#MAKMAMúsica
‘Un ballo in maschera’ (Un baile de máscaras), de Giuseppe Verdi
Coproducción de Les Arts con la Staatsoper Unter den Linden de Berlín
Dirección musical: Antonino Fogliani
Dirección escénica: Rafael R. Villalobos
Vestuario: Lorenzo Caprile
Intérpretes: Anna Pirozzi (Amelia), Francesco Meli (Riccardo), Franco Vassallo (Renato), Agnieszka Rehlis (Ulrica), Marina Monzó (Oscar)
Palau de les Arts
Avda. del Professor López Piñero 1, València
21, 25 y 28 de abril, y 2 y 5 de mayo de 2024
Giuseppe Verdi (1813-1901) ya tuvo serios problemas para llevar a cabo su ópera ‘Un ballo in maschera’ (‘Un baile de máscaras’), basada en el libreto de Eugène Scribe. La historia que cuenta el asesinato del rey Gustavo III de Suecia, a causa de una conspiración política, fue objeto de la censura de la época obligando finalmente al compositor a trasladar la acción de la obra a Boston, convirtiendo al rey en el conde Riccardo, gobernador de la colonia inglesa.
Suavizado el contexto, ‘Un baile de máscaras’ pudo ver la luz en 1859 en el Teatro Apollo de Roma, manteniendo, eso sí, la trama argumental de “thriller político” que el director de escena Rafael R. Villalobos considera nuclear en la ópera de Verdi. Y es de esta forma como se presenta en el Palau de les Arts de València bajo la dirección musical de Antonino Fogliani: como una historia de sospechas palaciegas, por culpa de cierta intriga amorosa, que Villalobos actualiza, enmarcándola en los Estados Unidos de los años 80 del pasado siglo.
En este nuevo contexto cultural, ‘Un ballo in maschera’ sigue “respirando Verdi por los cuatro costados”, subrayó Villalobos, para profundizar en los temas que ya motivaban al compositor italiano, “como son las clases sociales -los marginados- y las relaciones paterno filiales”. Todo ello, bajo el reflejo de una televisión que por entonces -años 80- seguía las andanzas del presidente Ronald Reagan, cuyo mandato recorrió toda esa década.
Que fuera un actor el máximo representante de los Estados Unidos, es algo que Villalobos considera crucial a la hora de plantearse el cambio que se estaba operando en la política. Una política dominada por la imagen y su carácter representacional. Lo que el filósofo José Luis Pardo denomina la “estetización de la política” vinculada, a su vez, con la “politización de la estética” o bellas artes.
Y así, como si de un ajuste de cuentas se tratara, es como ‘Un baile de máscaras’ se presenta en Les Arts. Ajuste de cuentas contra la “supremacía blanca” (Villalobos), para que adquiera otro color tanto el papel del transgénero Oscar (encarnado por Marina Monzó), hija/hijo de Amelia (Anna Pirozzi) –“una madre coraje”, en palabras del director escénico- y de Renato (Franco Vassallo), como de la adivina mulata Ulrika (Agnieszka Rehlis). Y ajuste de cuentas del propio Palau de les Arts al estrenar, en coproducción con Staatsoper Unter del Linden de Berlín, “el último gran título de Verdi que faltaba por ver en nuestro teatro”, destacó Jesús Iglesias Noriega, director artístico del coliseo valenciano.
Esa mezcla de “intriga política, de cuestionamiento de un político narcisista, de una familia rota, junto a la reivindicación de Oscar”, según describió Villalobos, convierten ‘Un ballo in maschera’ en un alegato que Verdi hubiera hecho suyo, al tiempo que viene a desenmascarar, valga la rima con el título, lo que el propio movimiento woke cuestiona: la supremacía blanca y el colonialismo mental derivado de su estrategia patriarcal.
“Oscar no es un paje, sino una chica transgénero. Me interesa esa visión contemporánea, porque Verdi también la quería para sus óperas. Entonces, la gente quería huir de la realidad y ahora pienso que la ópera es más política, que haga pensar”, apuntó el director musical Antonino Fogliani, para quien ‘Un ballo in maschera’ “pasa del drama a la opereta, mezclando comedia y tragedia”.
Una mixtura que bien pudiera caracterizar al propio movimiento woke, cuyo “despertad” asociado a la traducción del término inglés, lleva igualmente asociada cierta pesadilla derivada del anhelo por zanjar drásticamente tanta injusticia acumulada a lo largo de los siglos.
“El sueño de Martin Luther King era la universalidad de los derechos, el que los negros pudieran vivir como los blancos. Contra esto se levanta el movimiento woke. Querer vivir como los blancos supone reconocer la supremacía blanca. Someterse una vez más al ‘privilegio blanco’”, señala el filósofo José Antonio Marina, quien destaca la dificultad que empieza producir la idea de que solo se puedan “ver las cosas desde el grupo al que pertenecemos”.
La ópera de Verdi que el Palau de les Arts estrena en València trata la cuestión racial y la identidad de género en un marco político dibujado como una gran mascarada. Mascarada que Villalobos entiende caracterizada por la doblez de aquello que oculta, al tiempo que visibiliza.
“Los personajes de esta ópera viven en un baile de máscaras, aunque en el fondo todos vivimos en un baile de máscaras porque todos elegimos cómo nos presentamos en sociedad”, añadió quien precisó cómo el personaje de Oscar más que trans “es una persona que está transicionando en su género”.
Se podría decir que, en sustancia, ‘Un ballo in maschera’ es un conjunto de transiciones por las que los personajes van pasando no solo de una identidad a otra, sino de un estado de dulzura a otro amargo, de uno amable a otro terrible, gracias a la continuidad que proporciona una música pensada para captar todos los colores que destila la ópera de Verdi. “Una ópera cuya peculiaridad y belleza se encuentran en la diferencia estilística de la partitura”, aseguró Fogliani.
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