Reanimando al ‘Mad Doctor’ en el ciclo de terror ‘Eidoloscopium’ del Aula de Cinema UV

Re-animator. Eidoloscopium. Mad Doctors

El Aula de Cinema de la Universitat de València, a través del Vicerrectorado de Cultura y Sociedad, organiza el ciclo de terror ‘Eidoloscopium’, que constará de tres proyecciones los miércoles 23 y 30 de octubre, y 6 de noviembre, a las 18:00, en el Instituto López Piñero de la UV, en el marco de la jornada de investigación ‘El imaginario científico en el cine de terror: Mad Doctors’.

‘Bonnard, el pintor y su musa’ o Martha, el pintor y el director

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No es casualidad que ‘Bonnard, el pintor y su musa’, nuevo largometraje de Martin Provost, erija sus cimientos en base a la figura femenina, al deseo del cuerpo y a la naturaleza. El director francés construye, así, un ‘biopic’ sobre el pintor postimpresionista y su carrera artística, en la que su pareja, Martha, se convertirá en piedra angular de la misma.

Confesiones de una noche de verano. Cultos y bronceados (XIX)

Dirty Dancing. Confesiones de una noche de verano

Mi segundo lugar para no pensar este verano ha sido ‘Dirty Dancing’, una de mis películas favoritas. La distancia cultural es inmensa, pero no puedo evitar fantasear con la idea de que salen de la pantalla como en ‘La rosa púrpura del Cairo’ y se presentan en cualquier verbena de mi pueblo. ¿Podrían los personajes resistirse al perreo? ¿Qué pasaría si sonase ‘Hungry eyes’?

La lucha del amor y el cine de verano. Cultos y bronceados (XVII)

Cine de Verano. Filmoteca d'Estiu

Había llegado allí por un amor de verano y lo que sucedió fue un amor eterno: me enamoré del cine. La película en cuestión se llamaba ‘Intolerancia’ y su subtítulo es “La lucha del amor a lo largo de los tiempos”. Una obra maestra de Griffith que me hizo estudiar comunicación audiovisual para aspirar a convertirme algún día en director de cine.

El verano como retorno ¿imposible? Cultos y bronceados (VII)

Verano. Cultos y bronceados

A orillas de La Mancha veranean, con su liturgia proletaria a cuestas, los retornados que una vez huyeron, por necesidad, hacia una contingencia urbanita que transmutó la horizontalidad –ventosa y yerma– en la memoria vertical tatuada, hoy, en los antebrazos de sus descendientes.