Russafa Escénica
Festival de otoño de las artes escénicas
Diferentes espacios de Valencia
Del 19 de septiembre al 6 de octubre de 2019

Antonio Ariño, vicerrector de Cultura de la Universitat de València, se refirió a la “ciudadanía cultural” como expresión del objetivo mantenido por ciertos colectivos de extender los derechos civiles a la cultura, en clara alusión al papel que durante estos nueve años ha venido jugando el festival de otoño Russafa Escènica, cuando la crisis económica y la abulia política amenazaban con desintegrar el tejido cultural valenciano. Una ciudadanía múltiple, diversa y plural en cuanto a sus identidades, y tan plural “como las Españas” a las que, según Ariño, aludía el lema de la novena edición del certamen teatral.

Sin embargo, la temática de Russafa Escénica, que del 19 de septiembre al 6 de octubre se celebra en diferentes salas y espacios de la ciudad de Valencia, se plantea en singular: España. Jerónimo Cornelles, director artístico del festival, se refirió a ello aduciendo que, tras debatirlo en el seno del equipo organizador, optaron por que resultara en singular, “para que fueran los propios artistas quienes lo decidieran” con sus diferentes propuestas. Y las hay de todo tipo, tratando temas relacionados con la violencia de género, la precariedad laboral, la prisión permanente revisable o los desaparecidos, víctimas del franquismo, que es de lo que se ocupa, precisamente, la obra de Xavo Giménez y María Cárdenas (La Teta Calva), Historia de una cuneta, como producción propia del Invernadero.

Cartel de ‘Historia de una cuneta’, de La Teta Calva, el Invernadero de Russafa Escénica. Imagen cortesía de la organización.

De esa España plural ya se han vertido algunos comentarios diríase históricos y de relumbrón. Como el de Otto von Bismarck, artífice de la unificación alemana, cuando dijo: “España es el país más fuerte del mundo, los españoles llevan siglos intentando destruirlo y no lo han conseguido”. Sentencia que liga con esta otra más popular: “España de mis amores, cuánto te odio”. Aunque Russafa Escènica quizás vaya más en la senda de esta otra de Manuel Azaña, presidente de la Segunda República: “Si los españoles habláramos sólo y exclusivamente de lo que sabemos, se produciría un gran silencio que nos permitiría pensar”.

Con silencio o sin él, lo cierto es que los organizadores de Russafa Escènica hablan de lo que saben y mucho: de teatro en sus diversas modalidades. Y, a través de él, reflejan esa pluralidad de enfoques que enriquecen la cultura y que el festival despliega en sus espectáculos dentro del propio barrio de Russafa (In), y en diferentes espacios de la ciudad (Out). Lo hacen con cada vez más recursos, porque, como destacó Ariño, “es un festival consolidado y de un extraordinario dinamismo”, aunque el Institut Valenciá de Cultura no lo haya entendido así este año: “Esto es una fiesta, porque estamos a punto de arrancar la novena edición, pero hay que decir que hemos recibido un 40% menos por parte del IVC, que se ha quedado en un 20% tras las alegaciones presentadas”, proclamó Cornelles. 

Responsables de Russafa Escénica y cargos institucionales, tras la presentación del festival de otoño en La Nau. Imagen cortesía de la organización.

“No lo entiendo y no lo voy a entender nunca. Tenemos problemas de liquidez, pero somos un festival solvente, por eso el banco nos adelanta 40.000 euros”, subrayó. “Todos los años parece que estemos llorando, pero lo cierto es que deberíamos ser conscientes de esta realidad. La Administración pública no ha hablado con nosotros para abordar este tema, que es complejo”, explicó Dídac Doménech, director de producción del certamen. “El modelo de financiación debe cambiar”, apuntó Ariño.

A pesar del problema presupuestario, Russafa Escènica vuelve a ofrecer un atractivo programa con 15 espectáculos dentro del barrio, en espacios como Sala Russafa, Sporting Club, Gris Estudio d’Emmarcació, La Boulangerie o Café Artysana, y otra veintena fuera de Russafa, en lugares tan emblemáticos como el Teatre Principal, la Sala Matilde Salvador, La Mutant, el MuVIM, Sala Off, SGAE, Rambleta, Fundación Bancaja o el Centre del Carme. Un conjunto de obras dirigidas por un puñado de ya reconocidos nombres de la escena valenciana como los propios Xavo Giménez, María Cárdenas o Jerónimo Cornelles, junto a Sonia Sahuquillo, Paola Navalón, Iria Márquez, Jaime Bayo, Antonio Valls, Sonia Alejo o Aurora Diago, entre otros.

Salón de actos de La Nau durante la presentación de Russafa Escénica. Imagen cortesía de la organización.

Historia de una cuneta, de La Teta Calva, es la producción propia de Russafa Escènica realizada con alumnos del último año de las escuelas de teatro de València.  “Invernadero tiene valor el proyecto en sí. Es único y pionero. Está hecho con gente de las escuelas, que se enfrentan por primera vez a una propuesta escénica”, remarcó Cornelles, solicitando que un formato así pudiera entrar en el régimen de ayudas económicas, lanzando un “por favor” a modo de proclama. 

El Festival de Tardor de Valéncia se completa con una serie de actividades paralelas, que desgranó Ana Sanahuja, coordinadora de estos eventos, entre las que destacan el III Premi SGAE de Dramatúrgia, tres talleres profesionales de formación y el Cinema Fòrum con la proyección de la película The Trip to Spain, que moderará Daniel Gascó. Russafa Escènica también se hace eco del fallecimiento del fotógrafo José Luis Abad, a quien recuerdan emotivamente en el programa como “profesional, compañero y amigo”. De una de esas Españas aludidas en la temática de este año, la de interior toledana, procedía Abad. 

Imagen promocional de ‘Historia de una cuneta’, de La Teta Calva, por cortesía de Russafa Escénica.

Salva Torres