#MAKMAArte
‘RenAIssance’, Marco Veronese
Comisariado: José Ramón Alcalá
Galería Ana Serratosa
Pascual i Genis 19, València
La obra de Marco Veronese está repleta de rostros femeninos. Rostros que vienen a ser el reflejo de cierta belleza idealizada vinculada con la pintura renacentista. Una pintura que, en su caso, lejos de poseer la materialidad del óleo adquiere la virtualidad inherente a las técnicas de la inteligencia artificial. Y es así, de forma controvertida, como el trabajo de Veronese funde el Renacimiento con el mundo actual de la era digital.
De ahí el título de la exposición que presenta en la Galería Ana Serratosa: ‘RenAIssance’, con esa AI (Artificial Intelligence) incrustada en medio de la palabra Renacimiento, en su versión inglesa. “Estamos en un momento histórico en el mundo del arte y de la cultura, que, con la ayuda de la tecnología más avanzada, de la inteligencia artificial, provocará un nuevo Renacimiento, porque cambia completamente el paradigma, el modelo del arte”, apunta Veronese.
Dice, en todo caso, que si hemos llegado a la inteligencia artificial es gracias a lo que antes fue el Renacimiento, “porque todos nosotros somos la suma de experiencias pasadas”. “Es una transformación brusca, porque hay un cambio de modelo, pero el Renacimiento fue fruto del Medievo: sin este no se hubiera dado el Renacimiento; sin Beethoven no habría Pink Floyd”, añade.
La idealización de la mujer, multiplicada mediante diversos rostros que cautivan por su inmaculada carnalidad –fruto de su pulcra digitalización–, es subrayada mediante el acompañamiento de mariposas, delicados tatuajes y reflejos. “Hay muchos símbolos en mi obra, como la mariposa, que representa la espiritualidad y la fragilidad, porque su vida es muy breve. Igual que la nuestra, que es muy corta si la comparamos con la eternidad”, señala el artista.
Nada en la obra de Marco Veronese apunta hacia un fondo oscuro, opaco, de la existencia, aunque mediante la animación de sus imágenes –con el uso del programa multimedia Artivive– podamos hallar ciertas calaveras recordándonos que somos mortales. Por eso dice que es un “artista guerrero”, porque va “a la contra de lo que sucede actualmente en el arte contemporáneo, al defender la estética de una obra, su belleza”.
Es esa belleza armónica y proporcionada –que excluye lo siniestro y quebradizo de la forma perfecta– sobre la que pivota el trabajo de Veronese, quien contempla, por ello, a la mujer –a la que rinde homenaje– como “protectora del secreto de la vida” y poseedora de la sensibilidad “para transmitir mensajes muy profundos acerca de la vida y de la muerte, ya que lo percibe y lo vive”.
La visión romántica de la mujer –asociada a esos paisajes igualmente grandiosos y deslumbrantes de la estética de lo sublime–, puesta en cuestión por cierto feminismo, es objeto de reflexión por parte del artista: “Se equivocan quienes piensan que las mujeres en el arte son objeto para la mirada masculina, porque es el hombre quien no puede ponerse a su mismo nivel. Después de todo, nosotros nacemos de una mujer y no hay mayor poder que ese”.
Acerca de la inmaterialidad que anida en su obra –producto de la virtualidad digital–, José Ramón Alcalá, comisario de ‘RenAIssance’, apunta que los modelos retratados “nunca han existido; son solo figuras simbólicas creadas de forma completamente artificial (aunque él piensa –dice en alusión a las palabras del propio artista– que también lo son en nuestra época las mujeres que aparecen en los cuadros renacentistas, ya que no existen en la realidad, no están vivas)”.
La creación tiene ese don: el de dar vida a lo inanimado, aunque para ello se haga necesario mostrar su vinculación con la parte igualmente destructiva del propio acto creativo (para hacer una tortilla hace falta romper huevos, dicho coloquialmente). Veronese apunta, como ejemplo de ese carácter cáustico, a la fragmentación que se puede observar en su obra, realizada a base de cuadrículas.
Y como ejemplo de cierta materialidad –que vendría a ser el contrapunto de la artificialidad reinante en su trabajo– alude al punteado de silicona que atraviesa el conjunto: “El espacio que hay entre los elementos no es un espacio vacío, sino que hay una potencia representada en esos puntos de silicona que simbolizan la energía que hay a nuestro alrededor y que nos conecta al mundo”.
Alude entonces a dos astrónomos que señalaron que los hombres estábamos hechos de la misma materia de las estrellas. “Si entendemos que somos parte de esa misma energía y que dentro de nosotros cabe el mundo entero, seremos más respetuosos con lo que tenemos a nuestro alrededor”, resalta, para enseguida describirse a sí mismo: “Me considero un artista místico, espiritual, pero de una espiritualidad nada religiosa; de una espiritualidad pura. Trato de amortiguar el horror, creando belleza; mitigar el caos, mediante la armonía. Hay que encontrar el equilibrio”.
En ‘RenAIssance’, hay cuadros que se animan –no todos– mediante el uso de la inteligencia artificial, de la realidad aumentada. “Estamos acostumbrados a tener simplemente un cuadro delante, pero ahora puedes entrar en él, de manera que se conjugan una parte narrativa y otra física”, apunta Veronese, quien, refiriéndose a esa inteligencia artificial, recuerda cómo alguien le llegó a preguntar si no tenía miedo de que esa inteligencia pudiera tener alma “y yo le dije que, al revés, que tenía miedo de que fuera el propio hombre el que pueda perder la suya”.
Para explicar la relación del hombre con las máquinas y esa Artificial Intelligence que tanto está dando que hablar, Marco Veronese coloca un bolígrafo encima de un folio en blanco y exclama: “Vamos a ver si empieza a escribir un poema. Imposible”. Y acto seguido añade: “Tú puedes darle una descripción a la máquina acerca de lo que tienes en tu cabeza y la inteligencia artificial elaborará una imagen, pero siempre a partir de tu creatividad. Es una herramienta para sacar lo que atesoras en tu mente, de manera que puede ser usada de un modo creativo y no destructivo”.
Su carácter místico y espiritual tiende a iluminar cada recoveco de la conversación, trasladándolo al conjunto de su trabajo, que mediante la aplicación Artivive cobra vida. “Algunas obras hablan y tienen mensaje y otras no”, advierte. De pronto, activa su dispositivo móvil y nos coloca frente a uno de sus cuadros: “En esta, el maestro le pregunta al discípulo cuál es el sentido de la vida. Y el discípulo piensa y piensa. Entonces, el maestro le dice que el sentido de la vida está en el tiempo que ha pasado entre la pregunta y la respuesta que no llegaba”.
En otra, se dice: “¡Despierta! O tus sueños se desvanecerán en cada amanecer”, a lo que Veronese añade: “Hay que empezar a aprender a soñar con los ojos abiertos”. ‘RenAIssance’ es eso: una especie de sueño –en el que no cabe pesadilla alguna– realizado con los materiales de una inteligencia artificial, en este caso, al servicio de las mejores intenciones.
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