‘Caminando en la Península ibérica’, de Hamish Fulton
Bombas Gens Centre d’Art
Av. de Burjassot 54, València
Hasta el 4 de noviembre de 2018
Procesos: paseo urbano con Hamish Fulton
Antiguo cauce del Turia
Sábado 20 de octubre de 2018 a las 18:30
La exposición –con un título clarificador: ‘Caminando en la Península ibérica’– reúne una serie de trabajos como resultado de las 16 caminatas que Hamish Fulton llevó a cabo entre 1979 y 2016 tanto en la España continental, como en territorios insulares y Portugal. Las obras forman parte de las colecciones Per Amor a l’Art e INELCOM Arte Contemporáneo de Madrid, de las cuales es asesor Vicente Todolí.
Como explica Nuria Enguita, comisaria de la exposición, fue precisamente él quien propuso a Hamish Fulton una caminata que bordeara el Benicadell, algo que el artista aceptó encantado y que le sirvió para enlazar a sus anteriores trayectos. Este lugar, entre las comarcas de La Vall d’Albaida y El Comtat, posee, aparte de una gran belleza, “un alto valor simbólico y [está] muy presente en las biografías de los impulsores de dichas colecciones”.
Vinilos, pinturas murales –idóneas para el espacio de Bombas Gens–, fotografías, dibujos y esculturas acompañan al visitante en su recorrido por las salas del museo. Una vez más, Hamish Fulton nos muestra el paisaje sin alejarse de una premisa a la que es fiel desde hace aproximadamente 45 años: “Mi forma de arte es un breve viaje a pie por el paisaje […] Lo único que tenemos que tomar de un paisaje son fotografías. Lo único que debemos dejar en él son las huellas de nuestros pasos”. (1)
Esta voluntad de respeto es una norma montañera universal que algunos atribuyen al Sierra Club, y que Fulton respeta a rajatabla. Ni siquiera las piedras que aparecen en algunas de sus fotografías fueron amontonadas por él, ni tampoco los numerosos senderos que aparecen –footpaths– fueron inicialmente hollados por sus pies. Su trabajo es netamente conceptual, heredero de los cambios disruptivos del arte de mediados de los años sesenta.
En ocasiones, por contemporaneidad, cuando se habla de artistas caminantes el nombre de Hamish Fulton aparece relacionado con el de Richard Long. Ambos fueron compañeros en el entorno de la St. Martins School of Art de Londres, y llegaron a recorrer juntos la Península ibérica dos veces, en 1989 y 1990, aunque sus caminos finalmente se han bifurcado. Para Dieter Roelstraete (2), ‘A line made by walking’, de Richard Long, y algunos de sus trabajos posteriores, tienen mucho que ver con un hacer anti-productivista, como expulsado fuera de la cadena fordista de producción, consideración extensible también, quizás, al trabajo de Hamish Fulton.
Este contraste se evidencia en que ambos se proponen intervenir levemente en la Naturaleza – como apunta el profesor José Albelda (3) – a través de prácticas mínimas, frágiles y finitas, en las que reivindicar la debilidad, contestando las bases de fuerza y dominio de la cultura tecnoindustrial tan presentes en los trabajos de los norteamericanos y el Land Art, cuyas intervenciones paisajísticas se basaban en el deseo de permanencia. El trabajo de Fulton es, si cabe, todavía más ligero que el de Long. Para él, “los paseos son como las nubes. Vienen y se van” (4).
De sus caminatas, Fulton sólo extrae paisajes, en forma más evidente de fotografías, es verdad, pero también como palabras, recurriendo habitualmente a frases y signos que evocan las sensaciones de un lugar, y también a cartografías y pequeños listones de madera antigua o reglas métricas plegables cuya apariencia tiene una cierta vocación, poética, de orografías.
Para Hamish Fulton, el andar es una peregrinación ritual y un acto simbólico: “Para mí, estar en la naturaleza es una forma de religiosidad inmediata” (5). En sus obras no pretende transmitir tanto una imagen idílica de una Naturaleza valiosa por no estar intervenida, sino más bien representar el ‘yo estuve allí’ o, mejor dicho, ‘yo caminé por allí’, presentando una vivencia directa y extensa con un paisaje que representa luego a través de varios medios, y que podrían resumirse en una foto contundente que se incluyen en el catálogo, la de las desgastadas suelas de sus botas.
Hamish Fulton no siempre camina solo. Denominadas por él mismo como communal walks, las caminatas coreográficas generalmente son urbanas. Una de ellas está programada para el próximo sábado 20 de octubre, precedida de otras como la realizada en el año 2015 por iniciativa de espaivisor, en las inmediaciones de la propia galería en Valencia. En concreto, 30 personas cruzaron en repetidas ocasiones cuatro pasos de peatones, empezando y acabando según el tañido del Miguelete.
Alguna de las pinturas murales descriptivas de esta acción se incluye en la exposición actual. Si nos fijamos bien en el lenguaje, la propia palabra caminata – del italiano, camminata – es curiosa, ya que puede referirse, según el diccionario, tanto a un viaje corto que se hace por diversión, como a justamente lo contrario: a un paseo largo y fatigoso.
Una caminata es tanto el hecho de salir a la calle y cruzar un paso de cebra, como lo es recorrer los más de 300 kilómetros que separan a Riumar de Alicante, y viceversa. La voluntad con la que esto se realice, ya depende del artista.
Ismael Teira
(1) CARERI, Francesco (2002). Walkscapes. El andar como práctica estética. Barcelona: Gustavo Gili., p. 145.
(2) Extraído del libro ROELSTRAETE, Dieter (2010). Richard Long: A Line Made by Walking. Londres: Afterall Books, pp. 42 – 43. Traducción del autor.(3) ALBELDA, J. (1999). «Intervenciones mínimas, poéticas de la preservación». Cimal Internacional. Núm. 51, pp. 49-54.
(4) FULTON, Hamish (1997). Walking Beside the River Vechte. Nordhorn: Stadtische Galerie Nordhorn. Citado por CARERI (2002), op. cit., p.155.
(5) CARERI (2002), op. cit., p. 148.
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