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Una amistad, dos amigos: Sorolla y Benlliure | Covadonga Pitarch
MAKMA ISSUE #06 | Sorolla Poliédrico
MAKMA, Revista de Artes Visuales y Cultura Contemporánea, 2023

Joaquín Sorolla (1863-1923) y Mariano Benlliure (1862-1947) no fueron solo dos de los artistas más brillantes de su época, sino que fueron, sobre todo, dos buenos amigos. Dos valencianos instalados en Madrid que vivieron para crear un arte único, que triunfó tanto en nuestro país como en el extranjero.

Ambos consiguieron la medalla de oro de la Exposición Universal de París de 1900 y fueron recibidos en su tierra con grandes honores. Ambos viajaron incesantemente y llevaron sus obras a países como EE.UU., Francia, Chile, Argentina o Cuba y ambos compartieron proyectos comunes, como la creación de un Palacio Permanente de las Bellas Artes e Industrias en Valencia, que no se llevaría a cabo, o la organización de exposiciones de la Juventud Artística Valenciana.

Su relación se inició siendo los dos adolescentes en Valencia y duró toda su vida, hasta la muerte prematura de Sorolla a los 60 años. El fruto de una amistad tan duradera fueron una serie de intercambios artísticos. Sorolla retrató a Mariano Benlliure y a su familia, les regaló cuadros dedicados cariñosamente: “a mi amigo”, “a mi hermano”; Benlliure, consciente de lo mucho que al pintor le gustaba la escultura, hizo lo mismo y el pintor formó una pequeña colección compuesta por bronces y un yeso, un ‘Estudio para el monumento a Velázquez’, además de un jarrón de cerámica decorativa, piezas que hoy se conservan en la Casa Museo del pintor en Madrid.

Sorolla Poliédrico
Portada de MAKMA ISSUE #06 | Sorolla Poliédrico. Diseño: Marta Negre.

Una relación, la de Sorolla y Benlliure, que se extendió a sus esposas y familias, llevando, por ejemplo, a Mariano Benlliure a iniciar a Elena Sorolla García, hija pequeña del pintor, en el arte de la escultura, en el que fue pionera en su época. Esta amistad continúa, hoy en día, en los descendientes de ambos artistas, que mantienen vivos estos lazos fraternales.

Entre las obras de Benlliure destaca una placa de perfil en bronce que el escultor realizó para homenajear los éxitos obtenidos por Sorolla en 1909, cuando la exposición individual que llevó a Nueva York batió todos los récords imaginables de crítica, ventas y público; o el busto en piedra caliza que desde 1932 recibe a los visitantes en el jardín del Museo Sorolla y que muestra al valenciano haciendo lo que más le gustaba: pintar a la luz del sol. 

A su vez, Joaquín retrató a Mariano en dos ocasiones. La primera, como parte de la obra ‘Lucrecia Arana y su hijo’ (1906), un retrato de la esposa del pintor en el que Benlliure aparece reflejado en un espejo mientras boceta las figuras de su familia. La segunda, en un cuadro, ahora sí, dedicado plenamente al escultor, que se realiza para formar parte de la iconoteca o galería de hombres ilustres que Archer M. Huntington le había encargado para la Hispanic Society de América.

Páginas interiores del artículo publicado en MAKMA ISSUE #06 | Sorolla Poliédrico.

En él, Mariano Benlliure, quien en sus cartas se refería a sí mismo como “picapedrero”, aparece representado junto a un enorme bloque de mármol a medio devastar. En mangas de camisa, con su inconfundible bigote y casualmente apoyado contra la roca, nos mira divertido, seguro de su arte y de su persona. El retrato de Benlliure por Sorolla es, sin duda, uno de los más íntimos e interesantes de la serie realizada por el pintor valenciano para el Museo americano. 

Todas estas obras son las muestras materiales que nos quedan de una gran amistad, de dos valencianos ilustres e inmensos que, cada uno en su arte, tocaron la cima del éxito en el periodo de entresiglos y que continúan hoy, cien años después de la muerte de Sorolla, emocionando al mundo con sus obras.

Este artículo fue publicado en MAKMA ISSUE #06 | Sorolla Poliédrico, en noviembre de 2023.

Mariano Benlliure. Sorolla
‘Retrato del escultor Mariano Benlliure’ (1917), de Joaquín Sorolla.

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