#MAKMAArte
‘Terra Eixuta 2.0’, de Rebeca Plana
Comisario: Alfredo Llopico
Organizan: Fundació Caixa Castelló y la Fundació Caixa Vinaròs
Fundació Caixa Vinaròs
Sala José Córdoba
Socors 64, Vinaròs (Castelló)
Hasta el 29 de noviembre de 2025
‘Terra Eixuta 2.0’, la más reciente exposición de Rebeca Plana (Albalat de la Ribera, València, 1976), comisariada por Alfredo Llopico y organizada gracias a la colaboración de la Fundació Caixa Castelló y la Fundació Caixa Vinaròs en la Sala José Córdoba de Vinaròs, se erige como un acto de sanación y resiliencia frente a la destrucción provocada por la DANA.
Compuesta por siete grandes lienzos, esta serie profundiza en un cambio decisivo dentro de su trayectoria: el predominio del color negro y la reducción extrema del trazo, en un gesto que abre espacio al silencio, la introspección y la reconstrucción. Todo ello se manifiesta mediante un lenguaje abstracto, donde los gestos y las superficies transmiten emociones y memorias sin necesidad de narrar literalmente la catástrofe.
El agua aparece como hilo conductor, tanto como materia física como símbolo de transformación. La artista no puede desligarla de su propia experiencia vital: la inundación que arrasó Albalat de la Ribera, su localidad natal y sede de su taller, marcó un antes y un después en su vida y en su obra. Situado junto al río Xúquer –cuyo nombre significa “el devastador”–, su estudio se convirtió en el epicentro de esa catástrofe, pero también en el punto de partida de una renovación espiritual y creativa.
De esa vivencia límite nace una pintura que asimila el barro y el agua como huellas del desastre, pero también como materia fértil, como testimonio de una tierra que, pese al golpe, resiste y vuelve a germinar. Las telas respiran desde la herida; el daño no se oculta, sino que se convierte en signo de persistencia y transformación. La abstracción permite que estas emociones y experiencias se condensan en la materia misma, en el color y en el trazo, sin depender de la figuración.

Rebeca Plana sustituye sus habituales fondos blancos y trazos coloristas por un espacio dominado por la oscuridad, trabajado con capas superpuestas de pintura de pizarra, grafito y almagre sobre lino. Estas capas se erosionan, se rayan, se abren a la luz de forma cambiante según la mirada del espectador. El resultado son superficies que, al igual que el agua, nunca permanecen quietas: se mueven, se expanden, mutan. Esa variabilidad es también un reflejo de la resiliencia, de la capacidad de adaptarse, de seguir latiendo incluso después del impacto.
La exposición se convierte así en un proceso pictórico de duelo, resistencia y recomposición. No se trata de representar una catástrofe, sino de encarnarla y transformarla en energía creadora. Cada trazo es un gesto de supervivencia; cada mancha, una forma de volver a empezar. El arte se ofrece como espacio de contención y de respiro, un territorio donde las heridas se muestran para poder cicatrizar a través del acto creativo.
Pero esta curación no se limita a lo individual. La exposición también propone un relato de resiliencia, un ejercicio de reconstrucción cultural y emocional que involucra a la comunidad de Albalat de la Ribera. El proceso de montaje y creación se convierte en metáfora del renacer compartido, en un gesto que une lo íntimo y lo social, lo físico y lo espiritual.
El arte, en este contexto, se revela para Rebeca Plana como una fuerza regeneradora, capaz de dar sentido tras el colapso. Para ella, pintar es una forma de fe, una acción visceral y empática que cura primero a quien la ejecuta y luego a quien la contempla. Su pintura es un acto vital de resistencia, una manera de mantenerse en pie y afirmar la vida incluso en la oscuridad.
Regresar al taller después del desastre es, para la artista, volver a habitar el mundo desde la fragilidad. La pintura se transforma en refugio, en lugar donde el dolor se convierte en energía y el barro, símbolo de lo destruido, deviene semilla de lo nuevo.
Esta exposición no solo testimonia una pérdida, sino que celebra la capacidad humana de resiliencia y transformación. Desde la materia herida hasta el gesto pictórico, todo en ella afirma que la creación, expresada a través de la abstracción, es una forma de supervivencia y de reconstrucción, un medio para encontrar belleza y sentido en lo que persiste.
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