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‘El Conquistador’, de José Luis Corral
Ediciones B, 2020 | Narrativa histórica
Domingo 25 de octubre de 2020

El Rey Jaime I es el personaje histórico más vinculado al imaginario colectivo de los valencianos pero muchos desconocen en toda su amplitud la grandiosidad de un hombre extraordinario que reunía múltiples facetas. Imponente presencia física, gran guerrero y amante, valiente luchador, legislador y rey cruzado frustrado por las circunstancias.

Un conquistador por excelencia y antonomasia: ‘El Conquistador‘. Así se llama la última novela del historiador, escritor y catedrático José Luis Corral que, a lo largo de 700 páginas por las que desfilan 300 personajes historicos describe de una forma amena y didáctica la apasionante vida de un monarca medieval fuera de serie que marcó las fronteras que todavía existen entre los territorios que llegó a dominar.

Historia
Portada de ‘El Conquistador’, de José Luis Corral.

«La historia es una maestra de vida que ayuda a comprender el presente y a mejorar el futuro, algo que los políticos pretenden ignorar», dice Corral. «Pero también un arma poderosa de manipulación que permite tergiversar los hechos». Se refiere, en concreto a las versiones espurias de la historia de la Corona de Aragón avaladas desde el siglo XIX por ciertos historiadores y académicos motivados por intereses políticos.

«Como profesor de historia medieval estoy familiarizado desde hace muchos años con la figura de Jaime I. La idea de esta novela surgió a partir de mi ensayo ‘La Corona de Aragón. Manipulación, mito e historia’, publicado en 2014 por la editorial Doce Robles. Me di cuenta de que la mejor forma de difundir los auténticos hechos del pasado sería un relato de ficción. Los españoles se aproximan más a la historia a través de las novelas que de los ensayos, algo que no es culpa de los lectores, sino de los historiadores más ocupados en engrosar sus currículos que en divulgar sus conocimientos».

El rey Jaime I, hijo de Pedro II El Católico.

Hijo de Pedro II El Católico, excomulgado por el Papa Inocencio III, y de María de Montpellier, Jaime quedó huérfano a tierna edad bajo la tutela de los Templarios que lo educaron según la rígida disciplina de la Orden del Císter en la encomienda de Monzón. «Su infancia solitaria y falta de afecto explica en parte su caracter enamoradizo», comenta Corral. «Además de ser un auténtico campeón sexual al que se atribuyen innumerables amantes e hijos bastardos, se enamoraba de todas las mujeres que conquistaba e incluso les pedía matrimonio».

Su imponente aspecto, con casi dos metros de altura que le hacían descollar sobre los más altos de su época y su valentía en la batalla siempre al frente de sus tropas lo hacían invencible. «Fue un hombre muy arrojado como demuestra que se lanzara a la conquista de Valencia con sólo 300 caballeros».

Jaime I construyó un entramado político que en buena medida definió los límites administrativos de la España moderna y contemporánea. «Su vida me fascina desde la misma leyenda de su nacimiento. En la bibliografía que existe sobre él cada autor aporta su propio punto de vista. En mi caso, creo que lo novedoso es el acercamiento al personaje de carne y hueso. Lo que más admiro del hombre que fue es su capacidad para amar y su defensa y asunción de la legalidad».

Estatua ecuestre del rey Jaime I.

A pesar de su profundo conocimiento de la época como Catedrático de Historia Medieval, Corral tuvo que dedicar largo tiempo a un agotador proceso de documentación. Unos 12.000 documentos consultados, decenas de crónicas leídas, visitas a los lugares donde se mueven los personajes, revisión de pinturas, esculturas, edificios de la época, etcétera. «Lo más complicado fue coordinar todo ese volumen de documentación y evitar que los datos fagocitaran el relato literario».

Desde la óptica actual podría cuestionarse el afán conquistador de Jaime I, esa pulsión de acopiar territorios a costa de muchas vidas, «pero en  su tiempo, y en el siglo XIII, los reyes cristianos se creían tocados por la mano de Dios para cumplir una misión profética», matiza Corral.

Una de las decisiones de Jaime I que ha dejado una profunda huella en la historia de España fue dividir sus dominios entre sus dos hijos, algo común en la Edad Media hispana. «Con ello no ayudó a construir la idea de nación que se tiene en el siglo XIX. En el siglo XIII el rey era ‘señor natural’ de sus territorios, y eso pesaba mucho. El hecho o la idea de ‘nación’ no existía aún». Se podría especular que si los reinos del Mediterráneo hubieran permanecido bajo un único liderazgo, tal vez hubieran sido el núcleo de otra España muy distinta de la que conocemos, aunque eso es pura ucronía.

Tras muchos años buceando en el pasado y fabulando sobre tiempos pretéritos, Corral está convencido de que «la historia nunca se repite». Cambian los tiempos, los hechos, las circunstancias, los protagonistas. «Lo que sí ocurre es que hay momentos históricos que se parecen y guardan algunas similitudes. Si no conocemos nuestra historia caeremos en errores parecidos».

Considera que los españoles somos cainitas por naturaleza y que la conciencia de orgullo patrio «va por barrios». Para él, «el orgullo de ser ciudadano de un país lo determina la forma de comportarse de esa ciudadanía». Por desgracia, muchos presuntos patriotas españoles lo son solo de bandera, pulserita y folclore, opina. «Son los que no saben historia ni les interesa, salvo cuatro consignas rancias y superficiales. Lo de estar orgulloso de la historia lo dejo para nostálgicos», concluye José Luis Corral.

José Luis Corral. Fotografía de Ursula Corral.

Bel Carrasco