María Ovelar

#MAKMALibros
‘Diccionario de términos eufemísticos’, de María Ovelar
Valparaíso, 2022
Librería La Primera
Guillem de Castro 106, València
Presentación: viernes 17 de febrero de 2023, a las 19:00

María Ovelar nació en Alicante, pero viene de Madrid y tiene medio corazón en Galicia. Es otra de tantas diásporas creativas que orbita la capital sin olvidarse de los márgenes. Poeta, periodista, traductora, una profesional de las letras. Llega a València para presentar ‘Diccionario de términos eufemísticos‘ (Valparaíso, 2022), su segundo poemario, donde hace una revisión crítica del poder creador del lenguaje. La presentación tendrá lugar el viernes 17 de febrero a las 19:00 en la librería La Primera.

María Ovelar pone en evidencia las dobleces del lenguaje. Le da la vuelta para estudiar sus costuras y empieza a tirar del hilo. Sobre ‘Diccionario de términos eufemísticos’ afirma que ‘‘este libro convoca el poder liberador y sanador de la palabra, a la par que denuncia el dolor que puede causar el lenguaje’’.

Esta línea de investigación la inició en su primer poemario, ‘Las Oceánicas‘ (Valparaíso, 2022), con una revisión de los cuentos y arquetipos desde una perspectiva de género. Y en esa labor exhaustiva pasa de la tradición popular a la tradición académica, tomando como objeto de estudio el Diccionario de la Real Academia Española.

La autora juega a dar a las palabras un nuevo sentido, un nuevo uso: su misión es reapropiarse del lenguaje, voltear el diccionario. Esta actualización feminista de los mitos tiene tanto de sátira como de canto a la libertad. Una oda a la naturaleza que no huye del asfalto y que la entronca con poetas como Safo, Aurora Luque o Silvia Plath.

El viernes 17 de febrero se dará cita con la poeta y creadora escénica Elsa Moreno, en un recital a dos voces que han titulado ‘Contaminación cruzada’. Juntas, reflexionarán sobre los paralelismos entre el lenguaje y el cuerpo, pues ambos son víctimas de un canon, ambos construyen nuestra relación con el mundo y ambos cargan con la losa de la herencia heteropatriarcal.

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María, cuentas que pasaste la infancia y la juventud envuelta en libros y diccionarios. Supongo que desde esa mirada inocente sería inevitable idealizar los grandes hitos de la literatura. ¿Cómo nace esa pulsión por darles la vuelta?

Es cierto que he tenido la suerte y la fortuna de tener una infancia y una adolescencia rodeadas de libros, y no solo libros escritos por hombres, sino muchos escritos por mujeres. La principal culpable fue mi madre. Ella es una tránsfuga de clase. Se crió en el medio rural, pero, afortunadamente, tuvo acceso a una educación. Eso le llevó a considerar los libros como pasajes a nuevas oportunidades. Yo siempre digo que mis padres planificaron su vida con los libros y yo la soñé.

Cuando yo iba a cumplir 6 años me matricularon en el Liceo Francés. Siempre he tenido la sensación de que en los libros del Liceo había más mujeres que en los libros de las escuelas españolas. En clase estudiábamos autoras francesas como Marguerite Duras y Marguerite Yourcenar y podíamos leer sus libros en la biblioteca del centro.

Mi acceso fue un acceso soñado y en esa fabulación mía no pensé que hubiesen tantas desigualdades entre hombres y mujeres. Cosas de la inocencia, supongo. Pero, poco a poco, me fui dando cuenta de lo injusto que era el mundo literario con las mujeres y también en otras disciplinas. He hecho mucha labor por recuperar las voces y las visiones obliteradas por el canon.

Me di cuenta que había un trabajo por hacer. Pero no soy la primera ni seré la última. Cuántas mujeres no han releído o reinterpretado los mitos. Pienso en ‘Odiseicas’, de Carmen Estrada, o todo el trabajo de Aurora Luque con ‘Gavieras’. Esta intención ya no solo la trabajo con mi obra, sino que está colectivizada. Justo ahora estamos reactivando Arta, un colectivo de poetas en Madrid que quedó pendiente con la pandemia, pero que tenemos intención de retomar.

María Ovelar. Las Oceánicas

En ‘Las Oceánicas’ indagas en el poder terapéutico de la palabra ¿Cómo sucede esta sanación?

Yo creo que la escritura puede ser catártica, pero es verdad que tiene sus límites. Cuando intentamos conectar con lo que está más allá de la superficie, no solo conectamos con nuestras heridas –que, como decía Rumi, «la herida es el lugar por donde entra la luz»–, sino que conectamos con una conciencia colectiva. Porque nuestras heridas también son las de los demás, de ahí esa palabra de catarsis que tiene mucho de identificación.

El proceso de escritura de ‘Las Oceánicas’ está relacionado con la poesía confesional e intimista. Si bien la yo poeta podría relacionarse en algunos puntos con mi experiencia personal, es un yo colectivo. Lo que hace es indagar y reflexionar sobre el canon en que la sociedad nos ha obligado a encajar; sobre la soledad (y más durante la pandemia); también hay un eterno retorno a lo Nietzsche que reflexiona sobre la familia, y aparece el tema del desamor.

La sanación se hace a través de la palabra. Hay mucho de hechizo, de exorcizar. Cuando rebuscamos en el pasado, abrimos una herida genealógica. Esa sanación que se articula desde la palabra tiene que ver no solo con el proceso de escritura, sino de lectura, de recital. Cuando recito, revivo. Me gusta visualizar las palabras y ahí es cuando sucede la catarsis.

María Ovelar. Diccionario de términos eufemísticos

Las definiciones que leemos en el Diccionario de la Real Academia Española son absolutamente asépticas y no reflejan la profundidad del lenguaje. En ‘Diccionario de términos eufemísticos’ le respondes a la RAE con tus versos. ¿Crees que le falta sensibilidad a los diccionarios? ¿De qué manera debería estar estructurado un diccionario para ser más fiel?

El ‘Diccionario de términos eufemísticos’ abre con un poema que se llama ‘Amor’, donde reivindico el ‘Diccionario de uso del español‘ de María Moliner. Al final, el diccionario no puede albergarlo todo, pero uno de los grandes problemas es su rigidez. Cuando hablamos del diccionario, todos tenemos en mente la Real Academia Española.

La RAE debería ser una institución más abierta, con grupos de trabajo con la población, talleres y más académicas. La primera mujer entró en el año 78 y de los 500 miembros ha habido unas 10 mujeres en total. Eso se está intentando corregir y en los últimos nombramientos ha habido tres mujeres, pero sigue faltando mucho trabajo. El diccionario de María Moliner se centra más en el uso, relaciona las palabras entre sí como si fueran árboles y eso le da una ductilidad al lenguaje. Por eso creo que no pasa de moda. Más que el diccionario en sí, es la institución la que debería ser más flexible.

Otro de los mecanismos que caracterizan tu escritura es el paratexto. Utilizas constantemente referentes de distintas esferas culturales, desde Denise Levertov y Chantal Maillard hasta The Smiths. Siento que estamos en un momento en el que abrazamos esa cultura pop, la irrelevancia, incluso lo hortera, también como una manera de reconectar con esa feminidad que tanto se ha ridiculizado. Todo esto sin renunciar a nuestros intereses intelectuales. ¿Cómo manejas tú esta doble personalidad o este encuentro?

En general, en toda mi escritura y no solo en la poesía, tiendo a mezclar la alta y la baja cultura, que son dos términos que no me gustan nada, pero es la manera de entendernos. Me gusta introducir referencias musicales. Soy muy melómana, soy DJ, y creo que no solo las grandes citas pueden vehicular un saber y una emoción. En mi poemario mezclo constantemente referencias a escritores consagrados y a la filosofía, pero también a otro tipo de obras como canciones del britpop o The Smiths.

Para mí, más que la cultura popular, lo que yo relaciono con la feminidad son temas como la menopausia o la maternidad. La literatura, al final, de lo que habla es de metamorfosis y qué mayor metamorfosis hay que la maternidad. Ahora hemos empezado a poner a las madres en el centro y no solo como personajes secundarios. Está habiendo un giro tan grande que incluso los hombres están hablando sobre estas parcelas.

María Ovelar. Foto: Jacobo Biarnes.