La Ruta

#MAKMAArte
‘La Ruta: modernidad, cultura y descontrol’
Comisario: Artur Duart
Bombas Gens Centre d’Arts Digitals
Avda. de Burjassot 54-56, València
Inauguración: 2 de octubre de 2025

“Hemos querido captar la esencia de La Ruta, donde la libertad reinaba y parecía que el tiempo se paraba”. Así definió Javier Mujica, director creativo del estudio Vitamin, el espíritu libertario de aquella movida valenciana que en los años 80 reunió a miles de personas en las diferentes discotecas que jalonaban lo que vino a llamarse la Ruta Destroy, Ruta del Bakalao o simplemente La Marcha, desplegada a lo largo de la carretera de El Saler del área metropolitana de València.

Así fueron los comienzos de este movimiento clubbing (acción de frecuentar clubes nocturnos o discotecas para bailar y pasárselo bien), cuyo máximo atractivo giraba en torno, precisamente, a esa idea de libertad sin límites ni cortapisas, es decir, tan imaginaria –de ahí la sensación de parálisis del tiempo– como generadora de una sensación de omnipotencia, tan propia de aquellos años del destape tras la llegada de la democracia.

Quienes frecuentaron, entre otras, discotecas como Barraca, Chocolate, Puzzle, Spook o ACTV, sintieron muy probablemente en sus carnes lo que el poeta William Blake dijera en cierta ocasión: “Si las puertas de la percepción estuviesen limpias, veríamos todo tal y como es: infinito y eterno”.

De ahí que Joan Oleaque (autor de ‘En éxtasis. El bakalao como contracultura en España’, editado por Barlin Libros), en una entrevista con Ismael Teira para MAKMA, precisara que aquello “fue como un sueño, pero a un cuarto de hora de casa”.

Un sueño tan poblado de imágenes alucinantes o simplemente placenteras como próximas a la pesadilla, a poco que el interruptor de las muchas mentes que se dieron cita en La Ruta saltara por exceso de revoluciones, pasando enseguida dicha Ruta de libertaria a demonizada. El propio Oleaque lo resume así: “Se podía y debía haberse encarrilado por una vía más cercana a sus orígenes. De ser así, aún estaría presente, de algún modo, hoy en día. Pero tal y como se desarrolló, era un tren sin freno y descarriló”.

De manera que, por seguir la distinción de Roland Barthes, se pasó del placer al goce; de aquello que contenta, colma y da euforia, a lo que genera un estado de pérdida, desacomoda y pone en jaque los fundamentos mismos de la cultura.

Presentación de la muestra ‘La Ruta: modernidad, cultura y descontrol’, en Bombas Gens Centre d’Arts Digitals. Foto: Patricia Vargas / Agència Districte.

Aquel momento en que los cuerpos –siguiendo la estela barthesiana– comenzaron a seguir sus propias ideas, “pues mi cuerpo no tiene las mismas ideas que yo”–, para terminar en una sensación de deriva angustiosa, dejó un reguero de historias que, pasado el tiempo, unos embellecen, amparados en cierta nostalgia, y otros rescatan para preservar su legado cultural.

Es el caso, ahora, de Bombas Gens Centre d’Arts Digitals, que en octubre tiene pensado inaugurar la exposición ‘La Ruta: modernidad, cultura y descontrol’, pero desde un punto de vista virtual e inmersivo, en la que han colaborado estudios como Radiante, Vitamin, ALTRE o Democràcia Estudio, bajo la coordinación de Marta Moreira y el comisariado general de Artur Duart.

De los tres conceptos incluidos en el propio título expositivo, el de modernidad le viene dado a La Ruta por lo que Duart entiende que fue su carácter rompedor con respecto a lo más tradicional anterior. De ahí la importancia de “poner en valor lo que fue un movimiento cultural de los más importantes a nivel estatal”, estando incluso “a la vanguardia europea” y “sin un reconocimiento parecido al que tuvieron Manchester, Amsterdam o la caída del Muro [de Berlín]”, añadió el comisario y, a su vez, director de Bombas Gens.

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Los otros dos conceptos –cultura y descontrol– se incluyen por separado, aunque la propia cultura se caracterice por aglutinar el orden y el desorden, el control y el descontrol, si nos atenemos a lo desarrollado por Sigmund Freud en ‘El malestar en la cultura’, cuyo título ya revela la tensión vivida por los seres humanos cuyo desarrollo cultural le impone restricciones, al tiempo que utiliza la cultura para transgredir esas mismas restricciones.

Ricardo Ruiz, arquitecto y director del estudio ALTRE, encargado de la escenografía del espacio expositivo, se refirió a ello cuando, tras explicar que había combinado la arquitectura construida de las discotecas y la virtual, apuntó a ese carácter transgresor de la cultura, una vez constituido el movimiento: “En La Ruta se rompió lo encasillado”.

Encasillamiento que viene igualmente a romper Bombas Gens con una exposición que une “realidad virtual, elementos interactivos, Inteligencia Artificial (IA) y tecnología digital”, según explicó Jordi Sellas, director artístico del centro cultural, quien destacó a su vez que se trataba de la “primera producción propia de Bombas Gens, que será itinerante”. “Es una exposición inmersiva y sensitiva, para visualizar este fenómeno social y cultural”, añadió.

‘La Ruta: modernidad, cultura y descontrol’ es una muestra destinada “a la gente que lo vivió, porque ese es su nicho, pero también a la gente joven interesada en La Ruta e incluso al público familiar, como sucede en Sónar [Festival Internacional de Música, Creatividad y Tecnología de Barcelona]”, señaló Duart, para quien La Ruta “es un movimiento con singularidad propia y que, por desgracia, ha tenido negativas interpretaciones”.

Artur Duart y Jordi Sellas, durante la presentación de la muestra ‘La Ruta: modernidad, cultura y descontrol’, en Bombas Gens Centre d’Arts Digitals. Foto: Patricia Vargas / Agència Districte.

“Se intentó criminalizar y la exposición que vamos a presentar en Bombas Gens explica mejor lo que fue su espíritu”, apostilló Artur Duart. Un espíritu entre libertario, demonizado y ahora rescatado en su singularidad cultural.

“La gente está fascinada con aquello, cuando antes se encontraba demencial”, subrayaba Oleaque en la citada entrevista con Ismael Teira, añadiendo: “A ver, está fascinada por la parte moderna, por la parte del diseño, de la vanguardia, de la música radical. […] No, en cambio, por la degeneración que marcó su masificación, aunque esto también tiene interés para ser estudiado, no para ser vivido (de esto último doy fe)”.

Bombas Gens Centre d’Arts Digitals pretende, precisamente, recrear esa vivencia, aunque de forma virtual, trasladando aquella atmósfera, de nuevo tan placentera como delirante, al espacio cultural del barrio valenciano de Marxalenes, mediante el diseño gráfico, la creación audiovisual inmersiva y la escenografía.

Como apuntó Chimo Bayo en la revista Jot Down, “la Ruta del Bakalao fue un movimiento de búsqueda del placer, de un hedonismo y de una diversión que se ha dado en todas las grandes civilizaciones”. Búsqueda del placer que, en la era de la IA, es reproducida en esta exposición envolvente de La Ruta.