#MAKMALibros | Storytel (Audiolibros)
Innovar requiere, en ocasiones, regresar al pasado para, a la luz de las nuevas tecnologías, resucitar a un ave fénix dándole un plumaje acorde con las necesidades y gustos del momento presente. Un ejemplo son los audiolibros. Historias, relatos y conocimientos que llegan al cerebro por la vía auditiva, al igual que ocurría en tiempos pretéritos cuando la lectura no era silenciosa y privada, sino colectiva.
Las radionovelas que en los años cincuenta y sesenta concentraban a la familia en torno a la mesa también pueden considerarse un antecedente de los audiolibros. Su utilidad para lectores con problemas visuales o similares es indiscutible, pero hay quien considera que empobrece y limita tanto la experiencia lectora como el estímulo de la imaginación. No vamos a entrar en polémicas, sino a explicar cómo se elaboran estos libros que apelan a abrir el oído en vez de las páginas.
Las grandes editoriales se han lanzado a producirlos, pero la oferta más fuerte de textos para ser escuchados la representa la plataforma sueca Storytel. Creada en 2005, está implantada en 25 países (en España, desde 2017), cuenta con un fondo de 200.000 títulos y 770.000 descargas en su app. ‘Sira’, de María Dueñas, ‘La sombra del viento’, de Carlos Ruiz Zafón y ‘La cocinera de Castamar’, de Fernando J. Múñez, lideran los títulos de autores españoles.
La novela negra y la romántica son los géneros con más demanda en España, mientras que en los países de hispanoamérica destaca la no ficción. El perfil del suscriptor es una mujer de 25 a 50 años, urbanita y avezada en temas tecnológicos. Hay dos tipos de cuotas: 10,99 euros al mes y 6,99, que incluye 12 horas de lectura al mes.
Storytel alimenta sus fondos por una doble vía. «Tratamos directamente con las editoriales que nos proponen algunos de sus títulos y también tenemos producción propia», dice Gina Solé, directora de marketing. «En la segunda vía participan autores que han escrito un relato pensado específicamente para ser leído y escuchado».
Escoger la voz o voces adecuadas para cada historia es clave en el proceso que se desarrolla en distintos estudios de grabación. En algunos casos intervienen hasta seis actores y actrices, pero por regla general es un narrador versátil que adapta sus registros vocales a cada personaje.
«Producimos los audiolibros en versión íntegra, no abreviada o adaptada», indica Solé. «El oyente escucha el mismo texto que puede leer en papel, pues se trata de reproducir la misma historia, con la diferencia de que, al mismo tiempo, puede hacer otras cosas que no demanden excesiva concentración. En el proceso de producción existe una fase denominada prooflistening o ‘escucha de prueba’, en la que una persona lee el texto a la vez que lo escucha para garantizar la fidelidad del mismo».
«Cuando se trata de libros de no ficción –prosigue–, informativos o que contienen gráficos, imágenes y otros recursos difíciles de transmitir oralmente, se hace una adaptación de los mismos para poder ser explicados, pero siempre contando con la autorización y validación del autor o autora. Es una transformación algo similar a la del libro electrónico, con una salvedad, pues la voz humana impregna el texto de un significado y un sentimiento que varía de una persona a otra. Por eso se pueden encontrar dos títulos iguales, como ocurre habitualmente con los clásicos, leídos por varios narradores, y cada uno suena diferente y único».
Para que los relatos alcancen su máximo potencial en formato audiolibro se puso en marcha Storytel Original, que incluye solo historias escritas directamente para ser leídas. «El resultado es una experiencia única e inmersiva, porque no estamos hablando simplemente de un audiolibro tradicional en el que una voz te lee una historia, sino de títulos donde a menudo intervienen dos o más narradores que interpretan más que leen. Además, con el aliciente de una producción sonora más elaborada desde efectos de sonido a piezas musicales».
El escritor y periodista valenciano Carlos Aimeur es uno de los autores que forman parte de Storytel Original con ‘No olvides mi nombre‘. «¿Cómo escribir una novela para ser escuchada? Hay que usar el truco de leerla en voz alta y adecuar su duración, unos 50 o 60 minutos por capítulo hasta la 9,40 horas totales».
‘No olvides mi nombre’ es un thriller ambientado en Galicia cuyos paisajes conoció Aimeur en su infancia. «Es un relato de intriga con elementos fantásticos», dice Aimeur. «Una especie de ‘Verano azul’ contado por Stephen King. Se desarrolla en una atmósfera fantástica, pero pegada a la realidad, en el que afloran influjos de las ‘Leyendas’ de Becquer, Lovecraff o Allan Poe… También de Joan Lindsay y su novela ‘Picnic en Hanging Rock’. Vi la película, hace unos años editaron la novela y me encantó su forma de narrar. No era consciente cuando lo escribía, pero al releerlo me di cuenta de cuánto me había influido».
Aimeur escribió el relato tras la muerte de su madre volcando en él su dolor como en un mar de fondo que le dota de mayor profundidad. «Al escribir un audiolibro hay que pensar en la banda sonora de cada escena, el rumor de las olas a los cantos de las gaviotas, por ejemplo. La primera persona y los diálogos también son aconsejables, así como adoptar un tono discursivo, explicar bien las cosas y varias veces para que lector oyente no pieda el hilo.
Se trata de una tarea artesanal que bebe mucho del folletín y con unas pautas fijas que al mismo tiempo que te restrigen te encauzan. Creo que los que somos periodistas, por experiencia profesional nos adaptamos con mayor flexibilidad a esta fórmula», concluye Carlos Aimeur.
Bel Carrasco
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