‘Fracasología. España y sus élites: de los afrancesados a nuestros días’, de Elvira Roca Barea
Premio Espasa 2019

Un pequeño país incrustado entre Europa y África logró forjar un gran imperio en el que «nunca se ponía el sol». Lo mantuvo durante tres siglos y al perderlo cayó en un estado de abatimiento y depresión crónico que generó un complejo de inferioridad respecto a sus vecinos del norte, sobre todo respecto al más próximo. Tras un largo paréntesis de oscuridad y aislamiento ese país supo recuperar el tiempo perdido y adaptarse el ritmo del progreso. Entró en Europa, celebró unas Olimpiadas y se convirtió en capital turística mundial. Sin embargo, seguía arrastrando una suerte de mala conciencia sobre su pasado y la maldición de ser una anomalía, de ser diferente. Una mujer ha desempolvado la memoria y ahuyentado a los viejos fantasmas poniendo negro sobre blanco, las cosas muy claras. Los españoles no tenemos porqué avergonzarnos de nuestra historia, ni dar crédito a los aspectos más sórdidos de la Leyenda Negra.

Con un par de libros publicados, Mª Elvira Roca Barea se ha convertido en un fenómeno editorial y objeto de debates a diestra y siniestra. Tras ‘Imperiofobia y leyenda negra’, su segundo título, ‘Fracasología. España y sus élites: de los afrancesados a nuestros días’, ganó por unanimidad la XXXVI edición del Premio Espasa 2019.

Elvira Roca. Imagen cortesía de Planeta.

Los españoles llevamos siglos con la autoestima como nación por los suelos. ¿Se debe a haber perdido el Imperio o también a otras causas?

Se debe a un conjunto de factores complejos. No hay una sola causa. Las etapas postimperiales son difíciles de gestionar. Por otra parte, hay una tendencia al dramatismo, a la búsqueda de males atávicos que habría que corregir, como un pecado original, que ha sido muy cultivada por una parte de nuestras élites. Echarle la culpa a España de todo lo que va mal o de lo que a mí me va mal es muy socorrido.

¿Por qué no se supo contraatacar la Leyenda Negra? ¿Su origen está en el poderío imperial?

Un factor destacadísimo es la lucha contra la hegemonía española desde luego. En la etapa imperial no se prestó la adecuada atención a esto y luego el perfil bajo se adoptó como estrategia de supervivencia. Hay factores políticos relacionados con la dialéctica de imperios y de Estados y también otros religiosos y culturales, o mejor dicho, de supremacismo cultural. Es muy complejo. 

¿Las élites españolas son más elitistas que las de los países del resto de Europa? 

No se puede hablar de las élites españolas como un todo unitario. Mi trabajo trata de un grupo visible desde el siglo XVIII que con distintos grados de intensidad asumió el argumentario de la hispanofobia e hizo de ello un síntoma de modernidad y de europeísmo. Hoy el análisis de esas élites reviste la misma complejidad que en el siglo XIX, con algunos matices diferenciales. Pero esa idea que acabo de decir sigue muy presente y sigue siendo prestigiosa.

¿Nos hubiera ido mejor si Carlos de Habsburgo hubiera ganado la Guerra de la Sucesión?

Si por mejor quiere decir que el imperio hubiera durado indefinidamente, rotundamente le digo que no. Hubiera acabado también, pero de otro modo. Es imposible saber cómo. Los imperios no duran eternamente, ni el español ni ningún otro. Es imposible imaginar lo que hubiera sucedido. 

Portada del libro ‘Fracasología’, de Elvira Roca.

¿Por qué el independentismo no cuaja entre los valencianos?

¿No cuaja? Diría que vamos todos caminando por la senda de la balcanización, cada uno a su modo y en distintos grados. El problema cantonal está presente en toda España. Es un fenómeno viral. Nadie quiere quedarse atrás, todos quieren construir su hecho diferencial subvencionado, su agravio regional y su mito de un pasado remoto e ideal no interrumpido por la irrupción de España.  

¿Se atrevería a aventurar el futuro que nos espera a corto plazo? 

La balcanización alcanzará los niveles del disparate y empezará (ya ha empezado) la reacción contraria. Costará tiempo y será difícil, pero los españoles mejoran mucho enfrentados a la dificultad.

¿Cómo lleva los ataques que ha recibido por escribir y decir las cosas como piensa?

Es un síntoma más de la tensión creciente que se vive en España y que se manifiesta en mala educación, grosería, tendencia al señalamiento político y a la descalificación del que no piensa como tú. La mentalidad totalitaria se filtra por todas partes y uno de sus síntomas es ese. 

Elvira Roca, con su libro. Imagen cortesía de Planeta.