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‘Mayhem’, de Lady Gaga
Festival de Música y Artes Coachella Valley
Del 11 al 19 de abril de 2025
Entre la oscuridad y el rugido del público, se podía leer en grandes pantallas “El arte del caos personal”. La expectación era enorme. Hacía solo un mes que Lady Gaga deleitaba al público con su nuevo proyecto, ‘Mayhem’, un álbum muy personal y que a muchos nos recordó a su época dorada.
Dos mujeres aparecen enfrentadas leyendo un manifiesto: “Este es el manifiesto de ‘Mayhem’”. Nos presenta, pues, a las dos protagonistas de esta historia: Mistress of Mayhem (su parte oscura, caótica, la que la lleva al límite) y su parte luminosa, que lucha contra esos pensamientos. La única forma de que consigan convivir es mediante la música, pero ¿lo lograrán?, ¿o acaso será el caos quien la consuma?
Como un oasis en medio de la noche, apareció un teatro clásico, sin límites, con coro y orquesta incluidos, en el desierto de Colorado. Gaga presentó, entonces, una obra que constaría en cinco actos. El ‘Acto I: De terciopelo y vicio’.
El show comenzó con una Lady Gaga dramática. Tanto, que se convirtió ella misma en propio el telón. Con una simple frase dio comienzo al concierto con su tema ‘Bloddy Mary’, sentando las bases de esa relación de sacrificio y devoción hacia lo que hace.
Con un gran vestido digno de una diva de la ópera, cantó algunas de sus canciones más transgresoras y rebeldes, llenas de referencias religiosas (alzacuellos incluido) –‘Abracadabra’, ‘Judas’, ‘ScheiBe’ y ‘Garden of Eden’–, para terminar con un gran enfrentamiento: su parte luminosa ha venido a por ella.
Comienza, entonces, una batalla de baile al ritmo de ‘Poker Face’; pero no es una batalla de baile cualquiera, es una partida de ajedrez. Sabemos ya de sobra que la moda es algo muy importante en la carrera de la artista americana. Germanotta referencia así a la colección primavera-verano de Alexander McQueen de 2005, ‘It’s only a game’ (‘Es solo un juego’), donde las modelos se enfrentaban también recreando una partida de ajedrez.
El ‘Acto I’ termina con su parte buena siendo derrotada por Mayhem para, posteriormente, ser enterrada. Allí comienza el ‘Acto 2: Y cayó en un sueño gótico’.
Gaga ahora representa a su yo que ha sido derrotada. Su parte vulnerable ha sido oprimida por su alter ego. Entre esqueletos y semienterrada, canta canciones que indagan en lo que ha conllevado para ella la gran exposición a la que se somete como artista. Temas como ‘Perfect Celebrity’, ‘Disease’ o ‘Papparazzi’.
Para este último, la artista se representa con muletas, magullada por todos los comentarios de la prensa y la opinión pública. Sus acompañantes la visten con una armadura. Es tras esta canción cuando dedica unas palabras a sus fans, agradeciendo todo su amor y apoyo durante todos estos años.
“A veces sentía que estaba sumida en un sueño, cuando tenía 20 años. Estuve dormida desde entonces y no sabía si quería despertar porque ¿y si no estabais ahí?”.
Ese fue su sueño gótico. El personaje la había absorbido y sentía que no era nada sin él. La había vencido e impuesto todos esos miedos. Con su actuación de ‘The Beast’, la bestia se adentra poco a poco dentro de Gaga y acepta esa parte de ella.
El ‘Acto III: La bella pesadilla que conoce su nombre’ es divertido. El escenario se convierte en una pista de baile donde los esqueletos son amantes al ritmo de ‘Zombie Boy’. Está feliz, ha abrazado el caos y lo disfruta. Dedica entonces ‘Die With A Smile’ al público porque, si el mundo se acaba, quiere estar a su lado.
Sin embargo, las voces de la crítica vuelven, al igual que Mistress of Mayhem, quien pide a gritos su cabeza, dando paso con inmediatez el ‘Acto IV: despertarla es perderla’.
Porque la Gaga buena que conocimos al principio ya no existe. Es otra persona y se enorgullece de ello. Comienza con ‘Shadow of a Man’, donde explora las emociones que ha sentido durante todo su viaje de autodescubrimiento, así como todo lo que ha tenido que soportar por parte de la prensa y la opinión pública. Sin embargo, lo hace de forma enérgica, pues ya es capaz de enfrentarse a todo ello, culminando esas emociones con ‘Born this Way’, celebrando la individualidad. Durante ‘Vanishing with You’, literalmente, se funde con su público, bajando a bailar y cantar con ellos.
Entonces comienza el ‘Acto Final: Aria eterna del corazón del monstruo’. La cantante, antes de salir, se dedica unas palabras a ella misma.
“Soy yo. No, no lo eres. Soy fuerte. Eres débil. Soy todo. No eres nada. El mundo me ama. El mundo te odia. Ellos me ven. No, nadie te entiende. Soy un monstruo. Sí, eres un monstruo. Somos monstruos. Y los monstruos nunca mueren”.
El escenario se convierte en una sala de operaciones y parece que están operando a Gaga. Sin embargo, su corazón se detiene, pero, de nuevo, los monstruos nunca mueren.
Gaga resucita para cantar su aria, su mayor éxito, ‘Bad Romance’. Al igual que en la ópera, las arias retratan los sentimientos más profundos del personaje, y ‘Bad Romance’ cumple el mismo papel con el devenir de Gaga: nos retrata una historia de amor caótica y obsesiva; idéntica a la que ha tenido con ella misma durante toda su carrera.
Ahora está completa. Ha encontrado el equilibrio. No la componen dos contrapartes, está formada por un todo y esto lo refleja con su vestuario. Va de blanco, pero excéntrica y monstruosa, llena de suturas, como si hubiesen fusionado ambas partes de forma (casi) perfecta, a modo de Frankenstein.
La actuación termina con ella y todo el equipo alzando la garra. Ella es un monstruo, todos somos monstruos a nuestra manera y debemos abrazar nuestra individualidad, aquello que nos hace únicos, estar orgullosos de ser diferentes y ser nosotros mismos. Esa es y siempre será la esencia de Lady Gaga.