia (Huisey). Si las imágenes respiran cierta eternidad inmutable, es su hormigueante y hasta frenético urbanísmo – no en vano Olla ha colaborado con Phill Niblock, todo un referente en estas lides y que ha sido invitado de honor en estas NITS – el sonar que las habita puebla – via ‘soundscape’- la escucha de un muy denso bullir de gran empatía y singularidad. Alessandro Olla representa lo mejor y más experimental de las músicas italianas de nueva generación. Un lujo tenerlo entre nosotros.
El proyecto “Agujero Negro” de los colombianos Violeta Ospina y Sebastián de los Ríos parte de mostrarnos el vídeo tomado desde una misma ventana desde dónde sin ser notada capta la calle de enfrente, con sus avatares de tráficos y arreglos de suelo, a lo largo de dos largos años. Un conjugar de miradas y tomas que bandean del ámbito interior y privado al público, eso sí el bullir de ese rincón de Bogotá es presentado con poesía, detenimiento y calidez. En esta ocasión, escribe Violeta “decidí sorprenderme, improvisando una nueva versión para instalación y acción en vivo…entregué al público cascabeles que creaban atmósferas cambiantes mientras yo subía y bajaba por una escalera. Como cierre, al acabar la pieza…decidí explicar las propuestas y seguir la premisa del festival de ensayar un formato tipo tertulia”.
Cerró el primero de los maratones del NITS un inaudito solo para saxo de Marc Vilanova (Barcelona), colofón éste con visos de virginal epifanía que alimentó el caudal de nuestra fe en que la música todavía anda en mantillas y nace original , para asombro nuestro, cada día. Y sus viejos instrumentos idem de idem. Un río de burbujas sonoras y acuosos ataques de boquilla y saxo nunca escuchados y que a muchos nos supo a poco. Marc lo verbalizó así “busqué aquellos sonidos más impropios del instrumento, pero siempre con una finalidad musical, creando un discurso coherente que hiciera volar la imaginación del espectador”. Excitante final, pues.
Velocidad y electricidad, o el espacio público intervenido.- Nunca NITS fue feliz exclusivamente entre 4 paredes: así lo testifican las diversas intervenciones de los diversos hall, puertas, fachadas, balcones y escaleras, los paseos, el metro con sus muchedumbres y obscuridades, los estudios de pintor (¡ese bendito Sporting Club Russafa¡) y un etcétera que incluye pasacalles, balnearios y paseos mil.
Este año fue un deconstruyendo el 4’33” de Cage a lomos de ese instrumento musical móvil – todo un clásico llamado ‘bici’- que envuelve sonoramente (con la boca y/o las manos armados de armónicas, pitos, matasuegras, etc.) los cuatro costados de un muy burgués y provinciano Teatro Principal. La propuesta, hija de ese músico de todas las heterodoxias, colaborador nuestro, Miquel Jordá, postula “llenar de ruido un antisilencioso y cageano 4’33”. Por supuesto las calles fueron del color y la marabunta de unos ciclistas armados para una higiénica acción de toma por las sonoras bravas del menguante y discutido espacio público.
Tras la festiva y multitudinaria toma de la velocidad domesticada y cívica, fue el barrio de Ruzafa el que nos ocupó, primero con una instalación en el ESPACIO FREEZIA (que llega a NITS para quedarse y ¡dejarse tomar¡) en dónde un bosque de historias y narraciones penden de un hilo tan afilado y amenazante como un sable, un machete, un cuchillo-de-alta-cocina…que esta vez viene – ¡oh misterios de “la vitalidad eléctrica”¡, como exclamaría si viviera nuestro Cura Castillejo – preñado de voces que se hacen audibles a cada quién con solo “pegar la oreja a ellos”. Música temeraria esta, que formidable y empática deviene “corte – dice su propositor Arturo Moya – entre el sonido, espacio, relato y escucha”…un material (“CUT”) que desembrolla, parcialmente, un drama que juega al enigma y el escamoteo cuanto más “se acentúa mi interés por el relato” que brota discreto pero punzante del mismo objeto cortador.
Acúsmasis de calle y multiculturalidad.- El barrio de Ruzafa es, hoy en día, el más inventivo, más bohemio y más acogedor de migras y culturas. Pararse ante cualquiera de sus portales y pulsar – en ‘conchave’ o simplemente al azar – el ‘interfón, de cualquiera de sus casas’ es conectar y penetrar comunicando con la humanidad que (no) conoces y se deja escuchar-escuchando, pero que guarda su intimidad hasta que la conversación – si cuaja – se produce e intensifica. Desde ahí el canto interfónico o las risas y las preguntas sobre lo más cotidiano o no, todo puede darse y ocurrir.
Y de esto va la “partitura sin hoja de ruta que enlaza por azar y oído el ámbito doméstico y el público”. Pues del interfono puede – en ida y vuelta- surgir la magia del color vocal de una boca que uno no vislumbra, o el ‘animus’ de toda una vida que no percibimos, o la descripción de una ocupación cotidiana e inmediata, o del – incluso – canto que surte a sólo o compartido y que puede eventualmente encender una fraternidad inopinada vía aural.
Una idea fértil, esta, de un artista total e inabarcable, Miquel Angel Marín, siempre con los pies en las nubes de lo húmedo e inasible.
Premia que algo queda.- Pero el momento de NITS que, cada año, más emoción e intensidad vibracional despierta es el de la ceremonia, que se quiere solemne, de la concesión del PREMIO CURA CASTILLEJO, y que en esta ocasión alcanzaba ya la 8ª edición. Máxime porque el receptor de esta distinción era nuestro compañero de tantas aventuras y colaboraciones como el poeta/músico BARTOMEU FERRANDO, un artista cuyo proponer, reza el texto del programa, “adquiere relieve, sentido, forma y eficacia desnortadora y transformadora no sólo en el papel, ni tampoco sólo en su rimar o pentagramear, sino, sobre todas las cosas, en su CARACTERÍSTICA Y ÚNICA E INCONFUNDIBLE EMISIÓN CORPORAL ante escuchas que igual ríen, que se quedan mudamente atónitos o lloran de gusto, emoción o incontenibles ganas de entrar en tan inaudita – por desaforada – causa en la que todo el vivir en libertad, deviene infinita e inagotable boca-de-todos, una boca que igual baila que se sacude, masculla, escupe, se emborracha y hasta explota en mil y un matiz: pura fiesta, pues, la que este ser desparrama”:
Una consideración que a muchos de nosotros nos recuerda ciertos ucrónicos pensamientos – que bordan y hasta superan lo utópico – del gran Cura Castillejo como los que adivinamos en estas palabras: “la vida está organizada con la vibración…el cerebro podría emitir ondas y radiaciones misteriosas que sintonicen con otro u otros y emitir las imágenes correspondientes como cualquier proceso sensitivo”….
Porque la vida no es una caricia.- Músicas y sonares hay que más que lamer hieren, resbalones que golpean, y situaciones que te dejan noqueado. Quizás por ello también hay propuestas sónicas que comienzan como un juego y que, poco a poco, el diablo las carga de inesperados resbales, derivas, farios equivocados y todo parece irse en la dirección equivocada. El juego se preña de manifiesta mala pata y asistimos inermes (o no) a una anticeremonia donde el propositor parece cargarse de energía negativa, y todo el sonar suena a que alguien, él mismo, se levantó con el pie izquierdo.
Y así nos sonó la nada inocente música de acción que nos propuso NUBOLARIS – la sección satánica de Nubolaris al menos – quienes con un rigor y minuciosidad propia de avezados virtuosos nos montaron un tinglado de infinitas trabas sónicas en las que cada oreja/escuchante parece salir de fábrica con su propio demonio dentro. Eso sí, sin perder el aliciente del sonreír y hasta del melodiar. Fue el nuestro un nada confuso asistir muertos de rara y hasta rasa risa a escenas de tropezón en las que al intentar remediarlo, todos acabamos en el suelo con la oreja tullida, y el resto de la humanidad desternillándose.
Algo así nos sonó, la destrucción amable pero diabólicamente rotunda de la performance sonora y enigma que llevaba por título “Amb un demoni en cada Orella”. Hijos pues – los Nubolaris – de un fluxus, y cargados de un humor gamberro – y catalán, a lo Fura dels Baus – que nos sanó tanto de acarameladas propuestas, de bienintencionados recursos a ‘falsas’ trascendencias y melosos canturreos y otras sublimidades algo alicortas. No en vano Xavi Lloses y sus Nubolaris tienen algo y hasta mucho de antimúsicos, e incluso de amables y concentrados ‘terroristas sonoros’,( eso sí con cara de no haber roto un plato en su vida) a los que su sonar les proporciona unos modos de acción cargados al inicio de calculada y cuasi infantil inocencia, hasta que la deriva de serruchos, tropezones, martillazos,(“¡A vosotros los picos y los martillos¡” clamaba Marinetti) frases sueltas entremezcladas con melodías mediatizadas mediante hilos, golpes, cuerdas y frotes aviesos, les y nos condujeron a un inexorable derrumbe que hiela nuestra sonrisa y nos pide desenchufar, y a algunos, incluso, nos lleva a levantarse y abrir puertas y ventanas para que el mal fario escampe, y de paso verificar con alivio que el inmenso mundo sigue – afuera – en pié.
Claro que, hasta llegar a este acmé del festival, todos nos adentramos a través de intervenciones que nos fueron poniendo en clima y situación. Comenzaba la tarde con “Síntoma” una acción de Isabel G. Mondragón y Lorena Izquierdo Aparicio, en la que a la situación obscuridad y silencio absoluto, se le iban sumando movimientos fragmentadamente coloreados mediante luces intermitentemente activas. Todo lo cual nos iba traduciendo un mundo de síntomas, resquebrajes y aconteceres más sugerentes que hilativos. Ellas mismas lo explican – en el programa de Nits – en una especie de manifiesto redactado con la claridad de un manual de la performance bien temperada y desmenuzada: “Nos interesa observar, ampliar la consciencia y los sentidos. Que la fragilidad se transforme al ser expuesta. En nuestro proceso creativo trabajamos desde el alejamiento de la narratividad y la representación. Consideramos el espacio como un material y creemos que la subversión y la disidencia también deben estar presentes en lo insignificante”.
Claras, concisas, omniatentivas y nada floreales, estas performers, se presentan y hasta exponen con más nitidez que muchos conceptuales y fluxus de primera hornada.
Puro arder.- Anunciado escuetamente como “Trio, Una improvisación libre para contrabajo, fliscorno, saxo sopranino y objetos por Miquel Jordá, Guillermo Torres y Roberto Bellatalla”, la intervención de estos músicos constituyó sin duda un verter de puro goce y refriega compartida, sin andamiajes, esquemas, egos y demás impedimentos y pedestales dónde sólo caben apenas dos pies bien apretaditos. Una lección de elegancia, de buen lego. Un saber lo que se pesca, pues. (ver: ‘ecloga’: selección, extracto…). Un sonar, el suyo, virginal y preciso, sin exhibicionismos innecesarios. Con ese ‘touch’ hijo o hermano del mejor London Musicians Collective de antaño como marca distinctiva. Y una apariencia de felicidad contagiosa, sin límites, amaneramientos, memorias innecesarias, educaciones y esencias que guardar. Músicos tocados por esa elegancia que uno percibe cuando, al darles las gracias por su generosidad de acompañarnos (cuando saben muy bien que apenas serán recompensados económicamente), te sonríen sinceramente agradecidos por haberles dejado vivir una tarde-en-compañía-de tantos y tan atentos compañeros.
Con ellos el NITS-2015, tocaba trocitos de cielo, un estado del que ya no descenderíamos hasta que el rigor del reloj nos echara a la calle.
Tras este arder, tendríamos una acción/gozne de Miquel Ángel Marín, que nos daría aire para encarar el colofón que nos esperaba. La acción se titula “Lo llit de músic” y hace referencia a esas fiestas de pueblo en que la comunidad se reparte a los fatigados músicos por casas, para dormir, y a algunos les tocaba dormir en el suelo…esa fresca ¡cama de músico ¡ Nuestro buen Marín convirtió esa referencia del pasado en una solemne ceremonia ¿fúnebre? En la que él sonaba hasta caerse en rígida horizontal tan larga como él y sin dejar de sonar su clarinete el público le levantará sobre sus hombros y, tieso y sonante, le pasearía por entre un público que no sabía si reír, soñar, o llorar al músico/héroe, hecho aire, leve y en suspenso, cual sufrido Sigfrido.
In medias res.- Es la Orquesta FOCO, un dinosaurio milagrosamente salvado del desgaste de ser el brazo armado de la Asociación Música Libre que nació en Madrid en 1996 así como de haber sido ‘dirigida’ por los tótems mundiales del ‘soundpainting’. De hecho puede lucir de ser ‘la más estable y regular orquesta de improvisación de Europa’. Y a pesar de ello, al estar conformada por músicos de todas las orillas llegados en diversas oleadas, Foco es el viejoven resumen y el núcleo germinal de cuanto los músicos españoles salidos de todos los tiestos hemos ido deglutiendo y regurgitando del sonar en libertad más o menos extrema.
Foco practicó en NITS un magistral punto intermedio entre el dado por Trío y el de Nubolaris y sus demonios. Optó por seguir el viejo axioma ‘I’m where I sound’, o ‘soy de dónde sueno’, y sonaron en un encuentro apretujado y dinámico en el que surge un muy cambiante ‘punto de originación’ que se alimenta de ‘mascletás’, de ganas de pasar página tras unos decenios de músicas de retroalimentación a ampliar y vivir sin límites ni formalidades caducas, etc. En ‘soy un sonar’ en medio de un NITS que gusta de anticipar generando fulgor poético en red y a cuerpo gentil. Quizás por ello comenzó reptando en la obscuridad bajo las pantorrillas del publico/escuchador que se arremolinaba en sus sillas para dejar ser ese sonar sinuoso y algo tentacular y que, una vez labrado todo ese territorio en dónde sueno, y rozado todo el corpus de oidores expectantes, apretujarse los unos y los otros junto a un FOCO de luz que les convirtió en larvas amogollonadas de luciérnagas sonantes, eso sí, instrumento en alto y musites como de pedal en los labios.
Los emancipados relatos, tanteantes y desatados.- Apenas apagados los aplausos, todos fuimos masa crítica, y los comentarios hilvanaron un collage (‘oratio soluta’) de opiniones en caliente proximidad dónde los futuros y deseos se atisban tanto como se palpa y se relame lo recién tropezado.
Alfonso Pretelt: “me llevo una conciencia sonora mucho mas expandida, un intercambio cultural enriquecedor…ha sido muy grato compartir y participar de una escucha colectiva en todos los sentidos. En cuanto a FOCO, su improvisar con luces apagadas y ese tejer de los metales disonantes recorriendo el espacio, marcó un suceso desaforado y verdaderamente cautivador, al menos para mis oídos”.
Arín Entonadodó (Foco).- Foco nos ofreció una sesión estimulante y libre de todo condicionamiento, una libertad total en el concepto artístico y vital…todo lo que vi en NITS me dejó boquiabierto por su gran variedad de propuestas y su desparpajo creativo…esa originalidad y descaro me dejaron son sentido. Es un festival que debe continuar por ser una isla dentro del panorama cultural, a contracorriente y con los principios claros.
Violeta Ospina.- Sobrevivimos el primer despliege sonoro del festival: la tradicional ‘mascletá’, de ahí a la sala: por primera vez formaba parte de un grupo de presentaciones continuas de músicas experimentales y artistas sonoros.
Nits es un festival del afecto. Confluyen generaciones y nacionalidades distintas, técnicas y propósitos en discordancia. El primer día, una juventud más o menos desordenada tomó el escenario, el segundo, estuvo nutrido por piezas de gran contundencia y consistencia. El espacio es de la diversidad. El público aplaude, comenta, selecciona: el laboratorio también se da en la platea. He escuchado un instrumento destrozado por su propio intérprete, piezas electroacústicas de muchos canales, intérpretes destrozados por sus instrumentos, he escuchado cómo muchos canales acústico en mi cerebro pueden convertirse en canales eléctricos. Con Foco pasó un poco de todo: sentí mis oídos destrozarse con los de varios escuchas impacientes, embriagados y en movimientos (sin moverse). Una experiencia de desenfoque para recuperar otro tiempo.
Marc Vilanova.- Destacaría la intervención de Bartomeu Ferrando por su increíble simplicidad i efectividad. Genial: ¡nada más que añadir¡ Nits te hace sentir parte de una familia: la casa, la paella, los chicos, las quesadillas, el vino y todo lo que envuelve la experiencia del Nits hace que sientas el grupo más fuerte y que puedas llegar a conocer la persona que se esconde tras cada artista, y que muchas veces es lo más interesante.
Paloma Carrasco (Foco).- Me llevo a casa la genialidad del paso procesional del ‘Llit de Músic’, la locura de los demonios en las orejas de los Nubolaris, la belleza de la poesía hecha ese SER…
Nits es un festival necesario, con mayúsculas. Haciendo autocritica, Foco me pareció una foca desbocada escupiendo ladrones de aire. Foco me inquietó, me revolvió, me hizo cuestionarme…quizás hay que desnFOCArse, desenFOCOarse de vez de en cuando.
Arturo Moya.- Todavía, y una vez más, sorprendidos de la variedad de formas, visiones, genealogías y, al fin, de su robusta salud, que contrasta con los monolíticos y aburridos conciertos de otros territorios…un festival dónde no hay diferencia entre locos y poetas, todos del reino de las semejanzas salvajes, que dijera Foucault.
Llorenç Barber
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