Galería Alba Cabrera
Pepe Yagües
Hasta el 16 de marzo
Valencia
C/ Félix Pizcueta, 20

No cometerás actos impuros. Ese sexto mandamiento católico es el que Pepe Yagües (Murcia, 1968) se salta a la torera en su exposición La voz del deseo que hasta el 16 de marzo acoge la galería Alba Cabrera. Más que una voz, lo que Yagües hace es gritar a los cuatro vientos la importancia de la sexualidad en nuestra civilización. A diferencia de los animales, que tienen sus periodos de celo, los seres humanos, quizás para compensar la represión sexual que figura en la base de toda cultura, nos mantenemos en celo permanente a base de erotizarlo todo. Es la manera que tenemos de transformar la violencia o pulsión sexual en acto creativo.
De ahí que Pepe Yagües tenga como principal objetivo de su trabajo el disfrute o placer carnal: su sexo mandamiento. Y lo hace desde dos vertientes: una, lúdico festiva, y la otra, sarcástico mordaz. Ambas atravesadas por el hilo conductor de la violencia. Porque si violento es el acto sexual (reducido en los programas educativos a simple fisiología o comunicación de fluidos), no menos agresivas son las relaciones que se dirimen en el terreno político (diversas ideologías enfrentadas entre sí). Pepe Yagües lo que hace es alzar su voz para que todo ese deseo, más bien pulsión, se manifieste sin tapujos.
Y, al hacerlo, consigue a su vez dos cosas: liberar lo que a todas luces nos constituye (la sexualidad reproductiva y recreativa), y trasgredir el orden (incorrección política) como catarsis diríamos carnavalesca. Para lo primero utiliza dibujos, esculturas e instalaciones que bien pudieran resumirse con el título de una de sus obras: Todos los caminos conducen a Gomorra. A base de maderas, metacrilatos, nogalinas, esmaltes e incluso varillas de paraguas, Yagües construye un universo casi totémico regentado por la sexualidad. Una sexualidad que, lejos de excluir la fornicación pura y dura, la subraya con encuentros pletóricos y cuerpos entregados al goce. Un camino chispeante merced al humor que aportan los títulos de las obras: Tro-pezón (se lo pueden imaginar), o Pensando con la cabeza (no precisamente la de pensar, sino la otra más genital).
Para lo segundo, esa trasgresión del orden, se sirve de políticos en activo, en activísima posición social. Por su obra les conoceréis o reconoceréis: el Rey Juan Carlos, Mariano Rajoy, Ana Botella, Artur Mas, Carlos Fabra o Angela Merkel. Todos ellos dando rienda suelta a su promiscuidad sexual, nacional o simplemente depredadora. En algunas de estas piezas, basta tirar de un hilo para que se establezcan las más diversas y grotescas copulaciones. Aquí sí que Yagües parece referirse al sexto mandamiento para denunciar ciertos actos impuros. Y lo hace, una vez más, inyectando de humor lo que seminalmente produciría cierta mala leche.
La galería Alba Cabrera ha preferido guardar en su armario algunas de las más hilarantes escenas de promiscuidad política. Es el decoro que Pepe Yagües violenta alzando La voz del deseo que atraviesa la treintena de obras expuesta. Un deseo carnalmente sexual y políticamente incorrecto que conviene no pasar por alto, dada su intensa carga creativa y su no menos gratificante descarga adrenalítica.
Salva Torres