Victoria Salvador

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Victoria Salvador
Premi Narcís en reconocimiento a su trayectoria profesional
Associació d’Actors i Actrius Professionals Valencians (AAPV)
13 de junio de 2023

Victoria Salvador recibió el pasado 13 de junio el Premi Narcís de Honor que concede cada año la Associació d’Actors i Actrius Professionals Valencians (AAPV) por su trayectoria de más de cuarenta años durante los que se ha entregado en cuerpo y alma a su profesión como actriz de teatro y proyectos audiovisuales, directora de montajes y docente en la Escuela de Arte Dramático y centros privados como la Escuela del Actor y OFF.

«Veo mi relación con el teatro como una historia de amor». Fueron las emotivas palabras con las que Victoria Salvador expresó su gratitud al recibir el Premi Narcís. «Una historia que se inició cuando con veinte años entré en la Escuela de Arte Dramático y que se confirmó al subir por primera vez a un escenario. Aquella noche, con la Toneta del ‘Malalt Imaginari’, supe que ese era el lugar donde quería estar, porque desde ese lugar podía aportar algo de belleza a este mundo», añadió la actriz en la gala celebrada en el Teatro Principal.

Y en ese espacio ha permanecido durante más de cuatro décadas, una larga trayectoria con sus cumbres, precipicios y vaguadas como es habitual en una de las profesiones más inestables que existen. Sobre el escenario como actriz de teatro y también ante la cámara en proyectos audiovisuales de cine y televisión.

Victoria Salvador, en el centro, levantando su Premi Narcís, junto al resto de galardonados por la Associació d’Actors i Actrius Professionals Valencians (AAPV).

También detrás de las bambalinas ejerciendo la dirección de diversos montajes y en una faceta pedagógica que realiza actualmente en la Escuela de Arte Dramático, donde imparte la materia de Expresión oral o cómo hablar correctamente en el escenario. Un arte que debería practicar más de un actor español, incluso alguno de los internacionalmente famosos, para que lográramos entender lo que dicen.

A diferencia de esos artistas precoces que responden a la llamada de Talía a edad temprana, como si un segundo cordón umbilical los arrastrara hacia las tablas, Victoria descubrió su vocación en su primera juventud y por una vía intelectual.

«Cuando estudiaba primer curso de Filología, leí ‘El teatro y su doble’ de Artaud, que me reveló una manera de crecimiento personal, de autoconocimiento, un ritual profundamente humano que me pareció sumamente interesante».

Luego, ya sobre el escenario, fue cuando surgió esa pasión visceral que le ha animado todos estos años, en las duras y en las maduras, y que le hace desear volver a vivir la magia de ser otra, porque este premio que le colma de alegría y satisfación no tiene porqué ser, ni ella quiere que sea, un broche de oro a su carrera.

Marcello Mastroiani y Sophia Loren, en ‘Matrimonio a la italiana’, de Vittorio de Sica, basada en ‘Filumena Marturano’, de Eduardo De Filippo.

¿A quién te gustaría interpretar ahora? «¡¡A Filumena Marturano!!», responde sin dudar un instante. Su vinculación con el teatro italiano durante una estancia juvenil en el Piccolo de Milán le hizo conocer hace muchos años esta obra de Eduardo De Filippo, un drama neorealista ambientado en Nápoles al final de la Segunda Guerra Mundial llevado varias veces a la gran pantalla.

Lo hizo el propio De Filippo y más tarde Vittorio De Sica en la versión aquí más conocida, ‘Matrimonio a la italiana’, intepretada por Sophia Loren y Marcello Mastroianni, y tuvo también un largometraje en Argentina.

«Me fascina Filumena, una mujer de origen humilde que sabe jugar las pocas cartas de las que dispone para lograr sus objetivos, en este caso darle un futuro a sus tres hijos. Ella es una mujer de su época, de escasa cultura y firmes creencias religiosas, pero a su manera también una feminista ‘avant la lettre’».

Aunque en sus inicios se sentía heroina de tragedia, se presentó en la Escuela con un fragmento de ‘Fedra’ de Racine, Victoria desarrolló cierta querencia por un tipo de personajes situados en el polo opuesto. Más cerca de las risas que de las lágrimas. Personajes enraizados en la cultura popular, como la Colombina de la Comedia del Arte, aliada de los jóvenes amantes que representa la listeza natural con la que los humildes se enfrentan al poder en un juego de tintes picarescos, burlescos, que pone en evidencia las miserias de los amos.

Victoria Salvador en ‘Sofía’, de Ignacio García May.

Como la Toneta de su debú o la criada María de ‘Noche de Reyes’, Shakespeare en una versión de Álvaro Tato y Helena Pimenta, que Victoria encarnó la pasada primavera en Matadero de Madrid. En ellos ha dado rienda suelta a una gozosa faceta para la comedia que puso de manifiesto en simbiosis con Rafa Calatayud en la deliciosa pieza, ‘Una hora y media de retraso’, la típica crisis matrimonial resuelta con gracia e ingenio.

Tras interpretar una gran variedad de papeles, Victoria alcanzó lo más alto de la escala social como avatar de la Reina emérita doña Sofía. Fue en ‘Sofía’ de Ignacio García May, un monólogo de sesenta minutos en el que la imagen del personaje se descompone en un caleidoscopio que debía representar a base de un dominio total del texto y de la evocación de imágenes.

Victoria Salvador en ‘Proyecto Meitner’, de la compañía CRIT.

En otra vuelta de tuerca la vimos como científica en ‘Proyecto Meitner’ de la compañía CRIT en torno a la investigadora austriaca que contribuyó a descubrir la fisión nuclear, y a la que se le negó el Premio Nobel.  Por ese papel Victoria mereció el Premio a la Mejor interpretación de la Generalitat Valenciana en 2021.

Entre sus montajes más queridos se cuenta ‘La jornada particular’ de Ettore Scola que versionó Rodolf Sirera o ‘Los Gondra’ de Borja Ortiz Gondra que se representó en el Centro Dramático Nacional.

«Ese proyecto fue muy especial para mí, porque intervenía un elenco muy numeroso, catorce o quince actores y actrices de edades y procedencias muy diversas. Fue estimulante sentir que estaba a su altura. Una de las cosas que más me gusta de mi profesión es formar parte por un tiempo de un grupo de profesionales unidos por un propósito común: hacer que una función funcione. Es como integrarte en una familia con la que compartes todo, a sabiendas de que un día cae definitivamente el telón y el ese  vínculo se rompe. Pero la separación no me causa tristeza, me deja buen sabor de boca».

Además de dedicarse por un tiempo a la dirección de montajes, Victoria ha hecho varias incursiones en el mundo audiovisual con series televisivas y largometrajes. «Al principio me costó entrar en el código audiovisual, cambiar el chip, decían que hablaba ‘demasido bien’, sin naturalidad. Pero gracias a la oportunidad que me dio Pedro Rosado con el largometraje ‘Una dona amb unes ales tremendes’, conseguí coger el tranquillo a las cámaras».

En la escuela de Arte Dramático explaya su vena pedagógica, aunque más que profesora, se considera «una profesional que de alguna manera ayuda a sus alumnos mostrándoles los rudimentos del oficio».

Victoria Salvador junto a Rafael Calatayud, en la obra ‘Hora y media de retraso’, de Gérald Sibleyras, bajo la dirección del propio Calatayud.

Rafa Calatayud, Joan Miquel Reig, Jerónimo Cornelles, Carlos Amador, Laura Useleti, Cristina Fernández…  La lista de colegas con la que se siente unida más allá de lo profesional es muy larga. Además del respeto y la admiración de sus compañeros, Victoria ha sabido granjearse su cariño como persona generosa, cálida y siempre dispuesta a echar una mano. Este premio es una buena prueba de ello. En esas familias pasajeras que surgen en la farándula Victoria se hace querer y deja huella.

«Lo más maravilloso del teatro es que, por encima de los egos y rivalidades, que por supuesto existen, se trata de llevar a buen término un trabajo en equipo bajo la batuta del director. Es fundamental que haya seriedad, compromiso y que no se enquisten los conflictos, porque eso perturba un ambiente ya de por sí muy denso. El escenario es como una burbuja al margen de la realidad y en ella la atmósfera es densa, intensa y fácilmente puede hacerse irrespirable si algo la contamina».

¿Algún nuevo proyecto a la vista, con Filumena Marturano, por ejemplo? «Intenté un par de veces encontrar apoyo para montar esta obra que requiere un mínimo de nueve actores, pero no lo conseguí. Tal vez debería probar con el nuevo conseller de Cultura». Y Victoria prorrumpe en una de sus contagiosas carcajadas. Le deseamos que la euforia que le ha infundido el merecido premio perdure una larga temporada.

La actriz Victoria Salvador, Premi Narcís de la AAPV. Imagen cortesía del autor.