#MAKMAAudiovisual
‘¡Qué bello es vivir!’, de Frank Capra
Con James Stewart, Donna Reed, Lionel Barrymore, Thomas Mitchell
Estados Unidos, 1946, 130 min.
Cultos y navideños (IV)
Navidad 2025
¿Puede un solo hombre transformar todo un mundo? ¿Cuánto influimos en la vida de los demás? Estas son algunas de las preguntas que trata de responder uno de los clásicos navideños de todos los tiempos, la obra maestra de Frank Capra, ¡Qué bello es vivir! (It’s a Wonderful Life, 1946).
La historia nos transporta a la humilde ciudad de Bedford Falls. Aquí conoceremos a George Balley, un joven cuyo sueño es marchar a la universidad para adquirir la formación necesaria para convertirse en ingeniero. George quiere hacer cosas importantes, ganar mucho dinero (un millón de dólares) y, sobre todo, conocer mundo. Pero una serie de circunstancias se interpondrán en su camino.
Entre estos hechos, se encuentra el repentino fallecimiento de su padre, un hombre que dirige una modesta cooperativa de empréstitos. Decidido a abandonar su pueblo, George ha hecho las maletas, pero una noticia pondrá freno a su tren. Con el deceso de su padre, la compañía caerá en manos del ambicioso y decrépito Sr. Potter, un acaudalado cacique local que ya se ha apoderado prácticamente de todos los negocios y bienes del pueblo.
Consciente de las consecuencias que acarrea todo ello, George se hará cargo de la compañía, retrasando de nuevo una partida que, finalmente, nunca llegará. Pero los problemas no han acabado para él. Pasados los años, un error en las cuentas, culpa de la pérdida accidental de un dinero, da una nueva oportunidad a Potter de apropiarse de la empresa.

Dos peligros asoman en el horizonte del abnegado George Balley: la pérdida de una herramienta esencial para la subsistencia de buena parte sus conciudadanos gracias a los préstamos que ofrece contra la usura de Potter y, quizá, la cárcel. Desesperado, George pide un deseo: no haber nacido. En esas, entra en escena Clarence, un ángel que lucha por conseguir sus alas. Para obtenerlas, tendrá que ayudar a George… haciendo que se cumpla su deseo.
Aunque parezca mentira, hoy cuesta entender que esta obra maestra del séptimo arte no tuviera mucho éxito en el momento de su estreno. Hoy, sin embargo, forma parte de todos los listados que contengan las mejores películas de la historia. Así son las cosas.
Pero si hoy merece la pena reivindicar esta película no es por lo que diga ningún listado, ni siquiera porque se haya convertido (con motivo) en uno de esos clásicos con el que uno se tropieza cada Navidad, sino por los valores que destila en estos tiempos convulsos que corren. Habrá quien todavía tenga esta película por un relato demasiado idealizado de la América de su tiempo, pero creo que eso es ponerse unas gafas demasiado oscuras.
Para acercarnos a lo que quiero decir, conviene primero señalar que ‘¡Qué bello es vivir!’ es una adaptación del relato ‘El mayor regalo’, escrito por Philip Van Doren Stern entre 1939 y 1943, que reinterpretaba, a su vez, la obra de Charles Dickens, ‘Cuento de Navidad’.
Pensemos: si en la pieza de Dickens era el antagonista de la historia, el señor Scrooge, quien se sometía a un viaje por un presente alternativo de la mano de tres fantasmas que iban a enfrentarlo a las consecuencias de su codicia, aquí será “el bueno de la película” quien tenga que hacer este viaje para llegar a comprender lo importante de sus acciones.
Como menciono en mi libro (perdonen la auto cita) ‘Mi 15M, un recuerdo y algo más’, en 1940 el escritor británico George Orwell publicaba un breve ensayo sobre la obra literaria de Dickens. En este texto, Orwell cuestionaba la mirada del autor de ‘Grandes esperanzas’ sobre la sociedad de su tiempo.

Para Orwell, la obra de Dickens también se prestaba a un relato demasiado idealizado de dicha sociedad, dando por sentado que las buenas acciones serían suficientes para corregir las injusticias. Ahora bien, frente a los revolucionarios de salón cuyos programas solo conducían a nuevas formas de dictadura, Orwell interponía el sincero convencimiento de Dickens en la fe en el ser humano para transformar el mundo.
Para Orwell, si bien la obra de Dickens le parecía muy naif, diríamos hoy, resultaba más revolucionaria que los igualmente idealizados presupuestos de tantas teorías políticas que, al fin y al cabo, acababan casi siempre alimentando nuevas estructuras de opresión.
Algo de todo esto podemos proyectar también sobre la película de Capra. En un mundo que parece que se desmorona a poco que miremos a cualquier lado del espectro ideológico, la llamada a la unión en comunidad que hace ‘¡Qué bello es vivir!’ debería servirnos de ejemplo.
La película no es solo una exaltación empalagosa sobre el valor de la familia y la Navidad, es un relato que nos pone ante un espejo. No es solo lo que cuenta, sino su mera presencia como artefacto para medir nuestro propio comportamiento ante el mundo.

Para Capra, hacer el bien a los demás tiene premio. Puede que cueste creerlo, pero tampoco deja de contener cierta verdad. Frente al individualismo, ese mirar para uno mismo que representa el señor Potter, Capra contrapone el poder de la comunidad, de la solidaridad del grupo (la película fue censurada por el franquismo por su aparente exaltación del cooperativismo). Cuando las cosas se pongan feas, esa comunidad a la que tanto ha ayudado Balley, le devolverá el favor.
Contra la avaricia y el valor de lo material, la verdadera riqueza está en el número de gente que estará dispuesta a ayudarte cuando más lo necesites. Ante un mundo que, finalmente, nos resulta inabarcable, el valor de lo próximo, lo cercano. No hace falta viajar muy lejos para darnos cuenta de que todos los conflictos, todas las aventuras posibles y experiencias se encuentras aquí mismo, a tu alrededor. Solo hay que aprender a mirar.
Pasados justos 80 años desde su estreno, no hay quien se resista todavía a cada uno de sus fotogramas. Pues sí, a veces, ¡qué bello es vivir! ¿O no?
- Pues sí, a veces, qué bello es vivir. Cultos y navideños (IV) - 25 diciembre, 2025
- ‘El extranjero’ (François Ozon): volver a Camus, volver a Argel - 24 diciembre, 2025
- Alba Flores (‘Flores para Antonio’): “Se puede disfrutar de la vida aun doliéndote” - 18 diciembre, 2025

