‘Historia de una maestra’, de Josefina Aldecoa
Adaptación de Paula Llorens, bajo la dirección de Gemma Miralles
Teatro Talía
Caballeros 31, València
Hasta el 29 de noviembre
“La educación está por encima de la ideología”, resalta Paula Llorens, que adapta e interpreta ‘Historia de una maestra”, la novela de Josefina Aldecoa escrita en 1990 y que, 30 años después, sigue vigente, tras la nueva polémica en torno a la ley de educación, ahora conocida como ley Celaá.
“Un paso para adelante y dos para atrás. Estamos en las mismas”, lamenta Llorens, quien se hace cargo de la vida de Gabriela López Pardo, la maestra de escuela que protagoniza el relato de Aldecoa. Una maestra entregada a la enseñanza, porque, como ella misma dice en la novela, “no puede existir dedicación más hermosa que ésta”.
Más hermosa y más objeto de componendas políticas, ya sea en la época que recoge la narración, de 1923 a 1936, como en la actualidad, con tantas leyes educativas como gobiernos se han ido sucediendo durante la democracia. ‘Historia de una maestra’, que el Teatro Talía de València acoge del 25 al 29 de noviembre, es un homenaje a esa vocación por la enseñanza como medio para la emancipación de las personas. “Compartir con los niños lo que yo sabía, despertar en ellos el deseo de averiguar por su cuenta las causas de los fenómenos, las razones de los hechos históricos. Ese era el milagro de una profesión que estaba empezando a vivir”, apunta Gabriela en un pasaje de la novela.
“Nuestra revolución está en la escuela. Tú sabes muy bien que no se puede salvar a un pueblo ignorante”, subraya en otro momento la maestra. El “amor y cariño” hacia esa novela son los que han motivado la adaptación realizada por Paula Llorens, que a su vez encarna a esa mujer vitalista en tanto convencida de la potencia que, en sí misma, tiene la educación. Dirigida por Gemma Miralles, la obra viene a ser también un fresco de la historia más reciente de España. “Un chaval me dijo que no sabía quién era Franco, de ahí la necesidad de acercar a los más jóvenes esa historia”, remarca Llorens.
Mediante la escenografía de Los Reyes del Mambo y la iluminación de Víctor Antón, se van contando las diversas vicisitudes de Gabriela López, en una rememoración que tiene a la escuela como trasfondo permanente, y que va cambiando de luminosidad en función de los lugares donde impartió su docencia. “A través de su vida, se habla también de las costumbres de la época”, señala Llorens, cuyo padre es maestro de primaria, sufriendo ahora las consecuencias de la pandemia. “Cualquier agradecimiento los anima a seguir”, subraya con respecto a una profesión siempre frágil, ya sea por las actuales circunstancias o por las que se dieron en aquel momento.
La novela, se dice en la sinopsis de la obra, “es un retrato de las costumbres en los pueblos españoles de principios del siglo XX, el caciquismo, las escuelas de las zonas rurales, los progresos de la enseñanza durante la II República, la España dividida en dos bandos”. Ecos de un país que todavía sigue a rebufo de aquella tensión difícil de apaciguar.
“Revolución era una palabra que yo veneraba. Revolución significaba cambio profundo, agitación definitiva, volverlo todo del revés. Pero revolución también significaba sangre y era una palabra que pertenecía a la historia de otros países, la Revolución francesa, la Revolución rusa. ¿Era esa palabra aplicable a nuestro país en ese momento?”, se interroga la protagonista en la novela.
“La revolución está en la escuela, en la palabra, en las ideas”, resalta Llorens que, al igual que la maestra de la novela, también siente como propias las dubitaciones de quien se plantea la educación al margen del torbellino político. “Qué es lo correcto, esperar o participar activamente en la política”, como recuerda que hace Ezequiel, el marido de la protagonista, con quien Gabriela mantiene ciertas diferencias al respecto.
“Yo creo sobre todo en la educación. Pero también entiendo a los que tienen prisa. Porque tengo miedo de que no nos den tiempo suficiente para educar”, asegura Ezequiel en cierto momento. Gabriela, en cambio, manifiesta sus dudas: “Yo no creo que haya que politizar a los niños. Creo que hay que educarlos para que sean libres, para que sepan elegir por sí mismos cuando sean adultos”.
‘Historia de una maestra’ tiene todos los ingredientes de una obra de calado, precisamente por la forma en que tiene Josefina Aldecoa de mostrar las contradicciones humanas a través de sus personajes de carne y hueso. La República, en ese marco, sirve igualmente como reflejo de las propias tensiones internas, lejos del idealismo con el que suele investirse en la actualidad. “Es una obra muy actual, porque refleja el racismo, la intolerancia, la violencia machista. Es de rabiosa actualidad”, destaca Llorens.
Si la dictadura franquista supuso “un salto hacia atrás bestial”, apunta la actriz que se pone en la piel de Gabriela López, “ahora parece que no hayamos aprendido de lo que pasó”. “Los maestros y maestras deben estar al margen de los partidos políticos”, insiste Paula Llorens, cuya adaptación ha contado con el apoyo del ‘Programa de Residencias para artistas locales’ del Ayuntamiento de València, mientras en el Talía cumple su 50 función, saliendo después de gira por toda España.
“Al entrar en la clase, dejaba atrás mi carga de angustia. El desaliento se transformaba en vigor, la debilidad en fortaleza”, afirma la maestra inmortalizada por Josefina Aldecoa. Una maestra cuya historia cumple 30 años y cuyos ecos resuenan con fuerza, en medio de la nueva y enésima polémica en torno a la ley de educación. Igual llega el día, que todo puede suceder, en que las palabras de Gabriela López terminen por ganarle la batalla a tanta ideología. De momento, ahí están las de Paula Llorens, en el Teatro Talía, refrendando el legado de Aldecoa.
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