José Luis Cienfuegos

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En memoria de José Luis Cienfuegos Marcello (Avilés, 1964-Madrid, 2025)
Obituario

“Nuestros ojos intercambian su luz / Su luz y el silencio / Hasta no reconocerte / Hasta sobrevivir a la ausencia”
(‘Poemas de amor’, de Paul Eluard)

José Luis Cienfuegos nació casi a la vez que el CERINTERFILM (Certamen Internacional de Cine y TV para niños) de Gijón, iniciativa del dibujante Isaac del Rivero y de la Llana. Llegados a los años 90, este festival pionero en su especialización había perdido su personalidad y coherencia de programación.

Le ofrecieron la dirección de la 33ª edición del festival a José Luis cuando estaba trabajando en su departamento de prensa y, como reconocía en una entrevista, “era una misión casi suicida, una pandilla de casi veinteañeros al mando de una muestra de más de 30 años de historia”.

Aceptó el reto, mantuvo el carácter juvenil, pero le insufló frescura y vitalidad apostando por el cine independiente, comprometido y transgresor. Se cambió la fecha de celebración de julio a noviembre y, por una triste coincidencia del destino, la primera edición con José Luis Cienfuegos concluía el 3 de diciembre de 1995.

En el catálogo hacía una declaración de intenciones sobre su idea para el Festival Internacional de Cine de Gijón: buscar y asentar su lugar dentro de los festivales internacionales y desde ahí crecer, priorizar la calidad de las películas frente a “los fuegos de artificio” y seguir dedicándolo a la juventud, mostrándole “la libertad de crear, de contar y de transgredir si es necesario”. Se despedía con la esperanza de que deseáramos que llegase la próxima edición.

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Y lo consiguió. José Luis quería que el festival fuese algo vivo que se extendiese más allá del cine, incorporando exposiciones, música y conciertos y aquellas fiestas inolvidables donde podías compartir barra o bailar con jóvenes promesas del cine o directores y directoras de trayectorias reconocidas.

Quienes conocimos el Gijón gris de los años 80 y habíamos perdido todo interés por aquel festival de cine con el que habíamos crecido, nos encontramos con una puerta al mundo y, sí, esperábamos con ansiedad que llegase el mes de noviembre. Hacíamos colas para conseguir el programa, lo estudiábamos, volvíamos a hacer cola para conseguir entradas y nos inscribíamos al ciclo ‘Universo Media’, dirigido por su amigo, Vicente Domínguez, profesor de Filosofía en la Universidad de Oviedo. En esos cursos, los y las historiadoras que habíamos recibido una enseñanza propia del siglo XIX, aprendimos que el arte no tiene fronteras en su representación de los temas universales.

Hoy, en medio de la desolación, quienes tuvimos la suerte de conocerle coincidimos en recordar cuántas cosas nos enseñó José Luis Cienfuegos. Siempre sabía mirar más allá y tenía una vocación didáctica que hacía que compartiese su conocimiento. Lo recordamos exigente y autoexigente en el trabajo; pero afectivo, socarrón y divertido en la vida.

José Luis Cienfuegos
José Luis Cienfuegos en el Festival de Cine de Gijón de 1999. Imagen cortesía de LNE.

El año 1995 fue muy importante en la vida cultural de Gijón. José Luis quiso que el FICX participase de esa efervescencia, de ese “hoy empieza todo”, y comenzó a programar exposiciones y actividades en el recién rehabilitado Centro de Cultura Antiguo Instituto.

Recuerdo que el FICX provocaba una auténtica revolución en tal solemne lugar: ruedas de prensa, cursos, escenarios para fotografías. El Departamento de Museos de la Fundación de Cultura, Educación y Universidad Popular colaboraba con el festival en la organización y montaje de las exposiciones y con José Luis descubrimos otra manera de trabajar, mucho más vital, desbordante de ilusión y energía.

Fue un privilegio tener en mis manos la obra artística de Abbas Kiarostami, Christopher Doyle, Harmony Korine, Richard Kern o Reynold Reynolds. Incluso en alguna ocasión confió en mí para presentar sus ciclos y acompañar a los artistas o sus comisarios por Gijón y Asturias. Nos enfrentamos a retos como conseguir un espejo enorme para el mosaico fotográfico de la instalación ‘Círculo de confusión’, de Khalid Joreige y Joana Hadjithomas, y con su impulso lo conseguimos, mostrando al mundo una exposición inolvidable. Fue un tiempo muy feliz donde probamos el sabor de las cerezas.

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Tras su abrupta salida del FICX en 2012, continuó impulsando y renovando otros festivales como el Festival de Cine Europeo de Sevilla y la SEMINCI (Semana Internacional de Cine de Valladolid). En Sevilla quiso recuperar la idea inicial de su fundador y que el festival se convirtiera en un lugar de debate y encuentro entre jóvenes y reconocidos creadores y su público. Además, buscaba que la ciudad se volcara y volviese a las salas de cine.

Su último destino fue en 2023, cuando asume la dirección de la SEMINCI, donde continuó reivindicando la relevancia de los festivales en la difusión del cine de autor y la necesidad de propiciar el encuentro entre la creación artística y el público. A inicios de noviembre de 2025, finalizaba su 70ª edición con gran éxito de asistencia. Cienfuegos estaba muy satisfecho por el reconocimiento del público hacia un “festival construido sobre una clara y comisariada programación” y sostenía que “el éxito de este festival es también el de los distribuidores independientes de nuestro país”.

Me cuesta hablar de José Luis Cienfuegos en pasado, él que dirigió nuestra mirada al futuro con libertad e independencia. Dicen que creó un “sello Cienfuegos”, una manera de gestionar la cultura de forma única y revolucionaria que transformó los festivales de cine, sus ciudades y también nuestras vidas.