Cluastro gótico. Centre del Carme

#MAKMAArte
Entre el decor carmeli y la agitación cultural
MAKMA ISSUE #08 | Entornos Museográficos
MAKMA, Revista de Artes Visuales y Cultura Contemporánea, 2025

A mi querido amigo y maestro de tanto, don Felipe Garín. In memoriam

“Yo he visto cosas que vosotros no creeríais”
(Roy Batty)

Me invitan los editores de la revista MAKMA, y agradecido quedo –al dedicarse este número a museos y centros de arte– a escribir un texto sobre la realidad y el horizonte (o panorama) al que van encaminados esos museos y centros de arte, sobre sus líneas programáticas y aspectos varios, propios de un centro cultural como el Centre del Carme, en el que llevo más de dos décadas.

Pero para conocer el presente se hace necesario dar un somero repaso por el pasado, penetrar bien en la intrahistoria de este singular edificio que, no creo que haga falta recordar, le da el nombre al barrio más castizo de la ciudad de València. Su historia es bien conocida por muchos, pero déjenme hacerles un breve recorrido por su azarosa vida. 

Son varios los tumbos que ha ido dando el exconvento del Carmen desde que le fue aplicada la desamortizadora y liberal Ley de Mendizábal de 1835, expulsados los carmelitas calzados de la que había sido su casa, allende 1281, año en el que fue fundado.

Portada de ‘Entornos Museográficos’ | MAKMA ISSUE #08, diseñada por José Antonio Campoy.

Al poco de aquel obligado desalojo, en 1838, el convento carmelita fue finalmente escogido como sede del incipiente Museo Provincial de Bellas Artes, conformado con los bienes muebles incautados de las suprimidas comunidades religiosas. Y aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid, unos diez años más tarde, aquí que se vino también la Real Academia de Bellas Artes de San Carlos, que tenía por entonces su sede en la Universidad. 

Primero llegó con su colección artística bajo el brazo y poco después con sus clases de formación, aquella prestigiosa Escuela de Bellas Artes de la que salieron todos nuestros grandes maestros del XIX. De esta manera, la Academia se convertía en una amiga inseparable del Museo, a la vez que forzosa compañera de viaje, pareja no siempre bien avenida, hasta hoy mismo.

La verdad que nos tenemos que congratular por aquella decisión, pues tal vez, como se ha dicho, este feliz destino fue el motivo de evitar su futuro derribo tal y como tristemente acabaron otros cenobios, también edificios civiles de nuestra área metropolitana, desde mediados del siglo XIX. 

Fueron varias las obras de adecuación de un espacio conventual a las necesidades de sus nuevas funciones. Sin entrar en detalle, tan solo mencionaremos la ecléctica transformación del refectorio con elementos arquitectónicos del demolido patio del palacio Vich, más tarde de nuevo removidos, y la posterior solemne construcción académica, conectada con la parte conventual años después.

Claustro renacentista. Centre del Carme
Claustro renacentista del Centre del Carme.

Sería tras la Guerra Civil, debido fundamentalmente al deplorable estado en que se encontraba el edificio a raíz de la contienda, cuando Academia y museo se trasladaron al Colegio Seminario de San Pío V, allá al otro lado del río, inaugurándose en 1946. Así pues, fueron poco más de cien años lo que duró esta estancia, quedando como único recuerdo de aquello el nombre de la calle, la calle Museo. 

Por cierto, es curioso que este término de museo todavía hoy se utilice inexplicablemente cuando muchos se refieren al Centre del Carme como tal, algo incomprensible si atendemos a la definición que nos ofrece el ICOM, por cuanto en esta casa nada se “colecciona o conserva…”.

De nuevo la real institución académica se mudaba, si bien en esta ocasión abandonaba a su inseparable Escuela en el exconvento, impartiéndose aquí sus clases de modelado, pintura, dibujo del Antiguo, escultura, arquitectura o grabado justo en las mismos dependencias y espacios que antes habían sido museo. 

Fue una etapa de unos cuarenta años en los que el edificio se fue degradando, compartiendo espacio en su última época con la otra escuela, la de Artes y Oficios, hasta que las Bellas Artes fueron elevadas a estudios superiores, instalándose finalmente, ya como Facultad, en fecha tan reciente como la de 1984 en su actual emplazamiento del Camino de Vera. Otros grandes artistas salieron en este periodo de aquellas aulas, los que conforman nuestro excelso panorama artístico, moderno y contemporáneo, recordando muchos de ellos, aún hoy, con cierta nostalgia su paso por este querido edificio. 

Y hete aquí que tan solo un par de años después se funda por ley el pionero Instituto Valenciano de Arte Moderno, estableciendo su sede en un solar de la vecina calle de Guillén de Castro con Na Jordana, vamos, dentro del barrio aunque a las afueras. Al poco tiempo de inaugurarse en el 89, el IVAM encontraba en el exconvento abandonado su perfecta Kunsthalle, a escasos 300 metros, época durante la que se realizaron memorables exposiciones e instalaciones en sus salas recordadas, aún hoy, por no pocos profesionales del sector.

Y nos plantamos ya en su historia más reciente, cuando a partir de marzo de 2000, tras la finalización de una primera fase de rehabilitación iniciada en 1989, cohabitando con el IVAM durante un par de años y no sin cierta polémica, el Centre del Carme comenzó a ser gestionado por el Consorci de Museus de la Comunitat Valenciana, institución creada en el 96, convirtiéndose, además, en su actual sede desde 2007 por iniciativa de Felipe Garín.

Nació esta nueva etapa con un ambicioso proyecto de Museo del siglo XIX, vinculado administrativamente al Museo de Bellas Artes, otro propósito fallido poco después. Durante estos últimos años, se han celebrado indistintamente proyectos de corte clásico, también del arte más actual, convertido, finalmente, en centro de cultura contemporánea desde 2016 hasta que escribo estas líneas.

Hemos disfrutado durante todo este tiempo de interesantes exposiciones, muchas irrepetibles, exitosas de público, bien sea por unos motivos o por otros. También editado magníficos catálogos, aunque, ciertamente, sin una línea editorial bien definida, cosa por hacer. A su vez, de unos años a esta parte, se ha apostado en firme por desarrollar una destacada política de mediación, iniciada hace más de diez años y potenciada en los últimos en base a un creciente presupuesto. 

Otras acciones más recientes tal vez hayan sido poco acertadas, por cuanto acaso no sea este el lugar más adecuado para depende qué cosa. No olvidemos que el exconvento del Carmen, aunque algo abandonado a su suerte –siendo de 2011 su última rehabilitación llevada a cabo con fondos europeos, además de la retomada en la actualidad tras años parada–, fue declarado Monumento Histórico Artístico Nacional en 1983 y Bien de Interés Cultural. 

Con toda esta intrincada historia, estos casi veinticinco años últimos no son nada, esperando todavía este magnífico lugar un definitivo proyecto alejado de ciertas directrices políticas o intereses partidistas. Un plan que tenga identidad y sentido y que lo aleje de tanto bandazo. Tal vez iniciemos ahora una época de cierta expectativa, también con la más que deseada rehabilitación integral de un edificio tan icónico como todavía sorprendentemente desconocido por muchos.

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