Las óperas perdidas de Francesca Scotto
Elena Casero
Talentura Libros. 2018
La aparición de una partitura presuntamente atribuida a una compositora italiana que vivió entre los siglos XVI y XVII es el detonante de una intriga en la que se ven atrapados un puñado de personajes. Tras el súbito fallecimiento del último propietario del valioso documento, un director de orquesta argentino residente en Valencia, su secretario inicia una investigación para desenmarañar una red de complicidades, mentiras, traiciones y venganzas. En ‘Las óperas perdidas de Francesca Scotto’ (Talentura) la escritora valenciana Elena Casero rinde homenaje a lo que es su gran pasión junto a la literatura, la música, reivindicando al mismo tiempo la memoria de las mujeres víctimas del olvido que en el pasado se dedicaron a componerla e interpretarla. Casero, que aprendió a tocar el oboe con más de 40 años, interpretó una pieza musical en la presentación de su novela en la librería Ramón Llull, el 17 de noviembre.
¿Existió realmente en la Italia del siglo XVII una compositora llamada Francesca Scotto?
No, nunca existió. Es una invención mía. Su vida está basada en otra real, la de la compositora, cantante y poeta Francesca Caccini, que vivió entre los siglos XVI y XVII. Al no ser una novela histórica, me he permitido algunas licencias. La intención es reflejar la invisibilidad de las mujeres en la música, especialmente de las compositoras. Aunque me temo que esta circunstancia se da en cualquier época. Incluso en la nuestra.
¿Cómo fue surgiendo en su cabeza y cuánto tiempo le ha dedicado?
Desde hace tiempo quería escribir alguna novela que tuviera la música como fondo. Mi relación con este arte es muy cercana. Desde la infancia, la música siempre ha sonado en casa. Mis hijas tienen titulaciones musicales y yo, a pequeña escala, también aunque más por el placer de tocar, por la curiosidad que por tener una formación. La idea de la novela surgió al preguntarme qué pasaría si se encontrara un manuscrito inédito, que perteneciera a una mujer, que fuera una ópera. Esto me ha permitido hablar del nacimiento de la ópera y de la producción de las óperas actuales. Tengo la suerte de contar con mi sobrino Juan Andreu, jefe de regiduría del Palau de les Arts, que me ha asesorado con suma paciencia.
¿Por qué eligió la primera persona y un narrador masculino?
Podía haber elegido una narradora, el ama de llaves de Ricardo Rothenfeld, por ejemplo, pero quería un personaje que pudiera narrar la historia con cierta distancia, sin el apego de la relación que tenían. Alguien que, como dice, el narrador pudiera ser imparcial, aunque sea complicado. Y la primera persona por comodidad, por cercanía para la historia.
Los desmanes de la dictadura de Videla en Argentina aparecen en el trasfondo. ¿Por qué eligió este oscuro episodio histórico?
Al crear un personaje como Ricardo, el director de orquesta y situar su nacimiento en Argentina pensé que, para explicar una parte de su comportamiento con la gente que le rodea, podría ser una buena idea que su ama de llaves fuera también del mismo país y que tuvieran algo en común. De esa manera, podría desarrollar una parte de la novela, una de las subtramas y justificar el odio, el perdón y la reconciliación. La dificultad de las relaciones humanas, en resumen.
En ésta, su quinta novela, parece que su trayectoria traza un giro en cuanto a temática y tono.
Es una novela menos ligera, si se puede aplicar el calificativo, que las dos anteriores, con menos ironía y por, supuesto, con un trabajo de documentación que no he hecho hasta ahora. La que más tiempo me ha llevado escribir y corregir.
Antes de este libro publicó una colección de microrrelatos. ¿Cómo cambia de chip para pasar del breve al largo recorrido?
No es fácil. Al escribir microrrelatos te habitúas a podar constantemente, a tratar de resumir en pocas palabras toda una historia y la novela, sin embargo, casi te exige lo contrario. Los microrrelatos se convierten en una obsesión. Hay muchos concursos semanales, mensuales que te mantienen con la mente en vilo. De todas maneras, yo no me siento capaz de escribir una novela de más de doscientas páginas. Escribo lo que me gusta leer. Soy lectora habitual de novelas cortas y libros de relatos. Y en mis novelas intento ir siempre al meollo de la historia, sin excesivas divagaciones que puede hacer que el lector pierda el hilo de lo que estoy intentando contar.
Es evidente que se encuentra a gusto en la editorial Talentura, donde ya tiene cinco títulos.
Estoy muy a gusto. Es una editorial independiente, lo que significa, que sus medios no son, ni de lejos, los de cualquier grupo editorial, que nuestros libros no aparecen en la mesa de novedades de los grandes almacenes. Sin embargo, es una editorial honrada. El editor, Mariano Vega, es un incansable trabajador, empeñado en publicar lo mejor que le llega a sus manos. Una persona que trata muy bien a sus autores. En vista de todo ello no me planteo cambiar de editorial, si lo que yo le envío le parece adecuado.
Bel Carrasco
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