Rafael Armengol. Galería Thema

#MAKMAArte
‘Blanc’, de Rafael Armengol
Comisario: Ricard Silvestre
Galería Thema
Cirilo Amorós 87, València
Hasta el 30 de marzo de 2024

En 1949, la revista Life emitía, a modo de titular, la pregunta: “¿Acaso es él el pintor vivo más grande de los Estados Unidos?”, en un especial de cuatro páginas dedicado a Jackson Pollock, el cual se encontraba en plena campaña mediática, dirigida por Peggy Guggenheim, para la construcción “del gran héroe del arte americano”.

El sistema moderno del arte lleva implícito la idolatría, la soberbia, el ego desmedido, el aplauso autómata de un séquito de marchantes, galeristas, comisarios y críticos capaces de persuadir al coleccionista que se rige por los gestos del arquero, el bullicio y el ritmo trepidante del mercado, sometido a las leyes de la oferta y la demanda.

Me dejo llevar por la inercia de la apropiación posmoderna aplicada a la literatura artística y me hago la misma pregunta en relación a Rafael Armengol (Benimodo, 1940) que expone sus últimas obras en la Galeria Thema, en una exposición, ‘Blanc’, exquisitamente comisada por Ricard Silvestre: “¿Acaso es él el pintor vivo más grande de España?”.

Rafael Armengol
Obra de Rafael Armengol presente en Galería Thema. Imagen cortesía del autor.

Obviamente, hago esto por mi cuenta y riesgo, sabiendo de antemano que el artista me dará una merecida colleja por aplicar a su persona la grandilocuencia vocifera de la que él siempre ha huido. Él es está muy lejos del ruido, en su estudio de Benimodo, siempre fiel a una idea de autenticidad, honestidad y compromiso con el arte que le ha impedido prestarse a ciertas estrategias de marketing, que seguro le hubieran reportado grandes beneficios.

Y sin necesidad de ellas, Armengol ha escrito una hoja decisiva de la historia del arte español, tan importante, que, haciendo uso de la perspectiva epistemológica del punto de vista de todo investigador, yo me formulo a diario ese titular disfrazado de pregunta retórica a favor de Armengol.

Como autor de una tesis en ciernes sobre su trayectoria, mi mente contiene datos, imágenes, obras y documentos suficientes como para argumentar con rigor que la exposición que se puede visitar en Galería Thema, hasta finales de marzo, es el reducto magistral de los paradigmas que han centrado su investigación pictórica, volcados en el reto del equilibrista de jugárselo todo al blanco.

Como bien señala su comisario, Ricard Silvestre, estas obras son un “blanco perpetuo” que une pasado y presente para recordarnos el ADN cultural –humanista– de nuestra civilización, en la que mirar atrás es “una acción revolucionaria” de salvar la tradición.

En las recreaciones de las esculturas neoclásicas de las alegorías y de los putti palaciegos extraídos de Riofrío y La Granja, Armengol deja atrás la indagación en el engaño óptico del color –cuestión que ha centrado las últimas décadas de su obra como una filigrana científica, poética y técnica que, a veces, roza la imposibilidad de haber sido creada por mente y mano humanas–.

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Y es que las obras expuestas en Galería Thema son un trozo de lo dionisíaco pasado por el filtro de la pulcritud, en una declinación purista de lo trágico y lo sublime del destino de Schiller. Él es el mismo autor que, haciendo grupo con Boix y Heras y avalados por Fuster, Raimon, Aguilera Cerni, Estellés, fusionó el apropiacionismo de lo clásico bajo los códigos del pop art con un compromiso con la realidad y la democracia, hasta el punto de ser bombardeada su exposición en La Costera de Xàtiva, en 1975, por el comando Hitler.

Él es el mismo autor de la ‘Matança del Porc’ y el del Àngel custodi con el pimentó de Estellés en la edición del Estatut d’Autonomia. Es el autor de la serie ‘L’Horta’, que fue seleccionada por Fernando Vijande, de la Galería Vandrés de Madrid, para representar a España en la exposición internacional del hiperrealismo junto a Antonio López o Isabel Quintanilla. Fue después de la Documenta de Kassel de 1972 cuando las coliflores de Armengol viajaron por Norteamérica, Inglaterra y parte de Europa, junto a la obra de Richard Estes, John de Andrea, Duan Hanson, Chuck Close, David Hockney, Richter, Gerstch o Boltanski.

Es el mismo autor de la percepción óptica, de los colores luz y colores materia, el del estudio científico del color como engaño cromático y el amigo íntimo de Estellés, a quien este año conmemoramos. Ese mismo autor que vemos en la Galería Thema fue el joven con un mechón blanco que se aplicaba sobremanera en los dibujos de sus cuadernos escolares en el Benimodo de la posguerra y que luchó, sin contar con referente alguno, por estudiar Bellas Artes en tiempos convulsos.

Ese mismo ser que sigue siendo hoy el hombre honesto y humilde, a quien hay que sacar la información a cuentagotas por su falta de ego, que se merece un titular tan pomposo, retórico y hasta frívolo como el que he planteado en este texto.