Hábitats saludables | Pepe Cosín
MAKMA ISSUE #05 | Diseño
MAKMA, Revista de Artes Visuales y Cultura Contemporánea, 2022

“Lo primero fue el revestimiento. La persona buscaba salvaguarda de las inclemencias del tiempo, protección y calor durante el sueño. Buscaba cubrirse. La manta es el detalle arquitectónico más antiguo. Primitivamente estaba hecha de pieles o productos del arte textil.
(…) 
Esa cubierta debía colocarse en algún sitio si quería dar suficiente protección a toda la familia. Pronto llegaron también las paredes, para dar protección lateral. Y por este orden se desarrolló el pensamiento constructivo, tanto en la humanidad como en el individuo”
Adolf Loos 
(Principio del revestimiento | ‘Dicho en el vacío’)

Estas palabras del arquitecto Adolf Loos (precursor de la escuela Bauhaus), escritas a principios de 1920 para explicar el origen de su oficio, encajan como anillo al dedo en lo que entendemos como interiorismo: lo que favorece la supervivencia, abriga, protege del frío y las inclemencias. Es como un abrigo hecho a medida.

Portada de MAKMA ISSUE #05 | DISEÑO, realizada por Pepe Gimeno, Premio Nacional de Diseño 2020.

Los interioristas somos los sastres de los espacios. Medimos, cortamos, ensamblamos, y construimos algo con los mejores materiales para conseguir el concepto ideado. Muchas veces, el interiorista se encuentra con un espacio ya predeterminado. Y suele ser una construcción obsoleta, o mal formada. Nosotros debemos pensar ese espacio, analizar premisas y usos, destruir lo que ya no sirve y reciclarlo en algo válido, bello, positivo y anclado en el presente de quienes van a habitarlo.

Creo firmemente en la no frontera entre arquitectura e interiorismo. Son aspectos de una misma profesión que se solapan y funden con vistas a un objetivo común: el proyecto.

Hemos visto demasiadas veces los errores de una buena arquitectura y un mal interiorismo, y viceversa. Y tampoco creo en una jerarquía entre ambas disciplinas. Deben ir de la mano desde el principio si queremos llegar a buen puerto.

Ese revestimiento, la parte tangible, táctil, multisensorial que aportan los materiales de un interior, los muebles, la iluminación…, todos los posibles aspectos y texturas que soportan nuestro hábitat están al mismo nivel de importancia que los volúmenes exteriores de los edificios. Pensar los espacios desde su funcionalidad y necesidades es lo que busca la cultura del proyecto, y eso supone diseñar desde dentro hacia fuera. Pero, sobre todo, significa que las personas y su bienestar deben estar siempre en primera línea de trabajo. Es la premisa que nos dará como resultado un hábitat adecuado.

Y hablando de hábitat, en los últimos tiempos han sido dos los espacios clásicos que más han evolucionado: el hogar y la oficina. Estos dos hábitats han tendido siempre al conservadurismo, la rigidez normativa, por lo que, a la vista de los últimos avances, constituye una auténtica novedad.  Hasta las oficinas bancarias simulan ahora salones de té.

Páginas interiores del artículo publicado en MAKMA ISSUE #05 | Diseño. Imagen de vivienda proyectadas en València a cargo de Pepe Cosín.

También los acontecimientos de los dos últimos años -esa catástrofe que ha supuesto la COVID, el encierro obligado- nos ha instado a cuestionar qué tipo de casa tenemos, y ha puesto de manifiesto todas las carencias endémicas de la construcción típica del desarrollismo y el crecimiento descontrolado. Hemos visto las consecuencias de empecinarse en dar la espalda al urbanismo y arquitectura más básicos. Digamos que ha tenido que sobrevenir el cataclismo para que la sociedad se caiga del caballo y repare en que el lugar donde se habita es importante. Es urgente pensar, analizar y diseñar cómo queremos vivir. 

Siempre me ha parecido que, después de los seres vivos de los que estamos rodeados, lo más importante para nuestra felicidad viene de nuestra casa, esa segunda piel que nos acoge, abriga, sirve y embellece. Un imprescindible al que nos hemos empeñado durante demasiado tiempo en no otorgar la importancia que se merece.  Quizá es que hemos descubierto que una sociedad basada en el dúo productividad/ocio social era, de pronto, completamente inservible. Quizá nos hemos olvidado de quiénes somos y qué queremos hacer cuando estamos a solas, o con los nuestros.

La sociedad de consumo, el mercado, descubrió hace ya un tiempo el potencial del interiorismo, la gran herramienta para destacar entre la competencia. Por ello, todos los espacios públicos, restaurantes, hoteles, shops…, desde las grandes firmas hasta las empresas familiares, son conscientes de que sin ponerse en el lugar del cliente potencial, sin contar con este factor de diseño, es imposible competir.

Sin embargo, cabe destacar el modo en que han cambiado los espacios de trabajo, oficinas y despachos profesionales, que ha traído consigo este nuevo siglo. En el fondo, todo pasa por atender a la misma premisa: poner a las personas, a los trabajadores -y a sus necesidades y bienestar- en el centro de la revolución.

hábitats saludables
Vivienda en Valècia para RGB arquitectos. Foto: Cosín Estudio.

En cambio, esa revolución social aún no ha afectado de manera significativa a nuestro modo de desarrollar la vivienda. Históricamente, las clases dominantes siempre han disfrutado en sus hogares del confort y de la máxima calidad que podía ofrecerles su tiempo, y muchos de esos hábitats estaban destinados a la más palpable representación de su poder. Mientras esperamos que los cambios en la sociedad actual lleguen a las viviendas de nueva construcción, las viviendas ya construidas necesitarán una adecuación a nuestra forma de vivir.

Nuestro trabajo, ahora, es transmitir que contratar a un profesional del diseño para llevar a cabo el proyecto de nuestra vida implica hacer una excelente inversión, la mejor que podemos plantearnos tanto a corto como a largo plazo. Y ahora, desafortunadamente por las circunstancias en que ha venido, es más fácil hacer entender esto que hace unos años.

¿Dónde hemos vivido estos años? ¿De qué manera influye en nuestra salud el lugar donde vivimos?

Todas las preguntas y las reflexiones que podemos hacernos con lo que conocemos hasta ahora sobre el ser humano y su modo de habitar tendrán un lugar este año, al abrigo de la WDC Valencia 2022.

Desde el CDICV hemos creado el marco para ello en el congreso ‘Interiorismo y Salud’, que tendrá lugar en septiembre, coincidiendo con la Feria Hábitat Valencia.

pepe cosín
Vivienda en Germanías. Foto: Cosín Estudio.

Con esta reunión y puesta en común de ideas, nos encantaría abrir el debate a toda la sociedad, para poner en relieve la implicación directa de las maneras de habitar en nuestra salud. Relacionar conceptos como salud e interiorismo puede chocar en principio, aunque estamos convencidos de que son confluentes y concluyentes, y la esencia de la cultura del proyecto. Y también creemos que el espacio a habitar es lo suficientemente importante en nuestras vidas como para merecer un simposio que aborde su estudio desde la antropología, la sociología y la psicología, entre otras disciplinas.

Para ello, desde la junta de gobierno del CDICV, hemos trabajado en cerrar las intervenciones de profesionales relevantes de nuestro país en sus respectivos trabajos, como Juan Luis Arsuaga, Rojas-Marcos, Juan Jose Millás, Ana Lluch y Mara Dierssen, entre otros. Nuestro objetivo es poner de relieve la importancia del diseño. Mucho más allá de la estética. Incluso más allá de la ética. La salud, la relación social, la felicidad personal, el desarrollo emocional, son aspectos de nuestra profesión, como diseñadores de interiores, que creemos que algún día entrarán en los planes de estudio de los constructores de espacios.

Quedáis invitados a descubrir todos los diversos puntos de vista, en esta cita única e irrepetible que tendrá lugar los días 21 y 22 de septiembre en la Feria Hábitat de Valencia con motivo de la celebración de WDC Valencia 2022.

Pepe Cosín
Diseñador y director del Cosín Estudio

Este artículo fue publicado en MAKMA ISSUE #05 | Diseño (junio de 2022).