‘El chico de las bobinas’, de Pere Cervantes
Editorial Planeta, 2020
Miércoles 3 de junio de 2020
Una de las bombas que caen sobre Barcelona durante la Guerra Civil le arranca un brazo a Nil de niño, además de matar a su hermana pequeña. Pero ser un lisiado no le impide recorrer velozmente en bicicleta las calles de su ciudad un tiempo después, con 13 años, repartiendo sueños en redondas cajas de metal: las bobinas de las películas de celuloide, tres por cada filme, que los cines de barrio compartían para poder costear su elevado precio. Es el protagonista de ‘El chico de las bobinas’ (Planeta, 2020), sexta novela del escritor catalán afincado en Benicàssim Pere Cervantes, un relato ambientado en tres momentos de los años cuarenta, con una coda situada en 2021 que cierra el ciclo narrativo.
«He dedicado tres años a esta novela que concebí en recuerdo de los viejos cines de barrio, el único refugio de los niños de posguerra, el único lugar donde podían escapar, por un rato, de una realidad gris y hostil», dice Cervantes. «También es un homenaje a las mujeres de esa época, auténticas heroínas que, además de sufrir las penalidades del conflicto, fueron en muchas ocasiones abandonadas por sus maridos, que antepusieron sus ideales al cuidado de sus familias».
Una de estas mujeres heroicas es Soledad, la madre de Nil, que sobrevive como contable en una modesta carpintería sabiendo que su marido sigue luchando con los maquis. El encuentro casual del chico con un hombre agonizante que le entrega un objeto de apariencia insignificante (un cromo con la efigie de un actor), desencadena una intriga en la que participan varios nazis asentados en Barcelona y Víctor Valiente, un policía sádico, corrupto y vengativo que, al igual que Nil, ha sufrido una amputación –en su caso, en los órganos genitales–.
«La discapacidad de los personajes es una metáfora de las pérdidas que sufren todos los que se ven involucrados en una guerra, ya sean física o psicológica», dice Cervantes.»En una guerra todos pierden».
Nil, su madre, el proyeccionista de un cine, el carpintero, el zapatero, la pajillera y otros vecinos de la calle y de la finca… Cervantes construye un retablo que plasma la vida en un barrio humilde, Poble Nou y sus alrededores, desde la Diagonal a las Ramblas. Para recrear ese pasado gris marengo de cartillas de racionamiento, estraperlo y escasez, Cervantes se documentó a conciencia con lecturas y archivos audiovisuales, incluidos los noticiarios de exaltación franquista (No-Do). También la lectura de las primeras novelas de quien para él es un gran maestro: Juan Marsé.
El lector se sumerge en una atmósfera reconstruida con todo lujo de detalles: desde las pastillas Okal para el dolor de cabeza a los cines clandestinos, donde los iniciados de izquierdas podían ver títulos prohibidos como ‘El gran dictador’. También numerosos referentes culturales, especialmente cinematográficos, la novela ‘Nada’, de Carmen Laforet, ganadora del Premio Nadal de 1945, y hasta un cameo de un joven Fernando Fernán Gómez, que se cruza con Nil en el estudio de grabación donde trabaja su novia Lolita.
Impregnada de amor al séptimo arte, la historia evoca el magnífico filme ‘Cinema Paradiso’ (1988), de Guiseppe Tornatore, cuya banda sonora, confiesa el autor, le ayudó a entrar en situación e inspirarse. «Hagas lo que hagas, ámalo», le dice al niño el viejo proyeccionista en la pelícla. Bernardo Mas, el de la novela, le aconseja a Nil: «Saber mucho de algo te ayudará a querer a tu profesión, y cuando eso suceda, ya no será una profesión, será tu vida».
‘El chico de las bobinas’ apareció el 3 de marzo, poco antes de declararse el estado de alarma, con el consiguiente cierre de las librerías. Pese a ello, el boca oreja ha hecho su efecto y ya va por su segunda edición, y será publicada en Alemania e Italia.
Pere Cervantes es licenciado en Derecho por la UAB y policía nacional desde hace 30 años, siendo uno de los primeros licenciados que ingresaron en el cuerpo. Observador de paz para la ONU en Kosovo y Bosnia-Herzegovina, acumuló una serie de experiencias y testimonios que, tras veinte años de sedimentación en su memoria, piensa tratar en su próxima novela. Vive desde hace 15 años en Benicàssim y es autor de otros cinco títulos: ‘Rompeolas’, ‘No nos dejan ser niños’, ‘La mirada de Chapman’, ‘Tres minutos de color’ y ‘Golpes’.
Bel Carrasco
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