Víctor Viso. Galería Alba Cabrera

#MAKMAArte
‘Itinerarios Plásticos’
Artistas: Eusebio López, Francesca Poza, Paco Diaz, Queca Domínguez, Rodrigo Sancho, Vicent Pelegero, Víctor Visa y Xavier Cuiñas
Galería Alba Cabrera
Joaquín Costa 4, València
Hasta el 8 de agosto de 2025

La Galería Alba Cabrera de València acoge la exposición ‘Itinerarios Plásticos’, una muestra colectiva que cierra la temporada de este año y de la que forman parte los artistas Eusebio López, Francesca Poza, Paco Diaz, Queca Domínguez, Rodrigo Sancho, Vicent Pelegero, Víctor Visa y Xavier Cuiñas.

‘Itinerarios plásticos’ es un diálogo entre distintas sensibilidades en el que las piezas están colocadas por afinidad cromática. “Me gusta crear un diálogo distinto, no desde un tema en concreto, sino cada uno desde su propia individualidad, pero que de alguna manera conviviesen con el resto de manera armónica”, afirma Graciela Devincenzi, directora de la galería.

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De modo que, bajo el objetivo de mostrar las posibilidades del arte para reflejar la realidad, los artistas atraen al espectador mediante el paisaje, lo urbano y la abstracción en un recorrido que sigue el sentido de las agujas del reloj.

Siguiendo este enfoque, el primer pintor que presenta este itinerario es Vicent Pelegero. Nacido en Gandía, realiza paisajes recogiendo la tradición del siglo XIX y XX llevándola a una visión más contemporánea con otras inquietudes. En este sentido, el artista afirma que “todo el arte es abstracto, ya que se percibe con los sentidos”.

Queca Domínguez. Galería Alba Cabrera.
‘Cala Granadella’, de Vicent Pelegero. Imagen cortesía de la galería.

Por este motivo, cree que para plasmar la naturaleza hay que estar en contacto con ella con el fin de poder captar su esencia, dejando en un segundo plano el ámbito figurativo en favor de la experiencia y la sensibilidad. Es por eso que sostiene que “para captar esa esencia de la luz, que al final es la que define el color, hay que estar delante del paisaje, vivirlo, sufrirlo e interactuar con aquello que ves por tus ojos y por tu cuerpo. Por esa razón, hay que ir y no estar en el estudio; yo pinto paisajes, no fotografías de paisajes, y los interpreto de primera mano”.

‘Campo de paz’, de Queca Domínguez. Imagen cortesía de la Galería Alba Cabrera.

Junto a las obras de Peleger, ‘Cala Granadella’ y ‘Tan cerca’, se encuentran los paisajes de Queca Domínguez, de un talle más expresionista. Tanto en ‘Campo de paz’ como en ‘Hoya de San Blás en primavera’, el color es sensorial y funciona como un vehículo emocional. Son de una expresividad directa que invita al recogimiento y al deleite visual mediante elementos como arroyos, árboles y flores.

Adentrándonos en lo urbano, la producción de Víctor Visa es una mezcla de estilos, colores y técnicas que han dado lugar a ‘La gran nube negra’, ‘Amigos’, ‘Mercado de Colón’, ‘Maderitas nº1’, ‘Maderitas nº3’, ‘Maderitas nº4’ y ‘Maderitas nº6’.

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En cuanto a las tres pinturas presentadas en esta muestra, beben enormemente de la fotografía, pues hablan del ritmo y del ajetreo de la ciudad al mismo tiempo que de la instantaneidad y la convivencia.

Respecto a las esculturas, el artista declara que “son como sacar a los personajes de los cuadros y darles volumen. Es algo que me apetecía hacer”. En definitiva, sus cuadros resultan ser un un juego de azar optimista cuyo proceso es tan fresco y enérgico como el resultado.

‘Madrid (Callao’ (Migrations)’, de Paco Díaz. Imagen cortesía de la galería.

Cambiando de técnica, la serie de fotografías ‘Migraciones’, del madrileño Paco Díaz, retrata de manera provocadora ciudades alrededor de Europa. Estas obras manipuladas incluyen unas pequeñas casas flotantes que representan a los inmigrantes que se llevan su hogar cuando se marchan a otro territorio. Es una manera de hacer material sus recuerdos, su trabajo, sus aportaciones y su historia.

‘Horizontes accesibles’, de Xavier Cuiñas. Imagen cortesía de la Galería Alba Cabrera.

Continuando este itinerario, el espectador aterriza en las esculturas del gallego Xavier Cuiñas. Compuestas por tallas de madera de castaño, hilos de acero inoxidable y un paisaje como fondo en forma de aguada son según, Graciela Devincenzi, “artefactos lúdicos similares al trabajo de un relojero que recuerdan a lo que hacía Leonardo da Vinci para poder volar”.

Volviendo a la pintura, Eusebio López sostiene que este es un medio que “sirve para contar historias y es muy importante que estas sean abiertas, evocadoras y sugerentes para que el espectador las haga suyas mediante su interacción y su mirada”. En sus obras presentadas transmite alegría, armonía, positividad y energía a través de la armonía, del equilibrio, del ritmo y del contraste entre los colores vivos y los oscuros.

‘Sigo tus pasos’, de Eusebio López. Imagen cortesía de la Galería Alba Cabrera.

De ese modo, se evita la monotonía y se refleja una realidad cotidiana elevada en la que se mezclan referentes muy diversos, entre ellos el informalismo, los jeroglíficos y los mapas antiguos. “Al final, es mezclar todos los elementos en una olla hasta que tienes la realidad, siendo el trabajo del arte reproducirla con su emoción”, afirma el artista.

Las siguientes obras son las del autodidacta Rodrigo Sancho, que está familiarizado con múltiples formatos como la tela, el lienzo, el papel o la madera, entre otros, porque según él mismo: “Pinto todo lo que pillo”. Además, afirma que “yo quiero ser poesía en la pintura. Todos mis cuadros son espontáneos e irrepetibles”.

‘Paisaje Nº6’, de Rodrigo Sancho. Imagen cortesía de la Galería Alba Cabrera.

En este sentido, su producción es fruto de la vertiente espiritual del ser humano en la que el proceso de creación es muy similar al de una composición musical: “Primero nace un tarareo y, después, aparecen las estrofas y los estribillos. Es por eso que primero tengo que encontrar la manera de empezar y una vez hecho eso, de completar.” Se podría decir que sus pinturas, que la directora de la Galería Alba Cabrea califica de oníricas, son instintivas y una forma de “dejarse llevar”.

Por último, el espectador recala en los poemas visuales ‘Promesa’ y ‘La voz del silencio’, de Francesca Poza. Por un lado, ‘Promesa’ es un libro escrito en japonés cuyo papel está entretejido. La elección de este tipo de caracteres “es una forma de recordar a un amigo japonés que ya no está. Usé un libro porque para mí la literatura es lo que más me inspira”, confiesa la artista.

‘La voz del silencio’, de Francesca Poza. Imagen cortesía de la galería.

‘La voz del silencio’, por su parte, es un grabado gofrado que “representa a los que no pueden hablar, como a las personas con Alzheimer. Uso tejido, en este caso, porque a partir del momento en el que nacemos nuestra mente se va tejiendo; al final del día la vida se teje”.

A la postre, todas estas perspectivas concitadas en ‘Itinerarios Plásticos’ ayudan a comprender que tanto creadores como espectadores tienen una manera de percibir e involucrarse con la realidad de maneras diversas, mediante el color, la luz, la instantaneidad, lo onírico, el juego, lo espiritual y la literatura.