‘Universo confinado’
Comisariada por Eduardo Alcalde, presidente de FUVANE
Colaboran: Fundació Per Amor a l’Art y Fundación Balearia
Nave 0 de Bombas Gens
Avda. Burjassot 54, València
Del 6 de noviembre de 2020 al 24 de enero de 2021
Dice el novelista y poeta mallorquín José Carlos Llop que los escritores tienen práctica a la hora de estar confinados: “Hay una parte de nuestra vida que es vida de ermitaño”. Los 26 artistas reunidos en torno a la exposición ‘Universo confinado’, que Bombas Gens acoge hasta el 24 de enero, a buen seguro que suscribirán esas palabras para describir igualmente su solitario trabajo en el estudio. Confinamiento ligado a la experiencia, sin duda más traumática, de los niños aquejados de parálisis cerebral atendidos por la Fundación Valenciana para la Neurorehabilitación (FUVANE).
Eduardo Alcalde, presidente de esta Fundación, se ha erigido en puente solidario entre ambos aislamientos, comisariando la muestra que pretende reflejar el tiempo de incerteza en que vivimos a causa del coronavirus. En el fondo, como dijo Fernando Mulas, neuropediatra de FUVANE, “el arte es una forma de expresar lo que uno siente”. Y lo que sienten artistas y pacientes, ligados en esta exposición, es esa soledad aludida por Llop, de la que ‘Universo confinado’ da justa cuenta.
Otro escritor, en este caso del siglo XIX, Guy de Maupassant, describió la trama que viene a unir, paradójicamente, los sucesivos espacios de confinamiento: “Nuestro gran tormento en la vida proviene de que estamos solos y todos nuestros actos y esfuerzos tienden a huir de esa soledad”. La covid-19, sin duda coyuntural, frente a la enfermedad más estructural de la parálisis cerebral, ha venido a recordarnos que somos seres frágiles, precisamente a los que se dirigen cada una de las 26 obras reunidas en la Nave 0 de Bombas Gens.
La nómina de artistas ya es garantía de éxito, no tanto vinculado con lo que por tal cosa se entiende en la sociedad del espectáculo, como por aquello que decía Bécquer de que la soledad era muy hermosa, cuando se tenía alguien a quien decírselo. Y los 26 artistas de ‘Universo confinado’, si han hecho su obra de mil amores, es porque en el fondo sabían que en sus creaciones latía una soledad que ansiaban compartir.
De manera que ahí están Cristina Alabau, Uiso Alemany, Vicente Alonso, María Aranguren, Juan Barberá, Carmen Calvo, Victoria Cano, Calo Carratalá, Javier Chapa, Vicente Colom, Martín Forés, Fanny Galera, Lupe Godoy, Helga Grollo, Carmen Michavila, Nacho Murillo, Pablo Noguera, Juan Olivares, Vicente Peris, Willy Ramos, Toni Sánchez, José Sanleón, Francisco Sebastián Nicolau, Horacio Silva, Rubén Tortosa y José María Yturralde, reciente Premio Nacional de Artes Plásticas, convocado por el Ministerio de Cultura y dotado con 30.000 euros.
Artistas todos ellos hermanados por la causa que les propuso Alcalde: pintar y ceder sus obras en beneficio de FUVANE, que destinará la venta de la exposición a recaudar dinero para el tratamiento de la enfermedad objeto de la Fundación. El hilo conductor propuesto fue la mascarilla, prenda inesperada en nuestra vestimenta cotidiana que ha adquirido lamentable protagonismo, y un marco que la contuviera con estas muy precisas medidas: 55 x 46. “Aunque no sirve para mucho dar esas medidas, tratándose de artistas, la verdad es que se han portado bastante bien”, apuntó el comisario.
El resultado ha sido un amplio rosario de obras en diversas formas y estilos (abstracción, pop art, realismo), con la mascarilla a modo de tocata y fuga plástica. A veces la mascarilla se reconoce a primera vista y en otras ocasiones apenas sirve como excusa para hablar de ese confinamiento, que ha alterado la vida confortable de los ciudadanos de la sociedad del bienestar. Mascarillas, por ejemplo, en forma de ‘Hiperrectángulo’, con la que Yturralde echa mano del gato de Schrödinger, vivo y muerto a la vez, para referirse igualmente al coronavirus que aparece y desaparece, “una forma cuántica de describirlo”, señala en su escrito que acompaña la pieza.
Alcalde dijo que se lo había pedido a todos (un texto explicativo), pero que, una vez más, los artistas han ido por libre y algunos han preferido que fuera la obra por sí sola la que hablara. Yturralde se animó incluso a lanzar un mensaje lapidario: “La máscara imposible que es y no es simboliza aquí nuestra ignorancia y o saber actual”. Victoria Cano, en tono más poético, señala en su obra titulada ‘Latidos de anverso y reverso’: “Ellos vigilan el entorno que nos narran, una ciudad [Valencia] donde su cartografía es un corazón silenciado y donde viendo o mirando a través de las ventanas, se dibujan reflejos…”.
Calo Carratalá transita igualmente la senda tenebrosa del confinamiento por culpa de la covid-19, aunque convendría retirar la culpa y poner a causa de, ya que el virus carece de conciencia, para dejarnos este pensamiento: “Su imagen [la del árbol Baobab que preside su obra y que se halla amenazado de vida en África] no deja de ser una reflexión sobre las anormalidades que estamos viviendo”. Su mascarilla, de riguroso azul quirúrgico, acompañando al Baobab, dice Carratalá que “parasita nuestros paisajes como nuevo residuo humano”.
Vicente Colom huye del terror para mostrar en su dibujo a pluma con tinta china, titulado ‘Siempre podemos contar con ellos’, la “paz y amor” que ha visto en el comportamiento, a veces suicida, de los equipos médicos que han participado en esta pandemia. “Cuando vi a los servicios médicos haciendo con sacos de basura sus elementos de protección…no pude soportarlo”, dice en su escrito, mientras una pareja se mira angustiada cara a cara tras sus máscaras de plástico, en una imagen de un blanco y negro sobrecogedor.
Sebastián Nicolau se pregunta en ‘Professional mask over reflections’, pieza de aluminio y cordón sobre metacrilato, una vez aceptado que los reflejos vienen falseados por su inversión, “¿qué nos queda si ocultamos la mitad?”, refiriéndose a lo que se pierde de nosotros tras la mascarilla que solo deja ver parte de nuestra cara. Más lírico, Horacio Silva, en ‘Como lluvia ácida’, alude al “aislamiento obligadamente concertado”, apenas “alterado por las luces intermitentes reflejadas en las paredes, transmitiendo trágicas noticias, dolor. Mientras la esperanza…espera, espera…”.
Toni Sánchez, al igual que hace Colom, pero en un estilo Lichtenstein más depurado, se refiere a los ‘Héroes’ en su acrílico sobre lienzo, “un homenaje a los auténticos héroes de la pandemia, que lo han dado todo por atender más allá de lo razonable a todos los enfermos de Covid-19”. Y así sucesivamente en cada una de las obras de los 26 artistas, ellos también ofreciendo generosamente su arte para vincular su soledad con la de los niños enfermos de parálisis cerebral, en tiempos de incerteza. Fundación Balearia, que colabora junto a la Fundació Per Amor a l’Art en la exposición ‘Universo confinado’, hará que la muestra vaya después a Denia, Mallorca, Menorca e Ibiza.
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