Ana Raquel Leiva
‘Osama, The King’, de Ana R. Leiva
Llotja del Cànem
Cavallers 1, Castellón
Hasta el 17 de abril de 2021

La Llotja del Cànem de Castelló de la Plana acoge la exposición ‘Osama, The King’, de Ana R. Leiva, en la que se exhiben fotografías y piezas de su último proyecto, del cual ha publicado recientemente un photobook homónimo, y que podrá visitarse hasta el 17 de abril.

Una muestra formulada a través del testimonio fotográfico y el testimonio objetual y de audios con los que la que la artista valenciana comparte tanto las impresiones de personas vecinas –o que, de alguna manera, conocían el reino de Osama– como algunas de sus “piezas de expresión” originales y un pequeño “archivo/catálogo arqueológico” de su huella, recogida una vez derruido su reino.

Igualmente, Leiva apuntó, como introducción a su nuevo fotolibro, sus antecedentes en obras como ‘Nahual’ (1996), ‘Grafías’ (2018) o ‘Adduna’ (1999), trabajo que le sirvió para empezar este último que se presenta en la exposición, como resultado de su estancia, durante una temporada, en el oeste del continente africano retratando su cotidianidad.

Tras una largo período de unos 16 años de parón artístico (debido a diversos motivos personales), una situación completamente inesperada hizo que su inspiración volviera para contar esta insospechada historia. Como explicó ella misma, todo empezó el 1 de noviembre de 2018, cuando estaba haciendo una ruta fotográfica por diferentes cementerios de la ciudad de València y, pasando por Campanar, se fijó en una estampa inusual para la urbe: unas construcciones hechas de adobe en una explanada.

Una de las fotografías de la exposición ‘Osama, The King’, de Ana R. Leiva. Imagen cortesía de la autora.

Esto le recordó a las casas que vio en su viaje cuando realizó ‘Adduna’, así que no dudó en acercarse a ver quién estaba habitando allí porque, llevando su cámara siempre detrás, quería hacer fotografías del lugar. Y se encontró con un hombre que decía llamarse Osama y, como pudieron, se intentaron comunicar.

Así, le preguntó de dónde venía, a lo cual respondió, señalando un campo de maíz y luego un mapa desdibujado, que venía de un sitio llamado Agbadé. Más tarde, precisó que procedía de algún lugar entre Nigeria y Benín.

Ana R. Leiva regresó días después para ver cómo Osama seguía construyendo sus edificios de adobe y se dispuso a saber algo más sobre él. Decía ser un rey en su lugar de origen, pero que había venido a continuar su reino allí, construyéndolo con sus propias manos desde cero. Lo único que hacía era construir y escribir; y escribía en grafías latinas en diferentes soportes: desde un cuaderno propio, hasta en maderas y carteles de alrededor.

Una de las fotografías de la exposición ‘Osama, The King’, de Ana R. Leiva. Imagen cortesía de la autora.

Osama siguió relatando cómo a través de sus escritos y dibujos estaba contando la historia de su reino, mostrándole también dibujos de su propio ejército –capaz de defenderlo de todo– e, incluso, cómo se acuñaban sus monedas con su efigie.

También informó a la artista de cómo en el recinto que estaba creando tenía varios objetos que había manufacturado él mismo y que tenían un cierto simbolismo: desde unas bolas de barro, que guardaba cuidadosamente como símbolo de poder, a una especie de escultura, que representaba la pervivencia de sus ancestros.

Después de una buena temporada, Ana R. Leiva se animó a volcar sobre la creación aquella insólita experiencia y, cuando fue a su imprenta de barrio para ver cómo quedaría, la persona que trabajaba allí reconoció esas construcciones.

Entonces, le explicó con tristeza que ese mismo día habían publicado una noticia en los periódicos locales, informando que ese sitio había sido destruido por máquinas excavadoras por orden municipal. Cuenta Leiva que, horrorizada, fue al lugar y no encontró nada en pie; tampoco estaba Osama, así que empezó a investigar en el vecindario para averiguar qué había sucedido.

Fotografía de la exposición ‘Osama, The King’, de Ana R. Leiva, por cortesía de la autora.

Varias personas que vivían cerca le habían denunciado, porque “tenían miedo de que empezara un poblado de chabolas” o que “fuera una tapadera para vender droga”, según recuerda Leiva, cuando, en realidad, Osama estaba allí sin molestar a nadie y creando su reino, como él lo llamaba.

Tras una reiterada búsqueda, averiguó que por mediación de Servicios Sociales se encontrada internado en una residencia psiquiátrica, donde tuvo ocasión de visitarle, narrándole, entonces, lo sucedido con su dominio.

Para devolverle la memoria al reino perdido, justo delante de su supuesta entrada, hay una serie de vallas publicitarias, una de las cuales, vacía, fue intervenida por la artista en febrero de 2020, quien ubicó una fotografía de la creación de Osama.

Lo que en principio iba a durar dos meses, hoy en día sigue estando ahí debido a la pandemia. En este sentido, Ana R. Leiva apuntó que tenía la esperanza de poder llevar allí, algún día, a Osama para mostrárselo. Por lo que respecta al protagonista, actualmente se encuentra dado de alta y bajo tutela.

Fotografía de la exposición ‘Osama, The King’, de Ana R. Leiva, por cortesía de la autora.

Alrededor de esta historia no solo ha nacido una exposición con las fotografías y los materiales recuperados tras la destrucción del lugar y se ha hecho un photobook con ellas, sino que también han surgido nuevos proyectos que serán lanzados posteriormente, como un libro infantil con ilustraciones donde se contará la historia de Osama.

Una insólita historia, plasmada en esta exposición y en el fotolibro, que promueve la reflexión sobre cuestiones como la migración y la influencia de la salud mental en las creaciones artísticas. Como bien comentó Leiva, las construcciones de Osama aparecen vinculadas con la arquitectura, la escultura –ya que algunas de sus casas tenían relieves con escrituras– y con la pintura –por el uso de la monocromía color ocre y las pintadas que describían el reino que con tanta ansia quería crear y levantar–.

Ana R. Leiva
‘Osama, The King’, de Ana R. Leiva.

 Angela Ruiz