Lucifer Circus, de Pilar Pedraza
Premio Nacional Nocte de literatura fantástica
“Donde esté un zombi, que se quite un marine y su novia”. En contraste con las atmósferas sombrías y terroríficas que crea magistralmente en sus novelas, Pilar Pedraza exhibe un talante pacífico y amigable, iluminado por chispas de ironía como esta frase. Con 24 títulos publicados, además de sus trabajos académicos y unos 30 años en la Universitat de València intentando imbuir a los jóvenes el amor al arte, se ha consagrado como autora de culto y ya no tiene nada que demostrar. Pero como a nadie le amarga un dulce, disfruta del prestigioso premio nacional Nocte, convocado por Asociación Española de Escritores de Terror (Nocte), destinado a las obras que por su calidad, temática y originalidad han destacado a lo largo del año.
¿Qué ha significado para usted recibir el Nocte?
Una simpática sonrisa de Buda en el ocaso del terrible año 2013. Me encanta que me tengan en cuenta los que saben de literatura fantástica y gótica. Son gente especialmente amable. La novela premiada, Lucifer Circus, no sólo es la última sino una de las que más me gustan, por el ambiente esotérico de finales del siglo XIX y la extravagancia de los personajes, como la joven pilosa y el hermoso indio de los elefantes.
El género fantástico vive una edad de oro tanto entre los lectores jóvenes como adultos. ¿A qué cree que se debe este fenómeno?
Se debe a que algo hay que leer en tiempos de crisis, y lo más atractivo tanto para los jóvenes como para los adultos es lo más transgresor de la cutre realidad cotidiana en la que vivimos, y de la gris masa humana que nos rodea. Además, la literatura fantástica es la más rica en contenidos latentes y por ello la más liberadora. Donde esté un zombi, que se quite un marine y su novia.
Dentro del amplio y variado panorama de este tipo de literatura, ¿en cuál de sus tendencias se sitúa?
En ninguna. Yo escribo lo que quiero cuando quiero, no estoy profesionalizada y mis editores son unas criaturas liberales que me lo permiten todo con tal de que tenga calidad. Esto último es lo único que nos exigimos. Por otra parte, no todo lo que escribo pertenece a un género determinado.
Tras una brillante trayectoria se ha consagrado como autora de culto. ¿No siente algunas veces la tentación del bestseller?
Para nada. Jamás. A estas alturas podría hacerlo, a nuestra escala y contando con una editorial de mucho peso económico, pero eso sería traicionarme a mí misma y perder un tiempo precioso en marketing; total, para ganar dinero y popularidad, cosas ambas que no me interesan en absoluto. Ya tengo edad para entretenerme con mis libros y estar tranquila y libre de compromisos.
Lucifer Circus sigue en la línea de sus anteriores libros, El síndrome de Ambras y Venus barbuda y el eslabón perdido. ¿También profundiza en él en los límites entre la vida y la muerte, lo femenino y lo masculino, lo ordinario y lo extraordinario? Háblenos del hilo conductor de sus obras, de lo esencial que pretende expresar en ellas.
Considero esencial, cuando me pongo a escribir, llegar a crear algo nuevo en lo que sumergirme y poder ofrecérselo a otros, con los mismos gustos, para que lo compartan y alucinen como yo misma. Lo que más me interesa es la frontera entre la vida y la muerte, tema que estudio continuamente, porque hay mucha bibliografía en la que puedo apoyarme. También me interesa lo humano titánico, lo semidivino, el mal extremo, el humor y el cariño; el sexo, menos. Mis planteamientos vitales son feministas, pero eso solo se refleja en mis escritos indirectamente, salvo en la trilogía de ensayos: La bella, enigma y pesadilla, Máquinas de amar y Espectra, que tratan precisamente de aspectos enigmáticos de lo femenino. Mi feminismo es socialista y de la igualdad, interesado sobre todo en denunciar la misoginia.
La historia, el arte y el cine están presentes en sus fabulaciones. ¿Dónde surge la chispa de la invención y cómo combina la pura imaginación con su rico acervo cultural?
Con paciencia y dedicación. Es como ponerse a pescar en un río rico en peces. Tarde o temprano pica uno y puedes hacer con él un guiso estupendo (si sabes cocinar). Por otra parte, no concibo a un escritor inculto. ¿Qué nos va a contar alguien que no sepa de la tradición y las vanguardias de su cultura? No sé de dónde surge la chispa. Seguramente no es una chispa, sino una especie de dolorcillo insidioso al que hay que poner remedio cubriéndolo con determinadas palabras, que a su vez se expanden y van llenando páginas hasta que el dolor se convierte en placer: el placer del texto.
¿Cuáles serían sus primeras decisiones si volviera a desempeñar un cargo importante en la política cultural, como lo hizo durante el Gobierno de Lerma?
En primer lugar, no aceptaría un cargo político ni muerta. Yo soy ácrata y no estoy hecha para eso, sobre todo habiéndolo probado y conociendo sus limitaciones. Puestos a imaginar a lo loco y un poco en broma, borraría de los presupuestos todo lo referente a religión y defensa, negocios que no sirven para nada ni defienden nada, y trasvasaría todo ese activo a Cultura. Promovería una libertad absoluta de creación y expresión, y una ayuda imaginativa a sectores claves como el cine español, el teatro contemporáneo y la extensión cultural, y restringiría el derroche de fondos públicos en fiestas y saraos. Pero eso no me lo iba a permitir ningún partido, de modo que será mejor quedarme como estoy, conformándome con quejarme de lo muerta que está la cultura.
¿Qué opinión le merece el sistema de enseñanza y el futuro que se abre ante las últimas generaciones que han pasado por su aula?
Después de treinta años de experiencia universitaria, puedo decir que hasta hace un par de años la enseñanza funcionaba aceptablemente bien en este país. Ahora ha comenzado una debacle rápida hacia el abismo. Menos mal, por lo que a mí respecta, que mis alumnos han salido ya del sistema y no tendrán problemas graves de empleo, porque están muy bien formados. Hay entre ellos personas verdaderamente valiosas que sería suicida perder, aunque, visto el panorama, podemos temernos lo peor.
Nuevas tecnologías. ¿Es adicta y partidaria o más bien reticente? ¿Cómo cree que van a influir en la creación literaria la proliferación de blogs, ediciones digitales, etcétera?
No sé nada de las nuevas tecnologías. No pertenecen a la época hippie, que es la de mi formación, pero me sirvo de las más comunes con gratitud y sin complejos. Alguna de mis novelas cuenta ya con edición digital (Paisaje con reptiles). Ya no podría trabajar sin internet, ni comunicarme sin correo electrónico. Pero, por no tener, no tengo ni teléfono móvil.
Un alegato final a favor de lo fantástico contra quienes lo tildan de pueril y escapista.
Todo el mundo es libre de opinar lo que le parezca y no seré yo quien les saque de sus estúpidos errores. Comprendo que no les guste Harry Potter, pero es que eso no es literatura ni cine fantásticos. Que vean Addiction de Abel Ferrara y me digan si eso es escapismo.
Bel Carrasco
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