Josep Renau

#MAKMAArte
‘Josep Renau i el temps de les imatges’
Comisariado: Enric Olivares
Saló de Respecte de la Diputació de València
Plaza Manises 4, València
Hasta el 10 de julio de 2022

“En esos lugares se ven con frecuencia carteles anunciadores de una belleza tal, que enseguida, como moscas, atraen la vista de los viandantes anónimos”, señala el propio artista en uno de los extractos del audiovisual que acompaña la exposición ‘Josep Renau i el temps de les imatges’. En otro, manifiesta lo siguiente: “Mis éxitos en la plástica publicitaria no contienen ningún valor ni estímulo para mí, con excepción de lo que mis carteles políticos hayan podido contribuir a la exaltación del movimiento revolucionario del pueblo español”.

He ahí las dos vertientes del trabajo de Josep Renau. Una, la de más largo alcance, apunta en la dirección de la belleza estética, para la cual el contexto sobra por cuanto apela a un sentimiento inmemorial. La otra, más alicorta y centrada en el contexto revolucionario de las grandes pasiones políticas que agitaron a las masas hacia la primera mitad del pasado siglo, apela a cierta conciencia racional no exenta de una emoción tan bella, por su asociación con los más nobles ideales, como siniestramente violenta.

La contextual, relacionada con el artista comprometido políticamente, suele ser la más difundida, aspecto este que le hace un flaco favor al artista que, lejos de reducir su obra al escuálido mensaje, no deja de traslucir en su trabajo las contradicciones del sujeto habitado por una peligrosa pulsión de muerte.

Vista de la exposición ‘Josep Renau i el temps de les imatges’, en el Saló de Respecte de la Diputació de València.

Renau, he ahí lo que atraviesa su obra y la dota de gran magnetismo -ideologías al margen-, muestra en los 70 carteles que integran la muestra del Saló de Respecte de la Diputació de València, la alianza existente entre la belleza plástica y la violencia. Una belleza que él supo representar a base de colores potentes, composiciones narrativas de gran fuerza estética y figuras siempre al borde de un desgarro brutal.

Como explica el comisario de la exposición, Enric Olivares, de los tres apartados de la muestra -dedicados a los carteles políticos y bélicos, a los cinematográficos, y a los de imágenes festivas y de promoción turística- es este último el que supone la mayor novedad: “Es el momento de reivindicar su aportación a la renovación festiva valenciana”. Aunque renegó de las Fallas, “derivado del franquismo”, Olivares destaca esa contribución al cartel festivo y el legado de Renau, que, según el comisario, “influyó sobre los nuevos diseñadores gráficos y artistas urbanos”.

Su plástica rotunda y vehemente atrae por igual en la actualidad, más allá de las encendidas proclamas ideológicas de las que se nutre una parte de su vasta producción, porque, mediante el uso primigenio del aerógrafo y del fotomontaje, mostraba el carácter violento inherente al individuo, por mucho que determinados contextos propiciaran una lectura favorable a su manifestación descarada en pro de la revolución del pueblo frente a caciques y fascismos.

Una imagen del audiovisual integrado en la exposición del Saló de Respecte de la Diputació de València.

“El arte debía comprometerse de forma directa en cuestiones políticas”, refrenda Renau en otra de sus frases extraídas del audiovisual integrado en la exposición. “Yo mismo hice gran cantidad de diapositivas para exhibir en los cines contra el espionaje, en favor de las movilizaciones, contra el desorden en la retaguardia… Esto era de una eficacia tremenda, porque la gente en el cine se traga hasta los anuncios”, dice en otro momento.

La eficacia del mensaje y, por tanto, el carácter utilitario del cartel a favor de determinadas causas, podría haber condenado su plástica a la de mero objeto propagandístico. Sin embargo, la obra de Renau, sin duda realizada en algunos casos con fines instrumentales para la concienciación de una política revolucionaria, termina sobresaliendo -escapando de la estrechez ideológica- por la forma en que supo recoger lo real de la existencia, a veces mediante imágenes de gran poder seductor y otras por el magnetismo de su fondo siniestro.

En primer término, cartel de la película ‘Vértigo’, en la exposición ‘Josep Renau i el temps de les imatges’.

Ahí están, como resalta Olivares, los puños en alto, las manos empuñando armas o en sombra, los héroes anónimos, la bestialización del enemigo. En suma, el cuerpo humano, ya sea fragmentado o mediante figuras descarnadas, que, en el caso de la publicidad y el cine, aunque más seductoras, no dejan de contener una misma pasión exacerbada, mostrado siempre al borde de una existencia que se quiere sobrepasar.

Hay en ‘Josep Renau i el temps de les imatges’, carteles combativos contra el capitalismo y el franquismo; carteles publicitarios y de concienciación ciudadana; carteles cinematográficos realizadas con la productora Cifesa –“con su retórica del star system”, subraya Olivares-; carteles producidos durante su exilio en México, y carteles de ese talante festivo que, como destaca el comisario, transformaron el costumbrismo valenciano en modernidad cosmopolita, marcados por la estética art déco.

Dos de los carteles de cine de la exposición ‘Josep Renau i el temps de les imatges, del Saló de Respecte de la Diputació de València.

De nuevo, Renau saltándose, consciente o inconscientemente, el marco de la categoría al que se adscriben sus carteles -política, fiesta, cinematografía-, para dejar huella de su pulsión creativa, siempre a caballo entre la belleza plástica y el tema que la quiere reducir a simple vehículo transmisor de ideas cerradas. De ahí que el cartel de la película ‘Vértigo’, con una pasional María Félix, ligue sin solución de continuidad con el cartel político del ‘Campesino, defiende con las armas al gobierno que te dio la tierra’.

Dos litografías, una al servicio de la propaganda política y otra al de la seducción cinematográfica, que perduran por su energía plástica y la propiamente humana que se siente al ver tanta energía queriendo salirse del marco que la encierra. Como Renau, tan dado a la exaltación patriótica como a la denostación de aquellas conciencias que en el cine hasta se tragan los anuncios. La doblez de un artista que, como tal, ha logrado que trascienda su obra más allá del tiempo concreto y limitado de sus imágenes.

Josep Renau
Vista de la exposición ‘Josep Renau i el temps de les imatges’, en el Saló de Respecta de la Diputació de València. Foto: Abulaila.