Space before place, de Agustín Serisuelo
La Gallera
C / Aluders, 7. Valencia
Visita guiada: jueves 27 de noviembre, a las 19.00h
Hasta el 12 de enero de 2015
Fotografías metidas en cubos de madera, hasta un total de 15 alcanzando los siete metros de altura. Y, alrededor, otra serie de instalaciones escultóricas referidas al urbanismo, a su arqueología como vestigio de una depredación inmobiliaria que ha dejado un sinfín de restos mortales a modo de ruinas. Hasta aquí el mensaje, lo cual en una obra de arte es decir bien poco. Porque el arte, como bien dijo el propio Agustín Serisuelo, artífice de la exposición ‘Space before place’ de La Gallera, “ha de servir para motivar la reflexión del espectador”.
Y Serisuelo, en la muestra que abre la nueva temporada de La Gallera, va más allá. “Son monumentos de nuestra historia más reciente que a algún arqueólogo del futuro le servirán para saber cómo fuimos”. Él se limita a levantar acta de tamaño despropósito jugando materiales como la fotografía, la madera, el PVC espumado o el metacrilato. Todo ello conjugado de forma armoniosa para revelar precisamente todo lo contrario: el desequilibrio y tormento de un territorio sometido a las bajas pasiones del lucro veloz.
Serisuelo transitó por espacios como Canet d’En Berenguer, Moncofa u Oropesa del Mar, se subió a torres y edificios abandonados, fotografió lo que fue viendo y luego recreó el conjunto de ruinas por las que pasó en una serie de esculturas expresamente trabajadas para el espacio de La Gallera. De manera que, como señaló el propio artista, se trajo toda esa periferia esquilmada a un lugar céntrico y emblemático de Valencia. También: “Traigo a un sitio lleno de memoria todo aquello que carece de ella”.
Por eso ha titulado su exposición ‘Space before place’. “El espacio está antes que el lugar. El espacio es algo frío e inerte que luego el ser humano lo convierte en lugar”. No es el caso que nos ocupa, donde el espacio repleto de ruinas revela la carencia de un lugar habitado por personas. Y el artista se pregunta en el catálogo expositivo: “Alguien quería que esto fuera su casa, un lugar para criar a sus hijos. Pero no lo es”. A partir de la desazón que tal hecho le produce, trabaja en sus esculturas para dejar constancia de tamaña “explotación con fines turísticos”.
De nuevo el mensaje. Pero Agustín Serisuelo vuelve a la carga subjetiva que tantos espacios ruinosos y deshabitados dejan en nuestra conciencia. La “fragilidad” de esa torre de siete metros repleta de fotografías. “Imágenes digitales que se desmaterializan y que yo convierto en materia al incorporarlas como parte de las esculturas”. Una torre que crece a lo alto, pero que parece tener pies de barro. “Me interesa llevar la construcción hacia lo volátil, que es lo que ha llevado el sistema constructivo en España”. Las constelaciones que sobrevuelan por encima de esa torre también producen la sensación de aquello “que no acabas de entender”.
Agustín Serisuelo recorrió todos esos espacios por tratarse de una “problemática cercana a mí”, sorprendido por el “velo de impersonalidad” de unos espacios “que nos hemos acostumbrado a ver”. Y como la costumbre es el vicio de la mirada para dejar de ver, Serisuelo muestra en La Gallera su conjunto escultórico. Un “trabajo arquitectónico como memoria contra el olvido y el abandono”. Ruinas inmobiliarias para arqueólogos que las comprendan.
Salva Torres
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