Repetitivas, un día tras otro, una y otra vez. Un puñado de palabras están acompañándonos durante estas semanas monotemáticas de incertidumbre global. Algunas poseen un carácter más técnico (inmunidad, serología, mitigación), frente a otros «neologísmos» como covidiota o cuarenpena, términos de nueva aparición que contribuyen, desde el terapéutico ingenio, a ser un necesario antídoto emocional. Otras veces, en cambio, forman parte del léxico cotidiano y doméstico, las pronunciamos u oímos cientos de veces al día en la cuarentena pero, tal vez, nunca nos hayamos parado a pensar en su origen. A continuación, un modesto glosario con 20 de estos vocablos:

1 Empezamos por pandemia, la palabra protagonista por antonomasia en estos tiempos, del griego πανδημία pandēmía ‘reunión del pueblo’.

2 Por si quedaba alguna duda, virus es un vocablo latino que significa ‘veneno’, ‘ponzoña’, y esta última palabra también se define como ‘doctrina o práctica nociva y perjudicial a las buenas costumbres’.

3 Desde hace semanas, es costumbre salir puntualmente a aplaudir al balcón, una voz de origen italiano, balcone, al igual que canciones como Nel blu dipinto di blu y Bella Ciao.

4 Nos los recuerdan a diario: continúa el estado de alarma, curiosa palabra también de origen italiano, allarme, del antiguo all’arme ‘a las armas’.

5 Si hay que elegir una prenda de moda – que, por cierto, es un metátesis de pendra, más difícil de pronunciar – en este estado, la palma se la lleva la mascarilla, de máscara, del italiano maschera, y este del árabe masẖarah ‘objeto de risa’. Vaya.

6 La cocina también está de moda. Es momento de elaboradas recetas gastronómicas y apetitosos platos con ¿un poco de kétchup?, palabra tomada del inglés ketchup, y este del chino kôechiap ‘salsa de pescado en escabeche’.

7 Dicho lo cual, escabeche proviene del árabe hispánico assukkabáǧ, y este del árabe sikbāǧ; confer persa sekbā. Se trata de una ‘ salsa o adobo que se hace con aceite frito, vino o vinagre, hojas de laurel y otros ingredientes, para conservar y hacer sabrosos los pescados y otros alimentos’. Escabechina, en cambio, se refiere coloquialmente a un ‘destrozo o estrago’ o a la ‘abundancia de suspensos en un examen’.

8 Exámenes parece que no habrá, y los niños y niñas disponen de una hora al día de paseos; aunque se discute el largo recorrido del vocablo. Para la RAE, proviene de la voz infantil ninno, pero hay quien sostiene su relación con «mínimo», de origen latino, o con meninho, ‘niño pequeño’ en portugués.

9 Volviendo a la cocina, son habituales en estos momentos los reiterados viajes a la nevera, del latín nivarius ‘relativo a la nieve’, ‘lleno de nieve’, o al frigorífico, del latín frigorifĭcus ‘que enfría’.

Nevera nueva, 1991-1994.Óleo sobre lienzo. 240 x 190 cm. Madrid, cortesía Colección Florentino Pérez. © Antonio López. VEGAP. Madrid, 2011.

10 Pero, en realidad, lo que deseamos es salir, del latín latsalīre ‘saltar’, ‘brotar’, una palabra rica en matices de significado: pasar de dentro afuera; partir de un lugar a otro; desembarazarse, librarse; libertarse; aparecer, manifestarse, descubrirse; nace, brotar… ¡y así hasta más de cuarenta acepciones!

11 Una excepción en la cuarentena son los perros, libres de poder salir a la calle cumpliendo las normas. Perro es una palabra de origen incierto según la RAE, aunque se baraje la hipótesis de un origen caló, o el vínculo con el sonido de los pastores prrr para llamar a los canes, del latín canis.

12 La inmunidad colectiva o inmunidad de rebaño, es un concepto que nos atañe. Su origen es, al igual que el de perro, incierto.

13 En cualquier caso, el desconfinamiento dependerá de los datos, de si son abrumadores, optimistas, desconcertantes o esperanzadores. Nuestra realidad transcurre irremediablemente ligada a ellos, del latín datum ‘lo que se da’.

14 Enfrente estarían las fake news, más propiamente en español: bulos. Su origen no está del todo claro, pero quizá provenga de bul ‘porquería’, un término que forma parte del léxico caló, la variedad romaní hablada por el colectivo gitano de España, Francia y Portugal.

15 El trabajo es otra de las preocupaciones capitales. Llama la atención su significado primitivo, del latín vulgar *tripaliāre ‘torturar’, derivado del latín tardío tripalium ‘instrumento de tortura compuesto de tres maderos’.

16 El teletrabajo también es faena, del catalán antiguo faena, hoy feina ‘cosa que se ha de hacer’.

17 Una de las cosas que hacíamos, y echamos más de menos, es ir al bar, del inglés bar ‘barra’, y a las terrazas.

18 Pero mientras tanto, las terrazas – del latín terraceus ‘de tierra’ – de las casas son un buen lugar para contemplar la ciudad silenciosa, paradójicamente rica en sonidos antes enmudecidos, como los pájaros o las campanas.

19 Campana procede del latín tardío campāna; propiamente ‘de Campania’, región de Italia donde se usó por primera vez.

20 Y, para finalizar, no olvidemos que esta situación afecta a todo el globo terráqueo, del latín terra ‘tierra’ y aqua ‘agua’.