Pan y toros

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‘Pan y toros’, de Francisco Asenjo Barbieri
Libreto: José Picón
Dirección musical: Guillermo García Calvo
Dirección de escena: Juan Echanove
Palau de les Arts
Avenida del Professor López Piñero 1, València
Del 4 al 12 de noviembre de 2023

“Soy alérgico al conflicto”, subrayó Juan Echanove, actor y ahora director de escena de la zarzuela ‘Pan y toros’, que el Palau de les Arts acoge del 4 al 12 de noviembre. Alergia que no le impide, sino todo lo contrario, abordar precisamente el conflicto entre liberales y conservadores en el Madrid de finales del siglo XVIII; liberales que pretenden expulsar del poder al conde Manuel Godoy, valido del ausente rey Carlos IV y secundado por los conservadores, para que sea depuesto y sustituido por Gaspar de Jovellanos.

Es precisamente a Jovellanos a quien se atribuye la expresión que da título a la zarzuela de Francisco Asenjo Barbieri -de quien se conmemora el bicentenario de su nacimiento- y que se recita en el primero de los tres actos de la obra: “¡Pan y toros, pan y toros, a pueblo y aristocracia, y en vez de universidades, escuelas de tauromaquia!”. ‘Pan y toros’, pues, evocando la famosa sentencia marxista que transformaba el igualmente elocuente “pan y circo” en el “opio del pueblo”.

De manera que el conflicto de ‘Pan y toros’, de cuyo libreto se encargó José Picón en 1864, se enmarca en el contexto previo a la Guerra de Independencia española, teniendo como trasfondo el asimismo conflictivo ruedo ibérico de la tauromaquia, en este caso reducida al espectáculo que anestesia al pueblo para que se olvide de los trajines políticos, de esa “cosa tan atávica entre liberales y conservadores”, resaltó Echanove, durante la presentación en Les Arts de la zarzuela que dirige musicalmente Guillermo García Calvo.

Escena de la zarzuela ‘Pan y toros’, de Barbieri, bajo la dirección musical de Guillermo García Calvo y puesta en escena de Juan Echanove. Foto: Miguel Lorenzo, por cortesía del Palau de les Arts de València.

‘Pan y toros’ viene a representar el famoso ‘Españolito’, de Antonio Machado, cuyo poema dice así: “Ya hay un español que quiere vivir y a vivir empieza, entre una España que muere y otra España que bosteza. Españolito que vienes al mundo te guarde Dios. Una de las dos Españas ha de helarte el corazón”. Y, sin embargo…

Sin embargo, resulta que Goya, personaje clave de la zarzuela de Barbieri, aun decantándose por la España ilustrada liberal frente a la oscurantista conservadora, no dejó de manifestar su perplejidad por las sombras de esa misma razón iluminista que debía de acabar con el casticismo ancestral. Así lo dejó inscrito en una de sus obras: “Los sueños de la razón producen monstruos”.

Juan Echanove, refiriéndose a los toros -todavía hoy objeto de idénticas tensiones-, dijo que le pasaba con el festejo taurino lo mismo que con el fútbol, de ahí su alergia al conflicto, puesto que sufrió en sus carnes “los insultos de los animalistas”, a la entrada de una plaza, y luego “de la extrema derecha” una vez dentro.

‘Duelo a garrotazos’, de Francisco de Goya.

“Veo mi país”, continuó diciendo, “como un coso taurino donde hay un tendido de sombra, generalmente ocupado por los ricos, y un tendido de sol habitado por los pobres”, refiriéndose a la tauromaquia como “el enfrentamiento del hombre con la bestia, del pueblo contra el poder”, algo que “existe desde que el hombre es hombre”. Por eso destacó la importancia de artistas como Goya, capaces de resumir en una sola obra lo “atávico” de ese enfrentamiento, citando el cuadro ‘Duelo a garrotazos’.

‘Pan y toros’ refleja, según Echanove, esa España de los dos bloques como si fuera “una pieza más del puzle del que no podemos salir”. Una España -la representada en la zarzuela- “que quiere importar los principios de la Revolución Francesa”, mientras van sonando los garrotazos goyescos de fondo. De hecho, la propia Revolución Francesa dio lugar al régimen del terror que provocó la muerte de decenas de miles de campesinos en la región de la Vendée, arrojando sombras sobre las propias luces ilustradas.

Por eso Echanove reconoció la complejidad de la puesta en escena, al querer “introducirse en la mente torturada de uno de los más grandes artistas de la historia del arte español como es Francisco de Goya”, siendo el “ecosistema” de un montaje que cuenta con un reparto de primeras voces, destacando las de Ruth Iniesta, Borja Quiza, Carol García, Enrique Viana o el actor Pedro Mari Sánchez.

Escena de la zarzuela ‘Pan y toros’, de Barbieri, bajo la dirección musical de Guillermo García Calvo y puesta en escena de Juan Echanove. Foto: Miguel Lorenzo, por cortesía del Palau de les Arts de València.

El director musical Guillermo García Calvo, tras elogiar el trabajo de Echanove por su conocimiento del género lírico –“he trabajado con muchos directores de escena y es el que mejor se sabe no solo el texto, sino la música, algo que no es común”-, subrayó el “enorme nivel de exigencia vocal” de la obra de Barbieri, “comparable a cualquier ópera”, al tiempo que destacaba su riqueza “en colores, en acompañamientos, en modulaciones y acordes sorprendentes”.

El director artístico de Les Arts, Jesús Iglesias Noriega, reconoció que la zarzuela es un género que se ha dejado de lado “por culpa de los prejuicios y estereotipos que tenemos”, algo que había sucedido igualmente con la copla. De ahí su apuesta por la zarzuela sustentada en esta idea: “Tenemos un compromiso con nuestra propia música”, habitualmente ligada a la ópera como una forma de equiparación que convenía ir dejado atrás.

Como conviene ir dejando a un lado -sin caer en el buenismo- las tensiones entre dos bloques secularmente enfrentados. ‘Pan y toros’, advirtió Echanove, “no es una obra maniquea”, justificándolo así: “No soy nunca partidario de utilizar los textos que interpreto o dirijo para trasladar a los espectadores mi ideología. Es una falta de educación y de elegancia”. “La cultura ha de ser siempre proactiva para entender la realidad”, concluyó.   

Pan y toros
Juan Echanove, en el centro, junto a Guillermo García Calvo y el elenco de ‘Pan y toros’, en el Palau de les Arts de València. Foto: Mikel Ponce.