INDEX ROMA: La AECID, Javier Duero y las malas prácticas profesionales
Las asociaciones de artistas firmantes de este comunicado quieren hacer pública su más enérgica protesta por el pésimo trato y la falta de respeto profesional que la AECID, Agencia Española de Cooperación Internacional para el desarrollo, dependiente del Ministerio de Asuntos Exteriores y de Cooperación, ha dispensado a los artistas visuales durante el proceso de producción de la exposición “INDEX Roma” que reúne los trabajos de los becarios residentes en la Real Academia de España en Roma (2014-2015) y que tendrá lugar en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando del 27 de febrero al 17 de Abril de 2016. Trato absolutamente irrespetuoso y falto de profesionalidad que ha forzado a los artistas asociados Greta Alfaro y Joan Morey a renunciar a su participación en dicha exposición en aras de la defensa de las buenas prácticas y de un trato profesional justo y respetuoso.
Nos parece gravísimo que una administración pública con la responsabilidad expresa de promocionar el arte español incumpla las obligaciones básicas, los estándares éticos y las normas y acuerdos interprofesionales que –establecidos consensuadamente por el sector de las artes visuales– rigen las correctas y equilibradas relaciones entre los distintos agentes del sector. Acuerdos y normas que progresivamente han supuesto una mejora de las condiciones de trabajo de los artistas y, por consiguiente, también un reforzamiento del tejido creativo nacional y de la producción cultural española.
La AECID ha delegado en el comisario Javier Duero y en su empresa de mediación cultural Pista 34 el comisariado, la producción y la gestión de las exposiciones que los becarios de la Academia de España en Roma realizan tanto en Roma como en Madrid. Así como la responsabilidad de replantear globalmente el proyecto institucional que representa la Academia de España en Roma. La ausencia de una convocatoria pública para la realización de este encargo nos impide conocer con precisión la naturaleza de la relación entre la AECID y Javier Duero. Es decir, la duración temporal del encargo, las responsabilidades que se asignan, etc. Sin embargo es obvio que su doble función de comisario y gestor del proyecto le otorga una responsabilidad innegable en el desaguisado que nos ocupa. Es necesario señalar, antes de entrar en detalle, que en aras de la transparencia pública y la democratización de la cultura sería deseable que el Ministerio de Asuntos Exteriores y de Cooperación incorporara convocatorias públicas abiertas para la designación de los comisarios a los que encomienda trabajos de semejante relevancia.
En Junio de 2015 se llevó a cabo en la Academia de España en Roma la primera de las exposiciones previstas para dar a conocer el trabajo de los becarios. Esta muestra anunciaba ya el escaso interés por llevar a cabo un proyecto expositivo de calidad. Por ejemplo, se desatendió el aspecto cultural de la muestra en beneficio de la organización de una macrofiesta en los jardines de la Academia (a cargo de una empresa privada italiana). La máxima prueba de desatención al proyecto expositivo es el robo de una de las obras expuestas. Y como consecuencia de esa desaparición, el descubrimiento de la ausencia de contratación de un seguro para las obras. Negligencia inexcusable en un proyecto de semejantes características. Aún a día de hoy, siete meses después del robo de la pieza, la AECID, eludiendo sus responsabilidades, no ha contestado al burofax de la artista autora de la obra sustraída en el que reclama alguna solución.
Como compensación a los defectos que experimentó el proyecto expositivo en Roma se adquirió el compromiso de abordar mejoras en la presentación del proyecto en Madrid, sin embargo las buenas intenciones fueron de nuevo disolviéndose en el incumplimiento de las prácticas profesionales imprescindibles para estos casos.
Pasamos a continuación a enumerar algunos de los incumplimientos del Manual de buenas prácticas que durante todo este proceso de negociación la AECID ha pretendido firmemente llevar a cabo, y que solo una larga y compleja negociación ha conseguido limar parcialmente:
- Ausencia de contrato con los artistas.
- Inexistencia de hoja de préstamo de las piezas.
- Negativa a contratar póliza de seguro, – algo extremadamente grave, sobre todo tras el robo de una obra en Roma -.
- Negativa a correr con los gastos del viaje, estancia y dietas para la supervisión del montaje a los artistas que residen fuera de Madrid. Hay que recordar que se trata de una convocatoria a nivel nacional e internacional y esto supone una discriminación seria para los becarios que no residen en Madrid.
- Negativa a pagar el transporte de las piezas que no procedan de Roma, aunque formen parte de los proyectos creados allí.
- Negativa a pagar los transportes de devolución de obra a los lugares de residencia de los autores.
- Publicidad de la exposición con imágenes de obras sin consultar con los autores, sin mencionar la autoría, y sin aportar ningún dato acerca de las mismas.
- Presiones ante la decisión de renunciar a la participación en la exposición.
- Negligencia en la retirada de los nombres de los artistas que han renunciado a la exposición.
Tanto incumplimiento dio lugar a un proceso de negociación que ha sido también profundamente incorrecto, en el que privadamente se ofrecía a unos lo que a otros se negaba, y que ha incluido la puesta en cuestión públicamente de la profesionalidad de algunos artistas por parte de los intermediarios. Un proceso que, más que proponer soluciones, parecía destinado a enfrentar a unos becarios con otros, responsabilizar de los problemas a los propios artistas y eludir responsabilidades por parte de la institución y sus mediadores. Una negociación llena de falsas promesas y posteriores desmentidos. Así por ejemplo, se ha argumentado la negativa a pagar el desplazamiento de los artistas primero en función de la realización de unas actividades externas que finalmente no se llevarán a cabo y después en las dificultades normativas que tiene la AECID para pagar viajes dentro del territorio nacional.
Ante la posibilidad de un plante por parte de la mayoría de los becarios del ámbito de las artes visuales y cuando ya había comenzado el montaje de la exposición, la directora de Relaciones Culturales y Científicas de la AECID dirigió una carta con carácter de ultimátum a todos los becarios emplazándolos a contestar en el mismo día con el cumplimiento de algunas reivindicaciones mínimas para cada uno. Finalmente la exposición se llevará a cabo cumpliendo algunos de los puntos exigidos pero con la ausencia de dos artistas. Y sin respuesta todavía por parte de la AECID respecto a la obra robada en Roma. Ésta no nos parece una solución idónea.
Que la AECID presione a los artistas para que acepten condiciones inaceptables es gravísimo, pero no lo es menos que finalmente premie a algunos de ellos con la concesión de esas exigencias como una generosa dádiva otorgada arbitraria y excepcionalmente, como un premio ejemplarizante que apacigüe voluntades. El respeto profesional a los artistas no puede tratarse como una concesión caprichosa y eventual, y menos manejarse para enfrentar a unos con otros. Todo este proyecto depende del dinero y el poder público y es deber de aquellos a los que se ha encomendado su administración hacer un uso correcto y ético de él. En el modo, en la manera de administrar ambos, dinero y poder, reside una responsabilidad enorme. Las asociaciones de artistas que firman este comunicado desean sinceramente que la visibilización de este conflicto contribuya a que se entienda públicamente la necesidad del respeto al trabajo de los artistas.
AVVAC (Artistes visuals València Alacant i Castelló)
PAC (Plataforma d’artistes Catalunya)
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