Artísimo's

#MAKMAArte
Artísimo’s Club #
Óscar Mora, Pol Coronado, Jorge Carla
Plaza Almansa 1, València
Inaugurado el viernes 10 de marzo de 2023

Empecemos por la palabra que, en el titular del artículo, puede llegar a asustar: dehiscencia. Se trata de un término poco utilizado, pero que viene al caso para describir lo que anida en las entrañas del proyecto impulsado por Óscar Mora, Pol Coronado y Jorge Carla. Porque dehiscencia, por simplificar, sería la apertura de algo que parecía estar clausurado, abriéndose de una forma más o menos espontánea.

La RAE lo utiliza en el contexto de la medicina, para describir precisamente cierto “fallo en la reparación quirúrgica de una herida, que conlleva la separación de los tejidos afectados”. En cualquiera de los casos, la dehiscencia, ya sea por generación espontánea o producto de cierto fallo a la hora de dar por cerrada una herida, viene a provocar el inicio de algo que se daba por definitivamente clausurado.

En el caso que nos ocupa, la inauguración de Artísimo’s Club # –nuevo espacio para el arte contemporáneo en València–, diríase que guarda relación con la reapertura de Purgatori, un proyecto que, allá por los años 90, reunió a un colectivo de artistas aglutinado en torno a la vivienda, estudio y galería underground de Ulises Pistolo, y entre los que se encontraba el propio Óscar Mora.

Vista del interior del nuevo espacio para el arte contemporáneo en València: Artísimo’s Club #.

La muerte de aquel Purgatori tuvo su rememoración en el Centre del Carme, hace ocho años, cuando se presentó el recuerdo de su defunción bajo el elocuente título de ‘Un ataúd en el Purgatori’, exposición que reunía 12 vídeos –con imágenes de algunas de las provocadoras acciones llevadas a cabo por aquel colectivo de artistas– distribuidos alrededor de un simbólico ataúd funerario.

Artísimo’s Club # viene a ser como un brote inesperado de aquella semilla muerta que, de pronto, florece cual zarza ardiente en medio del desierto dejado por el underground de Purgatori. Un tiempo clausurado que, dada la distancia –30 años desde que todos aquellos artistas largaban cuanto les venía en gana: “Nadie se cortaba a la hora de expresarse”, recordó Mora durante la presentación de aquella muestra en el Carme–, introduce diferencias entre aquel pasado y el presente, aunque solo sea porque los propios artistas ahora involucrados en el renacimiento de aquel espíritu provocador tengan la piel curtida.

De entrada, Óscar Mora anuncia el nacimiento de Artísimo’s como un nuevo espacio para el arte contemporáneo valenciano “y de alrededores”, así como un “club de artistas sofisticados”, es decir, “elegantes, refinados”, según la RAE. Elegancia y refinamiento que luego, una vez intercambiadas unas pocas palabras con los responsables del proyecto recién puesto en marcha, y vistas las obras con las que Mora, Coronado y Carla encarnan el cuerpo de la nueva sala, se diluyen por efecto de la ironía y mordacidad que atraviesan tanto el conjunto expositivo como su aspiración propositiva.   

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“Ya empezamos a estar Artísimo’s, ¿tú no?”, resalta Mora, a modo de pistoletazo de salida. El hartazgo inscrito en tamaña proclamación –que conecta con la reapertura del espíritu de Purgatori– guarda igualmente conexión con las filosofías del underground de Luis Racionero, a las cuales se refirió el filósofo como filosofías irracionales, no por estar en contra de la racionalidad, sino contra el “monopolio racionalista de las formas de conocimiento, que radicaliza el racionalismo hasta convertirlo en un modo de autoritarismo mental”.

Contra ese autoritarismo se rebeló Purgatori y, por lo que se deduce de la propuesta de Artísimo’s, diríase que estamos ante una nueva etapa de aquel mismo espíritu inconformista. Por utilizar las palabras de Racionero y, asumiendo el riesgo de la equivocación, podríamos decir que Mora, Coronado y Carla “no buscan la verdad, sino una experiencia psicológica; no pretenden concatenar argumentos para deducir otros argumentos, sino que buscan un estado de ánimo” vinculado con las palabras “energía, vitalidad, placer, gozo”.

Vista de algunas de las piezas de Óscar Mora, Pol Coronado y Jorge Carla, expuestas en el nuevo espacio Artísimo’s Club #.

Basta echar una ojeada a algunas de las propuestas mostradas en el nuevo espacio, para corroborar lo apuntado. En todas ellas, la energía –muchas veces exacerbada–, la vitalidad –en ocasiones rayando el éxtasis; literalmente, estar fuera de sí–, el placer y el gozo –en tanto erotismo en frontera con la pornografía–, se hallan presentes en cada una de las piezas, en las que habría que incluir el humor, la sátira y el sarcasmo.

La religión, las convenciones sociales, la idea de patria, el capitalismo encarnado en los grandes templos bancarios y el cuerpo como recipiente de todo ello, al que Mora, Coronado y Carla pretenden liberar con sus diferentes propuestas críticas, son puestas en solfa mediante las técnicas de la pintura, el collage o la instalación, abriéndose paso incluso entre ese bosque de artilugios artísticos con el fin de seguir ahondando en los límites perceptivos.

Así, por ejemplo, tanto España como la Comunitat Valenciana aparecen en diversas obras como territorios heridos por cierto turismo ramplón o por las veleidades políticas de quienes quieren convertirlos en espacios de luchas vernáculas o singularidades excluyentes. De ahí que tan pronto la piel de toro hispana deje escapar alguna lágrima como el territorio valenciano sea un conjunto de estampas tan llenas de glamour como vacías por dentro.

Algunas de las piezas expuestas en Artísimo’s Club #, obra de Óscar Mora, Pol Coronado y Jorge Carla.

El arte povera, como forma de huir del objeto artístico realizado con materiales nobles, también comparece en esta primera exposición inaugural, para dejar igualmente paso a collages donde la ironía mordaz sirve para poner en cuestión el capitalismo, la sociedad de consumo y los medios de comunicación, revelando un hartazgo limítrofe con la impotencia de no hallar sentido a cuanto nos rodea.

Artísimo’s, ahora que la provocación se ha extendido como el atributo propio de muchas tendencias artísticas –incluso publicitarias y hasta políticas– emerge como un espacio donde volver a cargar pilas, sin otra consideración que la de remover la racionalidad autoritaria a base de ligereza festiva. Pero también: como una nueva vuelta de tuerca con la que apretar y cuestionar la realidad, allí donde esta se muestra en exceso anquilosada.