#MAKMALibros
‘Sombras’, de Eva Monzón
Editorial Dauro, 2021
Hay escritores instalados en una zona de confort, en un género o registro en el cual se sienten cómodos y realizados. Pero existen también los de tipo explorador, que saltan de una barra a otra cual trapecistas sobre la red protectora de las palabras y su pasión por contar historias.
Eva Monzón es un caso paradigmático. Como ella dice, «busco siempre nuevos modos de contar lo que quiero contar», y aparte de sus novelas ha desarrollado proyectos singulares, como la traducción del diario que llevó Steinbeck durante el proceso de creación de su obra, ‘Al este del Edén’, o la biografía, realizada por varios autores, del sindicalista Joaquín Navarro, una de las víctimas de la Matanza de Atocha. En la actualidad, coordina los talleres de escritura de Fuentetaja, ha escrito también guiones, obras de teatro y domina el lenguaje musical y varios idiomas. Su blog ‘Fragmentos‘ ganó el Liebster Award.
En su última novela, ‘Sombras’ (Dauro), se introduce en la asfixiante atmósfera de las sectas para explorar la manipulación y la mentalidad de quienes necesitan pertenecer a un grupo para sentirse seguros y bien consigo mismos. Con una prosa muy dinámica, escenas breves que saltan en el espacio y en el tiempo, describe los luctuosos hechos ocurridos en un pueblo imaginario donde funciona uno de estos centros de manipulación mental.
La primera impresión que causa ‘Sombras’ es que tiene algo de proyecto experimental, pues funde el lenguaje literario con el cinematográfico, el teatral e incluso el fragmentado de Internet. Imagino que eras consciente de que esa estructura supone un reto para el lector.
En realidad, no es un proyecto experimental, me gusta arropar las ideas de mis novelas como creo que van a contarse mejor. Esta novela empieza por el final, enseguida sabemos lo que ha sucedido, es el eje desde donde saldrán todas las historias que lo han hecho posible: la secta, quienes la crearon, los que la integran, el pueblo y sus gentes donde están ubicados, los investigadores…
Son las historias de cada uno de ellos, sus acciones y decisiones, las que, una a una, sumaron para llegar a ese final, el principio de ‘Sombras’. Contado de otro modo, habría sido algo tedioso. Y sí, creo que el lector se mete mejor en lo que le cuentan si colabora activamente en la lectura, como los impresionistas, que creaban cuadros con puntos, pinceladas breves, para que fuese el espectador quienes completaran la pintura. Es gratificante hacerlo, crear leyendo, observando.
¿Por qué elegiste el tema de las sectas?
Me interesaba contar que todos nosotros, en menor o mayor grado, estamos condicionados por el grupo, que cedemos ante él, y no solo ante una sociedad, que necesariamente ha de tener normas, sino ante grupos que, sin fuerza real aparente, nos hacen actuar de un modo diferente a lo que haríamos si no estuviésemos dentro, y que, quizá, es lo que se busca: delegar en el grupo las propias decisiones, que ellos me diviertan, me diga qué hacer, qué pensar, qué criticar o halagar. Nos dictan y obedecemos. Una secta me pareció adecuado para canalizar esto.
¿A qué tipo de sombras se refiere el título?
Las sombras se refieren a los personajes, todos son sombras de ellos mismos, se han alejado de su propia luz, han dejado de luchar, son gente rota, cada una con sus circunstancias, cansadas, cobardes, todas con necesidad de sentirse parte de algo que las redima, que les dé sentido a todo. Necesitan encontrar un lugar donde poder sentirse enteros, no sombras. Y claro, no lo consiguen, la luz que buscan no está ahí, esa les anula.
La manipulación subyace como tema de fondo. ¿Cómo vives la que sufrimos en estos tiempos de fake news?
Cierto, es la manipulación la que entra en juego cuando existe el grupo, esas normas directas o indirectas, esa necesidad de caer bien para que te acepten, de seguir al líder, a la mayoría, de no pensar porque piensan por ti, ese juego es ancestral, y los hay que saben jugarlo muy bien. A lo largo de la historia, han cambiado las formas, pero no el fondo.
Desde Maquiavelo a Internet, todos buscan lo mismo: poder. Además, no solo se necesita ser manipulado sino manipular a tu vez, es complejo. Las noticias falsas no son novedad en absoluto, solo que ahora se puede acceder a ellas por propia voluntad, entras tú mismo en esa trampa, los manipuladores lo tienen más fácil.
¿Cómo conecta ‘Sombras’ con tus anteriores novelas?
Como dije, cada una es distinta, busco siempre nuevos modos de contar lo que quiero contar: temas distintos, estructuras diferentes, gentes con otro sentir. Me interesa cómo se crean las historias, las acciones y decisiones de la gente. Ese podría ser el denominador común.
¿Ser psicóloga clínica te aporta un bagaje especial para crear a tus personajes?
No, en realidad, es al contrario. Escribir me da bagaje para ser psicóloga, me lo dicen mucho, pero es la verdad. Es justo lo contrario, aunque extrañe.
Coordinar los talleres de escritura de Fuentetaja es una de tus múltiples actividades. ¿A qué atribuyes ese afán que existe hoy por expresarse mediante las palabras?
Ayudar a que otros consigan poner en palabras lo que llevan dentro es siempre interesante. No creo que sea una moda de ahora, el hombre, desde que es hombre, ha necesitado contar historias, la literatura nace de modo oral, seguro que ya en las cuevas, al lado de la lumbre, alrededor de los grandes árboles en África, los buhoneros traían noticias, historias, de lugares lejanos además de sus objetos, lo trovadores medievales… Contar, escuchar, es parte de ser humano.
¿Tu versatilidad creativa te viene de nacimiento o es adquirida?
Creo que se debe a todos mis genes, no hay ni uno que no sea curioso, inquieto, que no desee saber más historias para contarlas, más vida para vivirla.
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