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Entrevista con Trallalla, artista urbano italiano

La concepción de los cuerpos ha ido cambiando siglo tras siglo y las obras artísticas han sido las primeras en retratarlo desde sus inicios, desde el ‘David’ de Miguel Ángel o la ‘Psique’ de Antonio Canova, hasta «Las tres Gracias’ de Rubens o los protagonistas de la obra de Botero. En la actualidad, la predilección es muy concreta. El estilo de vida, el auge del fitness, las tallas en las tiendas de ropa… Todo nos dirige a un modelo de cuerpo concreto: no olvidemos las afamadas proporciones 90-60-90.

Siguiendo esta premisa, el autor del que hablamos hoy deja de lado el mensaje de gordofobia muy arraigado en nuestra sociedad, y convierte a la mujer gorda en la protagonista de su obra. Retratadas como diosas empoderadas, representadas como sirenas, personajes enigmáticos y eróticos. Hablamos de la obra de Trallalla, un artista callejero de Nápoles que lleva a cabo un fascinante proyecto y que lanza un mensaje de aceptación y amor por el cuerpo.

“Estaba tratando de enviar un mensaje de body positive en el sentido de hacerte sentir hermosa, porque, tal vez, muchas mujeres no se sientan de esa forma, y al verse representadas de una manera erótica y sensual puede ayudar a que empiecen a hacerlo. Para mí el cuerpo de una mujer gorda puede ser muy, muy hermoso”, afirma el artista.

Obra de sirenas de Trallalla en las calles de Nápoles. Foto: @ormai1968.

“Pienso que las mujeres son bellas, dejando de lado la forma de sus cuerpos. Lo bello es la personalidad, la singularidad de la persona. En todo caso, tengo que decir que este tipo de cuerpo me gusta. La mujer con grasa me gusta, la encuentro preciosa”, explica Trallalla, perfilando su modo de ver y entender el cuerpo femenino y su sensualidad.

También cuenta que el retrato de estos cuerpos no es un hecho concreto de esta iniciativa, sino que caracteriza toda su trayectoria. “Yo trabajo en los cuerpos de mujeres no normativas incluso antes de realizar las sirenas. Trabajé en figuras de mujeres con formas abundantes, mujeres gordas”.

Ahondando en el origen y carácter formal de sus ilustraciones, el autor admite que “la idea de trabajar en la sirena, en realidad, no se decirte cómo me vino. De repente, dibujando, se me ocurrió; es como si la sirena hubiera venido a buscarme de alguna manera. Sabes que la sirena seduce; entonces ella me sedujo, fui secuestrado por esta figura y comencé a trabajar en su imagen y a estudiar lo que significa”.

Sticker con una de las mujeres voluptuosas del autor. Foto: @ormai1968.

De esos estudios en torno a las nereidas como personajes mitológicos, el autor crea un discurso muy completo y complejo, que le sirve para realizar un paralelismo entre los animales y los humanos. “Antes de nada, la sirena es un signo de opuestos, es un híbrido: animal y humana. A mi parecer, también sirve para recordarnos que los humanos tenemos una parte animal muy fuerte, muy presente, que pretendemos olvidar, pero eso guía muchas de nuestras acciones”.

Una puesta en práctica que establece un sólido vínculo con las razones históricas y mitológicas a este lado del sur de Italia. “La sirena es el símbolo de mi ciudad. Ya sabes que Nápoles fue fundada por la sirena Parténope, así dice la leyenda”. Por ello, es muy interesante ver cómo el artista incorpora a estas mujeres en un entorno que él considera tan importante y que es patrimonio cultural. “El lugar de colocación de las sirenas es el centro histórico de Nápoles, precisamente para vincularme a su mito».

Un nexo que confirma su predilección por la parte antigua de la ciudad, vertebrada por la historia, forma y peculiaridades que rezuman su arquitectura. “Me gusta la ciudad antigua, me gustan los muros rotos con los signos del tiempo, con los clavos oxidados y con los carteles rotos. Me gustan las paredes que tienen historia y en ellas pongo la mía».

Puerta con algunos de sus motivos y su firma. Foto: @ormai1968.

También destaca una de las partes que caracterizan Nápoles: la musical. Enlaza los cánticos tan propios de estas figuras con la musicalidad de las calles de la metrópoli, siempre repleta de cantantes callejeros que nos muestran su pequeña aportación melódica al pulso urbano. “Encuentro este simbolismo en la sirena por el encanto de la seducción. En la ciudad también cantan».

Igualmente interesante son los nexos fraguados entre la ubicación de la obra y el paisaje marítimo, doméstico y mitológico, “siempre cerca del mar, en los barcos, en las rocas, tratando de traer de vuelta a la sirena a su casa”.

Observando las obras, vemos que en muchas ocasiones se encuentran acompañadas de una vanitas, pero esta vez la calavera –utilizada en el arte para hacer referencia a la muerte y a la brevedad de la vida–, lejos de expresar angustia, nos invita a disfrutar de la vida, en oposición a la vanitas católica, que nos comunicaba que la vida era un simple e insignificante tramo para alcanzar la felicidad eterna, la muerte. “Fuera, en la fachada de muchas iglesias, está escrito memento mori«.

«Recuerda que debes morir –prosigue Trallalla– y, por lo tanto, es una invitación a portarse bien, a recordar que al final hay que morir y que, probablemente, todo está condicionado por lo que se hace en la vida».

Por ello, confiesa el artista que escribe «memento vivi porque creo que también es importante recordar vivir. Muchas veces nos olvidamos de que solo tenemos una vida disponible y, al final, debemos reflejarlo, debemos vivirlo lo más plenamente posible. La incorporación de esta frase es mi invitación a vivir».

trallalla
Una de las musas del artista urbano. Foto: @ormai1968.

En definitiva, el street art de Trallalla presenta a personajes no canónicos, lanzando un mensaje necesario de body positive a la ciudad de Nápoles y a todos los que visitan su centro histórico. Las sirenas se mimetizan con su entorno, siendo partícipes del caos y el ritmo urbano, estableciendo una gran conexión con su propia historia y, a su vez, con la leyenda de creación de la ciudad; une lo real y lo artístico, lo animal y lo humano.

Este mensaje es recibido por el público de manera directa y sencilla, ya que la sirena está arraigada en nuestra acervo cultural colectivo desde tiempo inmemorial. Todos conocemos la ‘Odisea’ de Homero o ‘La sirenita’ de Disney. Integradas con el resto de obras que encontramos en las calles de Nápoles, las sirenas nos invitan a abrir nuestra mente, a aceptar nuestros cuerpos, a sentirlos bellos, sexis. Estas mujeres nos empujan a vivir el momento, la vida, enviándonos de manera literal un mensaje: memento vivi.