‘El bar que se tragó a todos los españoles’, de Alfredo Sanzol
Con Francesco Carril, Elena González, Natalia Huarte, David Lorente, Nuria Mencía, Jesús Noguero, Albert Ribalta, Jimmy Roca y Camila Viyuela
Centro Dramático Nacional
Teatre Principal
Las Barcas 15, València
Del 23 al 25 de abril de 2021
El viaje interior y exterior de un hombre en proceso de transformación que busca la libertad y traza su propio destino. Es lo que cuenta ‘El bar que se tragó a todos los españoles‘, primer montaje de Alfredo Sanzol como director del Centro Dramático Nacional, que está en el Teatre Principal de València hasta 25 de abril.
Estrenada el pasado 12 de febrero en Madrid, esta pieza se inspira en la vida del padre de Sanzol, que a los 33 años –edad simbólica en la que se sitúa la muerte de Cristo– colgó la sotana y cruzó el charco para aprender inglés y marketing. El protagonista en la ficción es Jorge Arizmendi, un cura navarro que en pleno franquismo (1963) sufre una crisis de fe, se enamora y decide cambiar de vida. En Texas, una congregación de escolapios le ayuda a encontrar trabajo como vendedor de aspiradoras.
“El bar del título es una referencia a los bares españoles que el protagonista visita a lo largo de su viaje por Estados Unidos, Dinamarca, Italia, etcétera”, dice la actriz Camila Viyuela, uno de los nueve intérpretes que representan medio centenar de personajes que pueblan un dinámico mosaico con distintas tramas y subtramas. Una historia de largo recorrido –tres horas en escena, con un descanso de diez minutos–.
Los otros intérpretes son Francesco Carril, Elena González, Natalia Huarte, David Lorente, Nuria Mencía, Jesús Noguero, Albert Ribalta y Jimmy Roca. La escenografía y vestuario de Alejandro Andújar, la iluminación de Pedro Yagüe y la música de Fernando Velázquez crean una atmósfera entre el realismo y el ensueño de gran potencia dramática.
Basada libremente en la vida del padre de Sanzol, el texto es un homenaje a todos los hombres y mujeres que en unos tiempos de represión y oscurantismo decidieron cambiar de vida y lo lograron asumiendo grandes riesgos. A principios de los años sesenta, la Iglesia católica comenzó a facilitar los procedimientos que concedían la dispensa a los sacerdotes que deseaban colgar la sotana, y miles de ellos se acogieron al proceso por diversas causas.
“A mediados del pasado siglo, muchos chicos ingresaban en el seminario con solo diez o doce años y, al crecer, descubrían que no tenían realmente vocación”, comenta Viyuela. La secularización de Jorge Arizmendi es paradigma de la de otros muchos curas que debieron enfrentarse a un trauma, desde el rechazo de su familia, hasta el exilio y el desarraigo. Tuvieron que volver a empezar su vida casi desde cero y ganarse el derecho a una segunda oportunidad como seglares.
“Pese a esa dura realidad que muchos sufrieron, la obra contiene un mensaje esperanzador, pues habla de la posibilidad de cambiar de vida y emprender un propio rumbo elegido libremente”, concluye Viyuela.
Esta producción es el primer proyecto de Alfredo Sanzol al frente del Centro Dramático Nacional. Como director del CDN, su objetivo prioritario es promover la dramaturgia contemporánea española para dar voz a aquellos que no la tienen, y también a aquellos que no la tuvieron. La historia de Jorge Arizmendi es una historia de crecimiento y transformación personal, pero también de una sociedad.
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