MUVIM

#MAKMAArte
‘Dones ceramistes del Paraguai’, de Julia Isídrez, Ediltrudis Noguera y Carolina Noguera
Comisaria: Adriana Almada
Museu Valencià de la Il·lustració i de la Modernitat (MuVIM)
Diputaciò de València
Quevedo 10, València
Hasta el 5 de octubre de 2025

«La relación entre la mujer y la cerámica siempre ha sido importante», apuntó Xavier Monsalvatje durante una entrevista el pasado año en su taller. En aquella ocasión, además de referirse a la relación de la mujer con la cerámica utilitaria, desde el Neolítico, produciendo cacharros para las tareas domésticas, el ceramista también señaló la relación de la mujer con la parte más creativa y artística de la cerámica contemporánea, citando desde españolas como Angelina Alós, María Bofill y Rafaela Pareja hasta la estadounidense Betty Woodman.

Me acuerdo de aquella conversación al visitar ahora la exposición del MuVIM ‘Dones ceramistes del Paraguai’, mientras la comisaria Adriana Almada dice que la cerámica popular del Paraguay «conserva ciertos rasgos de la antigua cerámica guaraní tradicional, que ya era un producto de mujeres».

Luego, refuerza: «Esta cerámica es una cerámica hecha por mujeres. No quiero decir una cerámica femenina, sino una cerámica hecha por mujeres, que tiene en sí toda esa carga de ese mundo rural femenino paraguayo».

Las mujeres ceramistas paraguayas representadas en la exposición son Julia Isídrez y las hermanas Ediltrudis Noguera y Carolina Noguera, artistas cuyas obras «trascienden la artesanía, la creación funcional y utilitaria para convertirse en puro arte popular», apunta Almada.

Artistas que aprendieron de sus madres el quehacer cerámico. Artistas que aplican técnicas tradicionales y, sin perder su raíz ancestral, generan piezas plenas de nuevos significados e interpretaciones. Artistas, ¡vamos!

De izda a dcha, el jefe de exposiciones del MuVIM, Amador Griñó, el diputado Paco Teruel y la comisaria Adriana Almada, en la presentación de la exposición. Foto: Tátylla Mendes.

«La Diputació de València y el MuVIM siempre han estado comprometidos con la creación femenina. Además, con esta exposición el museo refuerza su apuesta por mirar más allá de nuestras fronteras, en este caso a nuestros hermanos iberoamericanos, con los cuales nos unen muchos lazos culturales y sentimentales», destacó el diputado de Cultura, Paco Teruel, añadiendo que la relación cerámica entre València y Paraguay viene ya de larga data y lleva la huella del matrimonio Andrés Campos Cervera (conocido por su seudónimo Julián de la Herrería) y Josefina Plá.

Hijo de españoles, nacido en el Paraguay, Campos Cervera (1888-1937) fue un pintor y ceramista que estudió en la Escuela de Cerámica de Manises, se hizo amigo de Manuel González Martí e incluso está representado en la colección del Museo Nacional de Cerámica y Artes Suntuarias González Martí.

A principios de los años 20, el paraguayo conoció a la canaria Josefina Plá (1903-1999) en Villajoyosa (Alicante), con quien luego se casó y, enseguida, se mudaron a Paraguay.

Poeta, dramaturga, periodista, crítica de arte y también ceramista, Josefina Plá fue una de las primeras personas en hacer un estudio realmente analítico y completo sobre la cerámica paraguaya, subraya la comisaria Adriana Almada.

‘Cántaro con ángel’, de Carolina Noguera. Foto: Tátylla Mendes.

En su ensayo ‘La cerámica popular paraguaya’, Plá afirma que «entre los guaraníes eran las mujeres las encargadas de realizar todas las labores concernientes a estas artesanías, comenzando por la búsqueda y acarreo del barro (cuando no realizaban sus cacharros in situ). Debían acarrear la leña, abrir el hoyo para la quema, etc., y finalmente cocer las piezas. Con la conquista y el subsiguiente paso de la mujer indígena al rancho del español, no por eso cambió la situación: las alfareras siguieron siendo mujeres, y mujeres son hasta hoy».

Conocedora de la práctica de Isidrez y de las hermanas Noguera, la comisaria confirma que «las ceramistas hacen el trabajo desde ir a buscar el barro como se obtenía hace 200 o 300 años: se van con bueyes hasta el lugar donde está la tierra y ellas mismas excavan con los palos; o sea, es un trabajo muy sacrificado, y es una práctica que no se separa del trabajo del hogar».

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«Manos moviéndose / sin pausa / como hojas / que se retratan arañando el cielo / para caer al suelo y ser pisadas. / Manos sin pausa y sin descanso / sellando itinerarios, tibios mapas», reza el poema ‘Oficio de mujer’, de Josefina Plá, que parece hacerse eco de este trabajo tan esforzado de las mujeres ceramistas paraguayas.

Además, Julia Isídrez, Ediltrudis Noguera y Carolina Noguera siguen modelando sus piezas sin torno, utilizando la técnica del colombín: adoptan engobes naturales y, en ocasiones, ahúman sus piezas con hojas quemadas al horno para darles un característico color oscuro. «Una gramática heredada que cada artista resignifica a su modo».

Algunas obras de la exposición ‘Dones ceramistes del Paraguai’, en el MuVIM. Foto: Tátylla Mendes.

Las hermanas Carolina Noguera y Ediltrudis Noguera son ceramistas de la Compañía 21 de Julio en Tobatí: uno de los focos alfareros destacados de Paraguay, un lugar de tierra roja, con rica tradición en piezas utilitarias, como ladrillos, tejas y tejuelas. Pero lo de Carolina Noguera son los ángeles de color negro –seres espirituales a los que la artista da forma y cariz con gran sensibilidad–. Y lo de Ediltrudis Noguera son las figuras antropomorfas y zoomorfas, casi siempre de grandes dimensiones –un logro todavía mayor dada la técnica de modelado sin el torno–.

«Soy conocida principalmente por mis figuras negras, por mi Adán y Eva de gran tamaño. Me imagino cómo estuvieron ellos cuando estaban en el paraíso, pero en realidad hago de todo: pesebres, demonios, y ahora caballos y vacas de gran volumen», declaró Ediltrudis Noguera en una entrevista anterior.

‘Gemelos’, de Ediltrudis Noguera. Foto: Tátylla Mendes.

Otro enclave cerámico milenario de Paraguay es Itá –conocida como la Ciudad del Cántaro y la Miel–. Fue ahí donde nació Julia Isídrez. 

En las manos de la artista el barro negro de Itá se convierte en vasijas y urnas rebosantes de vida, inspiradas en animales del entorno local y elementos naturales reinterpretados de manera fantástica. Piezas imaginativas, con un guiño a la tradición utilitaria, que huyen del puramente decorativo, impregnadas de vitalidad y poder expresivo.

Juntas, Carolina Noguera, Ediltrudis Noguera y Julia Isídrez «conforman una suerte de constelación en el Paraguay de mujeres dedicadas a la cerámica», señala Almada.

Las obras ‘Pez’ (izq.) y ‘Viento’ (der.), de Julia Isídrez. Foto: Tátylla Mendes.

De hecho, las tres artistas ya son conocidas más allá de las fronteras paraguayas. Carolina Noguera estuvo recientemente en el I Encuentro Internacional de Alfarería en Tenerife. Ediltrudis Noguera ya expuso en la Galería Millan de São Paulo y en el Teatro del Rond-Point des Champs-Élysées en París. Julia Isídrez, a su vez, es la de mayor proyección internacional, habiendo participado, entre otras, en la Feria ARCO de Madrid el 2007, en la Documenta de Kassel de 2012 y en la Bienal de Venecia de 2024.

Ahora tenemos la oportunidad de contemplar en València las obras de esas notables mujeres ceramistas paraguayas. Más que apreciar el resultado de la fusión de las técnicas tradicionales precolombinas con la alfarería colonial española, las obras de Carolina Noguera, Ediltrudis Noguera y Julia Isídrez nos permiten disfrutar del acercamiento a la cultura popular paraguaya, y admirar el talento de estas artistas que reconfiguran el lenguaje tradicional del barro, explorando al máximo sus posibilidades líricas.