#MAKMAArte
Art Contemporani de la Generalitat Valenciana IV
Centre del Carme Cultura Contemporània
C / Museo, 2. València
Del 5 de noviembre de 2021 al 23 de enero de 2022
“No hay una línea temática. Se adquieren obras que tienen valor por sí mismas, de gente joven y de mediana carrera, representativas del arte actual en nuestro territorio”. Así definió José Luis Pérez Pont, director del Consorci de Museus, la colección de arte contemporáneo que desde 2017 viene realizando la Generalitat Valenciana, con un presupuesto hasta la fecha de 1,5 millones.
Como comentó en su momento el que fuera comisario de las primeras 33 obras adquiridas, Ricard Silvestre, “hay un vacío con respecto a estos últimos 20 años; no está configurado y vamos a intentarlo”. Ese vacío ya empieza a ser menor, después de alcanzar las 110 obras compradas en estos cuatro años. “No es únicamente reunir obra, sino que hay un trabajo de investigación detrás”, señaló Raquel Tamarit, secretaria autonómica de Cultura, durante la presentación en el Centre del Carme de las últimas 37 adquisiciones.
Con una presencia equilibrada de artistas de Alicante, Castellón y Valencia, con el subrayado igualmente de la paridad (“hay 18 hombres y 18 mujeres, más una obra colectiva”, resaltó Tamarit), la colección no presenta restricciones temáticas, aunque sí aparecen ciertas delimitaciones o vías de investigación, en su día precisadas por Silvestre: el tiempo y la memoria; tecnología y cotidianeidad; individuo y sociedad; cultura y sostenibilidad, y los planteamientos feministas.
El centenar ya superado de obras, pertenecientes en su gran mayoría al siglo XXI, puede ofrecer con el tiempo una radiografía de las cuestiones que motivan los diferentes procesos creativos en la actualidad. “Nos están diciendo algo de sus preocupaciones y del ámbito en el que están trabajando. Ya no hay ‘ismos’ [como sucedió con las vanguardias de antaño], pero sí un conocimiento de la incertidumbre en la que estamos”, explicó Silvestre, con motivo de aquella primera muestra de la colección.
La lista de los artistas seleccionados para esta cuarta entrega de la colección, que acoge la Sala Ferreres-Goerlich del Centre del Carme, es la siguiente: Alejandro Casanova; Alejandro Mañas; Álex Marco; Amanda Moreno; Ángeles Marco; Carmen Calvo; Carmen Ortiz; Carolina Ferrer; Chema López; Claudia Martínez; Concha Ros; DimaslA (Diana Lozano + Alvaro Jaén); Elena Aguilera; Elena Martí; Ester Pegueroles; Iluminada García Torres; Jesús Herrera; Josep Pedrós i Ginestar; Juan Carlos Nadal; Juan Fabuel; Juan Ortí; Julia Galán; Laura Palau; Lluc Margrau; Lluis Masià ; M Reme Silvestre; Miguel Calatayud; Nuria Fuster; Nuria Riaza; Oliver Johnson; Pablo Auladell; Roberto Mollá; Sergio Barrera; Silvia Lerín; Silvia Sempere Ripoll; Vicente Ortí y Vinz Feel Free.
En su obra ‘Les dones’, Concha Ros juega con el trazo ensimismado en la propia concepción del cuerpo; trazado que puede servir como metáfora del propio de la colección. Y así, trazándose a sí mismo, ese cuerpo nos interpela como si buscara, en su carácter procesual, interrogarnos acerca de la condición humana, tan inacabada y frágil como, por ello, reclamando la atención del espectador para completarse.
Roberto Mollá también busca, en sus “tensas formas cristalográficas”, un “sosiego” que el artista parece no terminar de alcanzar, porque, en el fondo, la fluidez de su proceso creativo mantiene un pulso con la rigidez de las estructuras geométricas, de ahí sus ‘Diamantes tristes’, título de la pieza adquirida para la colección de la Generalitat. El “libre uso de la línea y de la mancha”, trazado a partir de los rastros que dejan las ruedas de un monopatín, caracterizada la obra comprada de Álex Marco.
Elena Martí toma como referencia la posidonia, planta acuática del Mediterráneo, para hablarnos de la fragilidad, esta vez focalizada en la propia naturaleza, en cuyos mares escasea cada vez más estas bolas de fibra. Bolas que la artista traslada a la Sala Ferreres, generando un paisaje extraño, amable e inquietante. Como inquietante resulta, desde otra perspectiva, la obra ‘Mordazas’, de Julia Galán. En ella, dos rostros de mujer muestran sus bocas cosidas o soportando la ingesta de un gran trozo de muñeco, subrayando la dificultad para hablar o para alimentarse, básicas para el ser humano, que aparece así violentado.
Chema López, por su parte, juega con la palabra ‘Spain’ (España) para mostrarnos a una mujer (la actriz Lola Gaos) que nos observa “con una rígida, ambigua y ofuscada mirada”, dibujando “un lugar incierto entre el gesto de la víctima y el del victimario”. Por eso ‘S Pain’ (título de la obra) se traduce como ‘Dolor es’, de nuevo jugando con el padecimiento, la mirada lacerante y el sujeto descompuesto por ese dolor: haz y envés de una misma cara.
El sujeto conmovido por la violencia, infringida o padecida, bien por la acción de agentes externos o la propia deriva existencial, al igual que seducido por las formas que dan lugar a indagaciones no exentas de inquietud, también da paso a la expresión de motivos relacionados con el deterioro medioambiental, del que somos juez y parte. Tal es el caso de Silvia Sempere, quien en su ‘Sordium continuum. Placeres bárbaros’ da cuenta, como bien recoge el propio título de la obra, de esa conexión entre la forma y lo informe; la racionalidad que traza los límites del mundo y la pulsión que, a su vez, degenera en caos.
Las consideraciones sobre cada una de las obras exceden los límites de esta reseña, de manera que invitamos a que sea el espectador quien las complete. Tiene hasta enero del próximo año, aunque la Generalitat Valenciana continúe comprando nuevas obras para su colección. Una colección como caso de estudio que puede, sin duda, arrojar luz sobre nuestro agitado presente.
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