Luna Pan: «Quería retratar el trabajo invisible que supone la producción de un festival como La Cabina»

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Cartel de la XV edición de La Cabina
Festival Internacional de Mediometrajes de València
Obra de Luna Pan
Colegio Territorial de Arquitectos de València
13 de octubre de 2022

Todo evento cultural reseñable debe tener una identidad visual que sintetice sus propósitos, y así lo viene procurando La Cabina Festival de Mediometrajes de València desde sus incios. Lo vimos el pasado jueves 13 de octubre en el Colegio Territorial de Arquitectos de València, con motivo de la presentación del cartel de su decimoquinta edición –que se realizará del 8 al 18 de noviembre–, realizado por la ilustradora Luna Pan.

“Quería darle un enfoque costumbrista, cómo retratar, de alguna manera, el trabajo invisible que supone la producción de un proyecto, de un festival, en este caso un festival de mediometrajes”, apuntaba la artista, quien compartía con el público asistente que “al final, son preparaciones que se ponen a disposición de un servicio al público; es una vocación muy importante”.

Una disposición de inquietudes que, viendo el resultado, permiten detenerse en muchos elementos y detalles, para apreciar la naturalidad de la escena y de los personajes que participan en él y que forman un todo. “Quería visibilizar esta parte, retratar una escena totalmente tangible y cotidiana, donde pudieras ver a gente preparando cosas, que es gente que va a preparar toda esa magia que vendrá después. Luego está ese caos, que a mí me gusta poner encima de la mesa”.

Una mesa protagonista erigida en “ese escenario donde suceden las cosas. Y esos pequeños guiños al cine”, como La Cabina presente a modo de portalápices, “Chaplin también como representante de la era del mediometraje, alguna cámara que otra…”, perfilaba Luna Pan.

“Si me hubieras visto elegir color, me hubieras visto llorando”, confesaba la dibujante al hablar sobre la gama cromática del cartel, explicando también que la síntesis de colores le facilita expresar de manera más fiel y real lo que desea. “A veces, intento simplificar, acotar una paleta más reducida porque ante tantos elementos pequeños y acciones necesito que no sume más puntos visuales en los que parar la mirada”. Se trata de “ir restando para que la imagen sea más clara y me ayude a ver si necesita más colores o no”.

De este modo, la ilustradora afincada en València –ciudad en la que ha estudiado Bellas Artes y el Máster de Ilustración y Diseño de la UPV–, logra una composición final que invita a participar en la escena. Y eso es, precisamente, lo que quiere expresar la dibujante con el uso de su paleta de color, generalmente compuesta de rojizos, anaranjados y amarillentos. “En el caso del cartel del festival, creo que fue también porque me transmite los colores de la cabina, que son rojos caldera, muy cálidos y anaranjados”.

Una atmósfera templada muy emparentada con su modo de concebir sus proyectos. “Si hablo de mi trabajo, me enfoco mucho en intentar representar cosas cálidas, como la relación humana, pequeñas acciones que denoten un poco todo eso. También estoy a favor del horror vacui, del caos y del desastre. Le hago compañía a todos los objetos que dibujo”, abundaba Luna Pan.

“A mí me transmitió esa ternura que [Luna Pan] quiere provocar”, apuntaba la directora de La Cabina, Sara Mansanet. “Lo vi y me sentí superreflejada con las compañeras. Es un trabajo superinvisible, es el trabajo más duro, es el trabajo que nadie ve, pero que si sale mal se nota enseguida. Ese trabajo de oficina, de caos pero a la vez de organización, de estar todas juntas y de intentar sacar adelante un proyecto tan complicado como es un festival de cine”.

Y a partir de ese territorio imperceptible, de puertas a dentro, “conformar una imagen más identitaria para poder potenciar los rasgos y las expresividades, generar una expresión más dinámica y más divertida”, reseñaba Luna Pan. “Me gusta mucho que las poses o las formas sean divertidas, en un sentido que se salen de lo rígido, con un poco más de movimiento, para jugar con los volúmenes”.

Un juego, en definitva, que se aleja del realismo para acercarse a unas formas únicas, dinámicas, volumétricas, que nos hagan sentir y que nos invitan a quedarnos, en este caso, entre la venidera programación de La Cabina.