“En un mundo dominado por el caos, el hombre debe salir adelante; si puede hacerlo con honor, mejor”. Así pensaba Howard Hawks (1896-1977), el director de cine clásico al que La Filmoteca del IVAC le dedica una amplia retrospectiva hasta el 21 de abril. Es lo que pensaba y lo que plasmó con igual esfuerzo heroico en sus 47 películas. Películas que un gran admirador suyo, el también director Peter Bogdanovich, dijo estar “pobladas de héroes; hay pocos villanos, casi ningún cobarde”. La crisis económica actual le enmendaría la plana a Hawks, hasta invertir la proporción de héroes y villanos que pueblan nuestra realidad más inmediata.

La Filmoteca, que a falta de concretarse el holding CulturArts mantiene su autonomía, ha decidido mostrar su rostro más enérgico con esa lúcida retrospectiva del director, entre otras, de La fiera de mi niña, Los caballeros las prefieren rubias o la trilogía de Río Bravo, El Dorado y Río Lobo, su última obra realizada en 1970. Un total de 47 películas, 21 de las cuales conforman la retrospectiva del IVAC, y de cuya producción Howard Hawks se limitó a decir: “Todo lo que hago es contar historias; creo que nuestro trabajo es entretener”.

Un entretenimiento que para sí quisieran muchos productos banales de la actualidad y que le costó al propio Hawks la etiqueta de “buen artesano”. Es más: muchos críticos, hastiados de cierta intelectualidad cinéfila, ensalzaron la aparente sencillez de sus películas para advertir que en el cine de Howard Hawks no cabían los mensajes profundos. Jean-Luc Godard, icono de la nouvelle vague francesa, terció en el asunto para hablar de la “lucidez inadvertida” que destilaba cada uno de los trabajos del director de El sueño eterno.