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‘El sueño de la serpiente’
Exposición colectiva por el décimo aniversario de Olga Adelantado como directora de la galería Luis Adelantado
Artistas: Mar Arza, Carmen Calvo, Lucía C. Pino, Milagros de la Torre, Susy Gómez, Mónica Mays, Eva Lootz, Emmanuela Soria Ruiz y Montserrat Soto
Comisariado: Olga Adelantado y Johanna Caplliure
Galería Luis Adelantado
Bonaire 6, València
Del 27 de noviembre al 13 de enero de 2026
Olga Adelantado, para celebrar los 10 años como directora de la sala Luis Adelantado, ha decidido revivir cierto espíritu del pasado artístico de la galería nacida en 1985, sumándolo al más reciente, con el fin de lanzar una mirada renovada hacia el futuro. Para ello, ha contado con la inestimable colaboración de Johanna Caplliure, con la que ha comisariado ‘El sueño de la serpiente’, exposición que reúne a nueve artistas, con Carmen Calvo a modo de eje nuclear sobre el que pivota el conjunto.
“La galería Luis Adelantado siempre apostó por artistas singulares y ahora lo que hacemos es tratar de entender el pasado para construir el futuro. La presencia de Carmen Calvo, artista de los orígenes de la galería, permite establecer ese puente entre dos momentos, dialogando con otras artistas que no pertenecen a la galería”, explica la directora a modo de resumen de su evento celebratorio.
Que la exposición lleve por título ‘El sueño de la serpiente’ no deja de ser un guiño a ese carácter renovador del punto de vista adoptado. “Las serpientes mudan de piel”, subraya la galerista, para quien esa modificación cutánea guarda estrecha relación con la que se ha venido produciendo en el propio cuerpo de la galería Luis Adelantado. Proceso de la que ha sido testigo privilegiado la propia Olga Adelantado, primero al lado de su padre y después por libre, ya como directora de una sala que cumple, a su vez, 40 años.
“Hablamos de una galería con alma de autor y comprometida con la raíz del arte, no con las modas”, subraya Olga Adelantado. Es precisamente esa raíz la que atraviesa el conjunto del anhelo concitado bajo ‘El sueño de la serpiente’. Una raíz que bien pudiera sintetizarse en lo apuntado por Aristóteles cuando dijo que la finalidad del arte era “dar cuerpo a la esencia secreta de las cosas”.

Y quién mejor que la propia Carmen Calvo para mostrar el camino por el que transita ese misterio. Con ‘Un algo tras la puerta’, la artista Premio Nacional de Artes Plásticas en 2013 nos coloca frente a una gran ‘X’ sobre un fondo alfombrado, jugando con la interrogación de la letra y lo textil que la soporta: texto y tejido.
De hecho, el texto y el tejido –textos censurados, crípticos, sugerentes, y tejidos acogedores, desgarradores, matéricos– se van dando la mano a lo largo de la muestra para establecer un diálogo entre la naturaleza y la cultura, lo obvio y lo sutilmente sugerido, entre lo real incognoscible y el intento de ceñirlo con el fin de sentir la interrogación –la ‘X’– que nos habita.
“Hemos cruzado artistas y relatos muy distintos, seleccionando un conjunto de piezas que nos emocionaban y nos hablaban de la psique y de los miedos”, apunta Caplliure, para quien las obras expuestas conjugan “la fragilidad y el empoderamiento”. Una suerte de pulso entre la debilidad de quien se sabe expuesto a la hora de crear y la fuerza que adquiere al comprender –acción de entender y de abarcar el espacio– aquello que se le resistía.
Ese cruce de relatos diversos –de nuevo en torno a esa ‘X’ cuya forma misma es un cruce entre líneas– lo ejemplifican las artistas reunidas en ‘El sueño de la serpiente’: Mar Arza, Lucía C. Pino, Milagros de la Torre, Susy Gómez, Mónica Mays, Eva Lootz, Emmanuela Soria Ruiz, Montserrat Soto y la mencionada Carmen Calvo, quien en ‘Historias’ lo deja claro: “La pintura me está volviendo loca”.
Esta frase, tan borrosa como el rostro de mujer que protagoniza la obra, es palmaria con respecto al trabajo del artista, cuya cordura, en pleno acto creativo, pasa por una fase de enajenación transitoria. El director de cine David Cronenberg lo entiende así: “Cuando estoy haciendo arte, no tengo absolutamente responsabilidad social alguna. Es como soñar”.
De nuevo, ‘El sueño de la serpiente’. Un sueño, no exento de ciertas pesadillas, que cada una de las artistas aquí reunidas despliega de formas diversas, haciendo visible –siguiendo a Paul Klee– aquello que no siempre lo es.

Carmen Calvo tiene otras dos piezas en la exposición que aluden a esa invisibilidad, en este caso, del miedo: miedo a la pizarra en negro asociado a un bate amenazador (‘El décimo día de cada mes’) e inquietud ligada a unos guantes de boxeo colgados sobre el rostro escultórico de una mujer en ‘Jack Johnson’, nombre del primer hombre negro en ser campeón mundial de los pesos pesados, en un tiempo en el que imperaba el más brutal de los racismos.
Hay múltiples relaciones y diálogos entre las artistas y consigo mismas. Relaciones con el tejido o lo textil como materia de investigación: “Me llaman la atención las ausencias”, señala Lucía C. Pino, que trabaja con telas a modo de tejido o texto de vidas anteriores que ella retoma para generar otras posibles existencias. En esto, podemos escuchar ecos de María Zambrano: “El arte parece ser el empeño por descifrar o perseguir la huella dejada por una forma perdida de existencia”.
También Eva Lootz hurga en la materia para dejar constancia en su obra de lo apuntado por Shakespeare: “Estamos hechos de la misma materia que los sueños”. Sueños que lindan con las pesadillas cuando las palabras no llegan a alcanzar la plétora del sentido, caso de Milagros de la Torre en su obra ‘Censurados’; de Mónica Mays, jugando con lo orgánico y lo industrial en un ensamblaje misterioso, o de Emmanuela Soria, cuyo ‘Fuego’ anuncia tanto la irrupción de lo bello como de lo siniestro.

De un carácter más simbólico son las piezas de Mar Arza, cuyas ‘Filacterias del bosque’ vinculan el papel –tipo lazos de papiro que hay que desentrañar– con la corteza del árbol, de la madera como trasfondo; de Montserrat Soto, que sumerge su cámara en las aguas de la Albufera para describir un paisaje tan atractivo como amenazante y amenazado, y de Susy Gómez, cuya estructura acristalada alude a ese ‘Algo en un día de verano’, en tanto vivencia enigmática.
Ese algo de Susy Gómez nos devuelve a ese algo tras la puerta de Carmen Calvo, con la que arrancábamos esta crónica serpenteante. Un algo que atraviesa el conjunto expositivo sintetizado en esa ‘X’ con la que Carmen Calvo diríase que nos interroga, en tanto seres tejidos a base de textos que, de una u otra forma, nos interpelan sin saber muy bien por qué. A esa raíz comprometida con el arte alude ‘El sueño de la serpiente’: el sueño con el que Olga Adelantado empieza ya a dibujar el futuro que le aguarda.

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