#MAKMAAudiovisual | Sobre la evolución del western hasta la actualidad
De ‘La Diligencia’ (1939) de John Ford, ‘Por un puñado de dólares’ (1964) de Sergio Leone y ‘El poder del perro’  (2021) de Jane Campion

Desde los primeros pasos de la vida del cine, el western ha sido un género sumamente relevante. En fechas tan tempranas como 1903 ubicamos el primer film de este género: ‘Asalto y robo de un tren’ de Edwin Porter, el cual abrió un sinfín de posibilidades y una vasta imaginería que ya tenía sus precedentes en la fotografía y la literatura.

Sin embargo, el caso del cine es bastante llamativo en tanto a su evolución ya que, tal y como alegaba André Bazin: «El wéstern es el encuentro de una mitología con un medio de expresión». Mito en un país que, por aquel entonces especialmente, estaba dando sus primeros pasos por lo que mostró en la gran pantalla la mitología de sus héroes, sus historias, tragedias y epopeyas bajo la imaginería de una época previa a la civilización, un territorio sin ley en el que podían ver: forajidos, cowboys, indios, militares sheriffs, desiertos, etc. 

El western ha tenido sus diferentes periodos, cayendo en declive en la década de los 30 y renaciendo con más fuerza que nunca gracias a John Ford. Y es con la llegada de esa edad dorada, a la que se sumarían otros célebres directores tales como Howard Hawks, cuando veremos que el western es capaz de dar mensajes a sus contemporáneos usando el pasado como pretexto.

De ejemplo, tenemos el caso de la película que catapultó la edad dorada del western: ‘La Diligencia’ de John Ford, estrenada 10 años después del crack del 29 cuyas repercusiones económicas fueron bastante serias. En esta cinta, vemos todo tipo de personajes pero, centrándonos en el banquero, vemos una representación de un personaje egoísta, hipócrita y corrupto que, además, tiene la osadía de reafirmar la importancia de los banqueros cuando este ha robado los fondos de su banco y huido en la diligencia.

Esto nos habla de la posible visión de su director acerca de algunos burócratas de su época, bajo un personaje que realiza tal acto sin justificación alguna más que la codicia. Todo este mensaje se muestra de manera velada en una época en la que la censura del código Hays suponía una gran traba que, de hecho, hizo que el tema de la prostitución de Dallas se tratara de forma velada.

Después de otro agotamiento, veríamos que el western volvería a aparecer de la mano de las coproducciones europeas. De esta forma, emergieron los eurowestern de entre los que destacaron los spaghetti western gracias a la filmografía de cineastas de la talla de Sergio Leone, Sergio Corbucci y Sergio Solima.

Fotograma de ‘La Diligencia’ (1939) de John Ford

En esta ocasión, no veremos héroes con una moral impoluta sino que nuestros protagonistas se moverán por el interés, la codicia y la venganza. Es una desmitificación de lo que los estadounidenses asentaron en sus westerns. Como ejemplo, no tenemos más que ver los primeros minutos de ‘Por un puñado de dólares’ en la que su protagonista permanece inmóvil, de manera apática, cuando unos forajidos amenazan a un niño y patean a su padre.

Fue una bocanada de aire fresco al género, sumándole las influencias japonesas de Akira Kurosawa, la imaginería del western americano y un espíritu mediterráneo en el que la picaresca será algo habitual en estas películas. A lo que quiero llegar es que el western es un género que, pese a ser un mismo contexto y escenario, ha sabido transformarse en función de la época.

No en vano a los subgéneros ya citados les seguiría el western crepuscular, el cual versa sobre la deconstrucción de sus héroes y el género, yendo un paso más allá al desmitificarlos con películas tan sobresalientes como ‘El hombre que mató a Liberty Valance’. Y es que, a día de hoy, está presente la idea de que el western es un género muerto, que trata de forma maniquea los conflictos coloniales resultando en películas simplonas y, tal vez, entretenidas de ver. Sin embargo, no es este el caso.

Durante las dos últimas décadas hemos tenido ejemplos de películas realmente buenas y que pertenecen al género western, véase: ‘Django Unchained’ y ‘True Grit’. Pero no hace falta irse diez años atrás o a figuras tan consagradas en la industria como lo pudieran ser los hermanos Coen y Tarantino, tenemos un ejemplo bastante más reciente con ‘El poder del perro’, película de la famosa directora Jane Campion y basada en la novela homónima de Thomas Savage escrita en 1967.

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Fotograma de ‘El poder del perro’ (2021) de Jane Campion

Nos cuenta la historia de los hermanos George y Phil Burbank, unos rancheros que son la antítesis el uno del otro: George es un burgués y una persona razonable mientras que Phil es un vaquero, cruel y anclado a una hombría que no hace sino dañar a su entorno.

El título de la película es en referencia al salmo 22:20: «Libra de la espada mi alma, Del poder del perro mi vida» en el que se suplica clemencia y la salvación a Dios del enemigo, cosificado como un animal, como perros. Con esto en mente, vemos el paralelismo con el principal antagonista de la película: Phil, quien conduce a Rose, la mujer prometida de George, al alcoholismo y la maltrata psicológicamente.

No obstante, quiero recalcar que es un antagonista y no un villano, dado que la película te cuenta de manera sibilina sus circunstancias y el porqué tiene esa actitud tan despreciable así como la necesidad de realzar su hombría. De hecho, no es su único papel dado que lo más llamativo de este personaje será su admiración por Bronco Henry y su relación con el hijo de Rose, Peter, las cuales permiten mostrarnos la profundidad y lo polifacético del propio personaje.

Fotograma de ‘Por un puñado de dólares’ (1964) de Sergio Leone

La película no necesita de disparos, duelos ni otros convencionalismos clásicos a lo largo del western sino que hace una mirada introspectiva y más realista del pasado con una violencia más psicológica que física. Además, añade un par de temas de forma manifiesta que no son recurrentes en el género del western: la homosexualidad y la masculinidad. Esto da como resultado un acercamiento bastante interesante al género, el cual demuestra que es un género que todavía tiene mucho que ofrecernos.

En conclusión, el western ha sido un mismo escenario, una misma época de la que se ha extraído en sus versiones cinematográficas diferentes perspectivas. Y es que, por mucho que se remonte al pasado, las películas son hijas de su tiempo por lo que el western es un género que todavía tiene material para ofrecernos y tratar temáticas que son las que nos interesan a día de hoy.