Irma Blank

‘Blank. Irma Blank’
Comisarias: Johana Carrier y Joana P.R. Neves
Bombas Gens Centre d’Art
Avda. de Burjassot 54, València
Del 7 de octubre de 2021 al 20 de marzo de 2022

El lenguaje, dice Michel Foucault en ‘Las palabras y las cosas’, no es un conjunto de signos uniforme en el que las cosas se reflejarían como en un espejo, sino una cosa opaca y misteriosa. Observando la obra de Irma Blank podría decirse lo mismo: su dilatada producción, que abarca seis décadas y de las que se hace eco Bombas Gens Centre d’Art en la primera exposición en España de la artista alemana, tomando como referencia la escritura, se aleja de ella como espacio legible, para aventurarse por lugares ignotos donde todo está por descubrir.

“Cuestiona el lenguaje y lo adecúa a la experiencia; la palabra cierta no existe”, subrayó Johana Carrier, comisaria junto a Joana P.R. Neves, de la exposición ‘Blank. Irma Blank’, que hasta marzo del próximo año acoge el espacio de la Fundació Per Amor a l’Art (FPAA). “Su obra es siempre la misma cosa, en diferentes ciclos, sobre la inadecuación del lenguaje y su adecuación a un lenguaje universal”, agregó la comisaria.

Una de las obras de la exposición ‘Blank. Irma Blank’, en Bombas Gens. Fotografía: Miguel Lorenzo.

Neves se refirió al diálogo que se establece entre el trabajo de Blank y el imponente espacio de Bombas Gens: “Un espacio casi monumental, pero íntimo, como la obra de Blank”. Lo monumental y lo íntimo; lo universal desde la experiencia personal; el libro infinito al que se le arrancan las páginas para ser leídas desde lo plástico, sin las ataduras del significado. No tanto, como apuntó Vicent Todoli, asesor de la colección, motivada por “una obsesión patológica, sino más poética”, siguiendo el impulso de alguien “encerrada en su escritura como paisaje sonoro y abstracto”.

De hecho, el sonido es un elemento importante en el marco de la exposición, puesto que viene a complementar las huellas del cuerpo depositadas en la mayoría de las obras, registrando la respiración de la artista, que sirve a su vez para trazar los gestos pictóricos, o el sonido del lápiz o pincel surcando la rugosidad del papel o del lienzo. “Hay una investigación con el lenguaje de la pintura y de la escritura”, señaló Carrier.

“Las palabras se proponen a los hombres como cosas que hay que descifrar”, destaca Foucault en el mencionado texto. Irma Blank sigue esa misma estela sugiriendo con su obra una constelación de sentimientos a partir de lo ilegible de su escritura, utilizada precisamente como espacio de experimentación. “Hay poco que leer, aunque en el año 2000 creó un alfabeto a modo de nueva lengua que está en muchos de sus trabajos”, aseguró Neves.

Vista de la exposición ‘Blank. Irma Blank’, en Bombas Gens. Fotografía: Miguel Lorenzo.

“El significado de mi obra está en el no significado”, ha llegado a decir la propia artista. Aun así, Blank no deja de buscar, a través de lo ilegible, aquello que suponga alcanzar la plétora de un sentido mayúsculo, desorbitado y, por ello, monumental en su universalidad. Hablaríamos, apuntando lo sugerido por Todolí en un apartado de la exposición, de cierto “protolenguaje”, una especie de bisagra entre el caos del mundo y el orden posterior: “En el principio fue el verbo”, recuerda Todolí.

Diríase que el trayecto artístico de Irma Blank se halla impulsado por esa necesidad de rastrear en las huellas de algo pretérito y remoto, con el fin de traerlo al presente, provocando su lógica extrañeza. “Su obra”, señalan las comisarias, “siempre es interpretada como un ritual que contribuye a comprender el proceso artístico como registro de tiempo y vida, en el que la repetición es esencial”.

De nuevo, Todolí sugiriendo la importancia de la “buena repetición” frente a esa otra idea anodina de lo repetitivo que, lejos de extasiar y conmover, adormece. “La repetición en el zen o el que surge durante la oración, incluso la música, está en la obra de Blank”, igualmente ligada a los grandes místicos españoles. Neves, interrogando a la propia artista acerca de ese desinterés por el significado, evoca una de sus reflexiones: “Las palabras son fósiles, pertenecen al pasado, y la experiencia sobrepasa ese significado del pasado”.

Vista de la exposición ‘Blank. Irma Blank’, en Bombas Gens Centre d’Art. Fotografía: Miguel Lorenzo.

En su obra, esas palabras fósiles, que al venir de tan lejos requieren de ciertas mediaciones para ser entendidas, o mejor, sentidas, adquieren la forma de la revelación. Nos revelan el misterio ancestral de las cosas sepultadas bajo capas de tiempo, que la artista, como si fuera una arqueóloga, deposita sobre la superficie de sus cuadros, libros e incluso piezas sonoras. Por eso dice Foucault que la experiencia del lenguaje pertenece a la misma red arqueológica que el conocimiento de las cosas de la naturaleza.

Naturaleza, pues, interior y exterior; íntima y monumental. “El lenguaje como abstracción, no solo como significado”, subrayó Todolí, mientras Neves aludía al intento de “liberar el lenguaje de la palabra”. “Extrañamiento y choque del lenguaje que produce una experiencia estética libre e individual”, agregó Susana Lloret, vicepresidenta de la Fundació Per Amor a l’Art.

“Es una de las artistas más singulares de nuestro tiempo”, afirmó Sandra Guimarães, directora artística de Bombas Gens. Entonces, ¿por qué no había expuesto nunca en España? “La historia del arte en realidad son las historias del arte y está en construcción. Lo que vemos es solo la punta del iceberg. Gracias a que cada vez hay más centros de arte, existe la posibilidad de descubrir a estos artistas”, argumentó Todolí, que resaltó, en este sentido, el espíritu de Bombas Gens: “Ocupamos espacios que no han sido ocupados”, iluminando la obra de artistas sobre los que, como Blank, “el mercado no ha puesto todavía su luz”.

Una joven, al trasluz, observa una de las obras de la exposición ‘Blank. Irma Blank’, en Bombas Gens Centre d’Art. Fotografía: Miguel Lorenzo.