#MAKMAEscena
XIV edición de Russafa Escènica
Festival de Tardor
Diversos espacios de Valencia
Del 19 al 29 de septiembre de 2024
Con el lema ‘Fins ací arribarà la mar’ (‘Hasta aquí llegará el mar’), Russafa Escènica alcanza la XIV edición que, según el director artístico del Festival de Tardor, Jerónimo Cornelles, supone un “punto de inflexión”. Lo dijo para proclamar después, en rima con dicho lema: “Hasta aquí hemos llegado”.
Se refería, con ello, a la inestabilidad con la que lleva trabajando cada año -desde hace 14- un equipo de 48 personas para sacar adelante un festival cuyas ayudas institucionales -he ahí su denuncia- en muchas ocasiones no están resueltas a escasos días de arrancar la programación. “Casi siempre es una incógnita saber si contaremos con la ayuda institucional”, subrayó Cornelles.
Por eso pidió a los representantes de las instituciones públicas valencianas, presentes en el acto -por orden de intervención, Álvaro López-Jamar, director general del IVC, Francisco Teruel, diputado de Cultura, Rocío Gil, diputada de Teatres, y José Luis Moreno, concejal de Cultura- que adoptaran las medidas oportunas para que su colaboración con el festival “pueda ser mejor” en un “llamamiento hacia la estabilidad”.
En este sentido, López-Jamar reconoció que, por parte del Institut Valencià de Cultura, la ayuda no había sido todavía resuelta, pero que, dada “la excelencia del trabajo de Russafa Escènica”, la intención del IVC era “seguir apoyando” el festival. Moreno aseguró que, en su caso, las ayudas ya estaban resueltas, pero que había que buscar “fórmulas de cara al futuro para asegurar la estabilidad” del certamen escénico.
Hasta ahí llegó la mar o marejadilla de Russafa Escènica durante su presentación en la Nau Ribes del Parque Central de València. Una mar que, atendiendo a la propuesta del cartel de Ana Duro, donde se ve, a través de una ventana, a una joven tumbada en ropa interior, también puede dar lugar a la misma ambigüedad entre el placer de un festival que cumple ya 14 años de actividad ininterrumpida, y la inquietud que provoca la sola posibilidad de que el agua alcance el nivel de la habitación en la que descansa la joven.
“Es un lema ambiguo y muy poético”, afirmó Cornelles. Lema al que se acogen las diez piezas valencianas de 30 minutos (Viveros), entre las que destacan ‘Sequía’, de la compañía Hacebuenohoy; ‘Nova Ona’, de Paula Peña y Lucía Jaén; ‘Fast and Furius’, de María De Lapera, o ‘Ara que estic a punt d’estar més trist que mai’, de la compañía La Constante.
“Nosotros ponemos un campo donde las compañías siembran sus propuestas”, destacó el director artístico del festival, quien subrayó la “autoficción” como una de las líneas temáticas que más exploran los jóvenes artistas. En los Bosques (piezas de 60 minutos de duración), sobresalen las obras ‘Yo soy 451’, de Xavo Giménez; ‘Hibrit’, de Begoña Tena’; ‘Valparaíso’, de Víctor Sánchez, o ‘Cosica’, de Marta García.
Las propuestas nacionales vienen de la mano de Compañía D’Click, con ‘Latas’; Santi Senso, con ‘Adicto a mí’; Iñigo Santacana (Indubio Teatro), con ‘Juicio al extranjero’, evocando ‘El extranjero’, de Albert Camus, y Ana Donoso, con un montaje aludiendo directamente al lema del festival: ‘Mar o de cómo sobrevivir a un tsunami’.
De nuevo, el placer inquietante sobrevolando Russafa Escènica, con ese mar de aguas unas veces amables y otras turbulentas atravesando el conjunto de obras, y la propia dinámica del certamen. Con 6.700 espectadores de media en cada edición y la intención de “seguir apoyando a artistas emergentes y dinamizar la escena en Valencia” -he ahí el placer del festival resumido por Cornelles-, el certamen navega igualmente por esa inquietud explicitada por su director.
“Tenemos un presupuesto de unos 150.000 euros y el 53% procede de convocatorias de órdenes de ayudas públicas”, de ahí la demanda de Cornelles a los representantes institucionales de un “apoyo firme, fuerte y claro” hacia un festival que afronta “retos importantes” y que necesita, por tanto, de agilidad en los procesos administrativos.
El “hasta aquí hemos llegado” pronunciado por el director artístico de Russafa Escènica se fue entremezclando con las muestras de afecto por parte de los representantes públicos, quienes tomaron nota de todo ello, incluyendo la siempre ardua colaboración con las entidades privadas. “Hay que buscar financiación alternativa”, señaló Teruel.
“Que las empresas privadas destinen parte de sus beneficios a la actividad cultural es algo que no está arraigado en la sociedad española”, aseguró López-Jamar, para quien “incentivar el mecenazgo es un trabajo que requiere tiempo a medio y largo plazo”.
Entretanto, Jerónimo Cornelles insistió en que llevaban 14 años “resistiendo” para seguir fomentando un festival que ofrece “la oportunidad de iniciar su carrera a muchos artistas emergentes”, así como “dar visibilidad a sus propuestas”. Piezas breves (Viveros) y largas (Bosques) que, del 19 al 29 de este mes de septiembre, ocuparán espacios públicos y privados como La Mutant, Teatre El Musical, La Nau de la Universitat de València, Rambleta, Nau de Ribes, Fundación SGAE, salas Russafa y Palmireno o Teatro Círculo.
El mar del lema también alcanzará a comercios que, durante esos días, cederán sus espacios para que el teatro, la danza y el circo los invada, como son los casos de La Canina, Madame Mim, Centre Caterina, Galería Espacio, La Floristería o El abrazo de la china, entre otros.
Como se apunta en el texto que justifica el lema de la XIV edición, “nos acercamos inexorablemente a cambios que afectarán, queramos o no, a nuestra forma de vida. Las alarmas están presentes desde hace más de 50 años”. Y es así, tomando el testigo de esas alarmas encendidas, como Russafa Escènica avanza con una mezcla de placer e inquietud.
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