No solo mires. Escucha. Pepe Gimeno Proyectos 2002-2017
E CA (Espai d’Art Contemporani ‘El Castell’)
Plaza Roja. Riba-roja (Valencia)
Hasta el 1 de octubre de 2017
Con motivo de la exposición retrospectiva de Pepe Gimeno en el E CA (Espai d’Art Contemporani ‘El Castell’) de Riba-roja, conversamos con el autor sobre su proceso creativo y sus motivaciones estéticas.
En tu faceta como diseñador estás obligado a ordenar los elementos para transmitir una información muy concreta. En tu vertiente de artista plástico, ¿cómo te planteas la composición de tus obras?
Tanto en mi trabajo plástico como en el artístico, la estructura nunca es aleatoria, siempre es intencionada y está elegida para que potencie la expresión del concepto que quiero transmitir. Me gusta trabajar con estructuras muy sencillas, lo que me lleva a trabajarlas mucho. Tanto es así que, en muchos casos, el interés de la obra recae en su totalidad en la composición. Eso me ocurre sobre todo cuando trabajo con materiales de desecho en los que no intervengo para nada en su forma y en su color, los utilizo tal cual los encuentro, por eso mi trabajo se concentra en ordenarlos y distribuirlos en el espacio.
¿Temes ser tildado de artista formalista?
No me parece nada peyorativo ser un artista formalista. Pienso que el arte cuya importancia radica única y exclusivamente en el concepto, tan de moda en los últimos años, está sobrevalorado y además no me interesa demasiado. Al arte llegamos a través de la vista y la razón por lo que la obra debe estar creada con la finalidad de satisfacer y estimular ambas acciones, la de ver y la de razonar. En el ámbito literario, escribir una novela exige al escritor no solo narrar una historia interesante sino que además debe estar bien escrita para que nos plazca leerla. El dominio de los elementos visuales que componen la obra, que en este momento están tan infravalorados, es tan complejo que su estudio justifica en ocasiones un trabajo “formalista”, como dices. Quizás el equívoco está en que se asocie el formalismo con el trabajo de los que no tienen nada que decir.
¿Cómo se hace para escuchar con la mirada?
La música y la pintura comparten una serie de elementos que las convierten en disciplinas muy próximas. No es extraño que oigamos hablar tanto en música como en pintura de color, de ritmo, de espacios, de cadencias, de silencios o de espacios en blanco, etc… Es decir, ambas disciplinas utilizan conceptos muy similares pero cada una los resuelve con recursos diferentes para que puedan ser percibidos a través de distintos sentidos, la vista y el oído.
Cuando presenté en el IVAM mi proyecto Grafía callada, el músico Joan Cerveró, que participó en el catálogo, me indicó que muchas de las obras que componían la exposición se podían leer musicalmente. Al principio me sorprendí. Yo no había caído en la cuenta y no era consciente de esa lectura de la obra. Pero poco a poco me fui dando cuenta de que tenía mucha razón.
Mucho tiempo después conocí a la compositora Sonia Megías y me propuso que preparáramos una video partitura a partir de una de la piezas de Grafía callada. De ahí nació Grafía cantada, una obra en la que el CoroDelantal codifica los elementos visuales de la pieza y los traduce a sonidos. Un proyecto muy interesante con una clara intención de hacer oír lo que se ve.
Alambres, trozos de madera, objetos cotidianos rotos. Todos estos elementos que recoges en la playa acaban formando parte de tus trabajos plásticos. ¿Qué te lleva a recuperar y reciclar la memoria de esos desechos?
Para mí el material de desecho es muy inspirador. Al margen de las intenciones éticas y de denuncia ambiental que mueven claramente el proyecto, existen otras razones que me motivan a volver a trabajar una y otra vez con este tipo de materiales.
En primer lugar la poética y lo sugerente que me resulta trazar un recorrido imaginario de la historia de cada una de las piezas. En segundo lugar, las texturas, formas y colores que contienen. Siempre intento aplicarlas intactas a las obras, exactamente tal como las encontré. Nunca las deformo, ni las pinto, ni las modifico. Solo las uno, las ordeno y las compongo en el espacio. Por último, me resulta un continuo reto ayudar a este material a dar el paso en esa transfiguración que supone pasar de formar parte de la basura a convertirse en una pieza con interés visual.
¿Cómo te sientes al escapar de los medios tecnológicos e informáticos que imperan actualmente en el diseño?
Por mi trayectoria y mi edad siempre me he sentido cómodo trabajando en el mundo analógico. Ese ha sido el entorno en el que me he formado. El mundo digital me cayó encima con una cierta madurez y he intentado aprovechar las ventajas que ofrece, que son muchas, pero mi relación directa con los materiales, su escala, su tacto y su manipulación es muy importante para mí. El mundo analógico y digital son absolutamente complementarios y enriquecen y facilitan mucho el trabajo creativo. No me parece mejor uno que otro, simplemente son distintos y complementarios. Lo importante es saber elegir en el momento cual de los dos resulta el adecuado.
Siempre has destacado la importancia de la tipografía en el apartado gráfico. Una de las vertientes del proyecto Grafía callada es un libro de caracteres ilegibles que se publicó en 2004. ¿Qué buscabas usando esa tipografía tan particular?
El diseño gráfico es una profesión que se encuentra situada entre las disciplinas relacionadas con la comunicación, como el marketing y la publicidad y las disciplinas artísticas, con las que comparte el lenguaje plástico, como la fotografía, la ilustración, la pintura… Ninguna de estas disciplinas contempla el uso de la tipografía como eje central de su razón de ser. Solo al diseño gráfico le resulta imprescindible su manejo dentro de su actividad. Claramente la tipografía es el elemento que por excelencia distingue al diseño gráfico del resto de disciplinas artísticas. De ahí mi lógico interés por ella.
Grafía callada es un proyecto de gráfica experimental. Nace con el propósito de ser un libro con todas las partes clásicas que lo componen, portada, guardas, portadilla, índice… pero un libro realizado únicamente con materiales encontrados en la playa y en el que no se puede leer una sola palabra.
Un libro que habla sobre la escritura y el signo y que no se puede leer gramaticalmente, solo visualmente. Las escrituras que allí aparecen son inventadas, no corresponden a ningún alfabeto preexistente. No están hechas con la intención de ser leídas. Es un ejercicio de análisis de las formas en el que me interesaba por las distintas estructuras que componen los caracteres de ciertos alfabetos, cúales pueden ser los códigos para crear uno nuevo y las características que reúnen la mayoría de los alfabetos que conocemos.
En 2010 realizaste los Dibujos automáticos con los trazos y manchas que surgían de tu cabeza. ¿Qué imagen de tu inconsciente sacaste con ese proyecto?
Lo de los Dibujos automáticos es una actividad que llevo realizando desde hace más de cuarenta años. Es el tipo de obra que llevo más tiempo realizando. El situarme delante de un espacio en blanco con un pincel y pintura negra a mano es una actividad que me encanta. Actúo de forma automática e inmediata. Son dibujos realizados muy rápido y sus formas son totalmente inconscientes y aleatorias.
Este ejercicio, que se completa con un análisis posterior de los resultados y en el que acabo dotando a cada dibujo de un formato y composición determinada, me ha sido de gran ayuda para trabajar con el material de desecho. En esta segunda parte de racionalización de los Dibujos automáticos actúo de forma similar a cómo lo hago para ordenar y dar sentido al material de desecho.
Un libro, esculturas, pinturas e, incluso, la vídeo-partitura de Grafía cantada. ¿Qué te impulsa a usar cada una de estas técnicas?
Mis proyectos y mis retos personales siempre esconden el deseo de dar respuesta a una o varias preguntas. Cuando empecé con el material de desecho me preguntaba que haría yo si me encontrara perdido en medio de la nada, sin ningún recurso ni tecnología y con la necesidad que tengo de expresarme.
Cuando empecé con Grafía callada me preguntaba se era posible realizar un libro sin una sola palabra que se pudiera leer. Empecé a trabajar esculturas por preguntarme si era capaz de convertir en esculturas todos los alambres que contenía una bolsa verde que me habían regalado. La pintura, con el reto de trasladar y potenciar la expresión de algunas esculturas a las dos dimensiones. Y así siempre, cada proyecto surge como respuesta a alguna pregunta.
Por último, ¿Qué referencias artísticas han influido en tu trabajo? ¿Qué otras disciplinas y autores te sirven de inspiración?
Toda mi vida he sido un amante del arte. He visto y observado obras de toda época, tendencia y condición. Toda en su conjunto creo que tiene su parte de influencia en mi trayectoria. Pero creo que debo mucho a las últimas vanguardias del siglo pasado. Ha sido una época muy interesante del arte, con muchas propuestas y muchísimo contenido para desgranar.
Me interesa y me inspira todo lo que tenga que ver con el ingenio humano. Desde como está solucionado el plegado de un packaging a como está solucionada una caricatura con tres rasgos. Hay mucho donde aprender y admirar en cosas muy sencillas. Solo es necesario tener los ojos abiertos y mirar preguntando.
Irene Gómez
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