Postals. Guadalupe Sáez. Teatre Rialto

#MAKMAEscena
‘Postals’ (‘Postales’)
Texto: Guadalupe Sáez
Dirección: Pau Pons y Kika Garcelán
Intérpretes: Verónica Andrés, Carmen Díaz y Alfred Picó
Producción: Companyia l’Horta Teatre
Teatro Rialto
Plaza del Ayuntamiento 17, València
Del 23 al 26 de octubre de2025

El turismo, los viajes y el ocio vacacional son aspectos de la realidad que nos conciernen a todos tanto por activa como por pasiva. Además de disfrutar de estas válvulas de escape cuando es posible, para unos son medio de vida y, para otros, un factor disruptivo en su calidad de vida.

Una reflexión sobre el turismo, los viajes y su evolución en las últimas décadas es la propuesta de ‘Postals’ (‘Postales’), una producción de l’Horta Teatre que en clave de comedia pone sobre el escenario del Teatre Rialto uno de los temas de actualidad que más preocupan a los españoles, aparte de la crisis de la vivienda: el turismo de masas y su impacto en el futuro.

«La compañía l’Horta quería tratar el tema del turismo y, al mismo tiempo, preguntarse si es posible viajar de una forma sostenible y sin molestar al otro», dice la dramaturga Guadalupe Sáez, autora del texto en coordinación con las dos directoras, Pau Pons y Kika Galcerán, que ya han trabajado juntas con anterioridad.

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«Paseando por el rastro, encontré una colección de postales del año 1968 que me sirvió de punto de partida para estructurar una pieza que dura una hora y veinte minutos, en la que se muestra cómo ha evolucionado nuestro concepto de viaje y vacaciones en las últimas décadas. La gran pregunta que recorre ‘Postals’ es si todavía es posible viajar sin explotar, colonizar o destrozar de alguna forma los lugares que visitamos, y sin alterar el ritmo de vida de sus habitantes. Es una invitación a reflexionar, siempre desde el humor, sobre nuestra responsabilidad y sobre cómo tratamos a los demás cuando visitamos sus países».

A diferencia de otras producciones de l’Horta Teatre, como ‘Familia Normal,’ ‘L’Electe’, ‘Els Villalonga’ o ‘L’últim ball’, cuya estructura responde a un esquema clásico, la propuesta dramatúrgica de ‘Postals’ tiene una narrativa fragmentada y un enfoque documental que mezcla ficción y realidad histórica.

A través de saltos temporales, los tres personajes de la obra –interpretados por Verónica Andrés, Carmen Díaz y Alfred Picó– viajan a finales de los años 60 para vivir la aparición de los primeros biquinis en Benidorm durante la etapa del franquismo desarrollista; se trasladan, después, a la década de los 90 y son testigos del enorme desarrollo que experimenta el sector turístico coincidiendo con la expansión urbanística de aquellos años.

A continuación, el trío protagonista salta a los inicios del siglo XXI y observa la llegada de los primeros cruceristas. «Los tres actores se ponen en la piel de distintos personajes que representan diversos perfiles humanos y sociales, y no dejan de entrar y salir de escena a un ritmo vivo y dinámico», explica Sáez.

Los acontecimientos que narra la obra, apoyados por la proyección de fotografías reales, postales antiguas y recortes de periódicos de cada época retratada, culminan en el momento actual, caracterizado por el desbordamiento del fenómeno y el surgimiento de problemas como el impacto medioambiental, la pérdida de la identidad de los destinos vacacionales y los problemas de acceso a la vivienda para los habitantes locales. «El tono humorístico e irónico da un giro hacia un actitud más crítica que haga pensar al espectador», apunta Sáez.

Las directoras Pons y Garcelán consideran que los problemas generados por el turismo son consecuencia de «haber declarado todo un país de interés turístico y, por lo tanto, legítimamente explotable hasta el agotamiento».

La democratización de las vacaciones es un derecho que nos hemos ganado entre todos, pero «somos víctimas y verdugos de la degradación del paisaje, de la deformación del patrimonio y de la dependencia económica del extranjero», matizan. «Sabemos que el modelo de turistificación actual tiene las horas contadas; lo que no sabemos es cómo ni cuando será el final».

Los saltos temporales década a década aportan ritmo y agilidad a la pieza, en la que el público verá muchos cambios de escenario, explican las directoras. «Además de la pantalla de proyección, donde vemos imágenes reales de cada periodo, hemos introducido muchos efectos sonoros y música en directo para trasladar al público a distintos momentos de nuestra historia reciente. Es una obra que conectará con el público de distintas generaciones, desde los que recuerdan el famoso baño de Fraga y las canciones de Julio Iglesias hasta los que vivieron los inicios de la música mákina, pero también con los jóvenes que hoy encuentran tantas dificultades para encontrar un piso de alquiler en las ciudades».

Aunque la obra tiene un claro trasfondo de crítica social, sus creadoras utilizan el contrapunto del humor, la exageración y la capacidad de reírnos de nosotros mismos al pensar en cómo hemos llegado a esta situación. «Hay un equilibrio en todo momento entre el discurso crítico y el tono distendido», concluyen.